Capítulo 10 Natalie: Anabel...

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Cuando desperté Luke no estaba en la cama y la luz entraba de un lugar desconocido. Me levanté y me cambié de ropa, fui al baño y después de cepillarme los dientes salí en busca de Luke. Lo encontré después de pasar por varias celdas y habitaciones que me recordaba mis pesadillas, mis torturas, mis años de agonía y dolor. Sin embargo no me inmuté de aquello.

Luke estaba sentado en un sillón de cuero negro con un celular pegado a su oído derecho hablando, supuestamente, secretamente en voz baja. Me volví invisible para poder escuchar la conversación, no debía acostumbrarme a volverme invisible, pues gastaba mucha energía y a veces podía dañarme. Según Chimerius. Me acerqué un poco más, aunque desde esta distancia podía escuchar bien, pero necesitaba escuchar mejor. No sabía si él podía sentir mi presencia como yo a él, sin embargo seguí con el plan de escuchar.

- ¿En serio? –preguntó incrédulo. Parecía ser un tema bastante importante- pues deben hacer lo que les dije, si no todo el plan quedará en vano. Necesitamos todo lo que podamos, y más esto, no la podemos perder de vista.

¿De qué o de quién estaba hablando? ¿Qué era lo que necesitaba para el plan? ¿Acaso no era yo quién era importante?

- Debo colgar, llámame si tienes nuevas noticias –anunció Luke y colgó. Se terminó mi tiempo.

Volví a la habitación lo más rápido que podía y me hice visible, fui al baño y me mojé la cabeza para que pareciera que me había bañado y no sospechara que estuve espiando su conversación. Al cabo de segundos entró con una bandeja con comida y una mirada que no podía describir. 

- Buen día, Natalie –saludó sonriente. Sonreí.

- Buen día, Luke –saludé y me acerqué a él. Dejó la bandeja en una mesa que había cerca y me tomó por la cintura.

- ¿Cómo te encuentras? ¿Te duele algo? –preguntó. Lo miré confuso y luego recordé lo que había pasado la noche anterior…mejor no pensarlo.

- Estoy bien, no me duele nada por suerte –respondí mientras jugueteaba con su camiseta de Metallica como toda una enamorada- ¿qué me traes para comer? Debo mantener mi físico.

Él rió.

- Eres perfecta tal como eres, no necesitas tener un cuerpo perfecto para gustarme –me aclaró rozando su nariz con la mía. Sentí cosquillas en mi estómago. Pasé ambos brazos alrededor de su cuello y lo besé. Besos cortos y luego largos y apasionados. Luego recordé sobre la apuesta y me separé.

- Hey, se supone que tengo mi día libre y una saga completa de libros –comenté sonriente. Él frunció el ceño tratando de recordar sobre de lo que estaba hablando- la apuesta, Luke –le recordé.

- Ah sí, la apuesta –dijo lentamente y luego sonrió- está bien, Nat. ¿Dónde quieres ir y qué saga quieres?

- Quisiera ir a New York para comprar cosas y no sé qué saga comprar –respondí con una risita. Él negó con la cabeza mientras reía por mi respuesta.

- Está bien, pero me temo que te tendrá que acompañar alguien –aclaró. ¿¡Qué!? Lo miré molesta- no es que no confío en ti, pero no debo arriesgarme.

- Pero…-comencé a protestar.

- Un demonio solamente, y te dejo escoger –me interrumpió. ¿Elegir? ¿Un demonio?- puede ser Eriostemón o…

- Chimerius –interrumpí. Él me miró con confusión.

- ¿Quieres a Chimerius? –preguntó incrédulo. Asentí- pensé que lo odiabas…

- Lo odio, pero es el único demonio que conozco y es tu mano derecha –interrumpí nuevamente. Él se encogió de hombros.

- Bien, entonces será Chimerius –acordó con una sonrisa.

Pesadillas Reales La Transformación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora