Prólogo.

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James y Mike me estaban ayudando a tranquilizar a los padres de Natalie, y a los de Sophie. Lamentablemente la noticia de su muerte y la desaparición de Natalie habían corrido más rápido que el agua en una corriente tormentosa, médicos forenses estaban en el patio examinando el cadáver con mi madre sin alguna explicación de lo sucedido. Excepto los padres de Natalie, ellos sabían la verdad. No habían dicho nada de lo que sabían, solo lloraban por la muerte de la chica y el secuestro nuevamente de su hija. Y eso de que no estaba contando de cómo me sentía, era como si estuviera muerto, vacío y sin nada; estaba hueco por dentro. Solo alguien podía rellenar ese vacío, y esa persona estaba secuestrada por el tipo que más odiaba en todo el mundo.

- Sam –me habló James. Sus ojos avellanas estaban opacos y rojizos- necesito que me traigas agua para la madre de Sophie, estoy dándole de toda mis fuerzas para que se mantenga en pie. Y me estoy quedando sin nada.

- Claro –dije con voz vacía- ya te traigo el agua.

Con pasos pesados me arrastré nuevamente dentro de la casa de mi novia, como lo había hecho antes. Me había ido dos segundos y me la arrebataron como si nada. Me sentía tan estúpido e inútil ¿Cómo iba a salvarla? Si ni siquiera sabía dónde estaba ni por dónde empezar a buscar, ni James podía localizarla como otras veces, la conexión entre ella y él estaba desapareciendo. Tampoco podían hablar a través de la mente.

Estaba perdida, y yo también. Pero no me iba a dar por vencido hasta encontrarla y tenerla nuevamente entre mis brazos, sana y a salva. No hasta ver a Luke muerto a mis pies.

Abrí la nevera y saqué una botella de agua mientras llenaba un vaso, y nuevamente salí afuera. Había varios policías que prohibían la entrada a desconocidos a la zona del crimen, mientras que los médicos se llevaban el cuerpo pálido y frío de quien era antes Sophie Adams dentro de una bolsa negra. Sus padres histéricos buscaban respuestas desesperados y sin tener alguna. Mike estaba desconsolado y con la mirada perdida en el suelo incrédulo de lo que estaba pasando. Todos lo estábamos.

Ni hablar de sus dos mejores amigas: Jessie y Candy. James tuvo que tranquilizarlas con su poder y también a Anabel, que quería ir al bosque a buscarla como una loca desesperada. Pero no podíamos perderla de vista a ella ahora, ella era especial como Natalie por la conexión entre James. La conexión entre un ángel y un humano eran raros.

Buscaré la forma de rescatar a Nat, todos lo haremos. Buscaremos todo lo posible, en especial buscaremos ayuda. Pero ¿de quién? ¿Quién podía  ayudarnos? ¿Quién sabía la manera de rescatarla? ¿Quién…?

- ¿Sam? –preguntó James con el ceño fruncido, interrumpiendo mis pensamientos. Lo miré inexpresivo- hay algo que debo mostrarte.

- ¿Qué cosa? –pregunté curioso. Él me hizo señas para que lo siguiera. Lo seguí. Pasamos entre las personas que estaban en el patio hasta que James se detuvo frente a dos personas muy particulares, se giró a mí con cara de asombro.

- Ellos dos dicen saber la forma de encontrar a Natalie –indicó. Abrí los ojos pasmado- saben cómo hacerlo.

Pesadillas Reales La Transformación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora