Capítulo 22 Natalie: Luna Nueva...

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Delineador y sombras negras para ojos, lápiz labial rojo, traje negro y botas negras con taco. Todo para esta misteriosa noche; noche de Luna Nueva. El primer ritual de los nueves. Ya estaba preparada y Luke también, sin embargo no me encontraba con él; el ritual estaba por comenzar en apenas cinco minutos mientras yo estaba llegando en coche con un grupo de Oscuros.

El ritual se iba ejecutarse en el cerro donde íbamos a estar en el punto más alto para tener la luz de la luna directa, aunque no creo que tanta luz íbamos a tener, ya que era luna nueva y no daba mucha luz. Chimerius estaba con Luke y seguramente estaban esperando a que yo llegase para comenzar con el ritual. Me preguntaba cómo iba a ser y qué se iba a utilizar; por más que fuera una Oscura no sabía absolutamente nada de lo debía saber sobre rituales y hechizos, los que utilizaba me salían de forma natural. Unos segundos antes de llegar, estuve observando el tatuaje de mi muñeca derecha; seguía siendo de la misma forma: un par de alas plateadas sin ninguna letra entre medio de ellas. Debía ser negras en vez de plateadas, y debía tener una letra, ya sea la “L” del apellido de Luke o el mío. Pero no tenía nada, y Luke no quería decirme nada. Suspiré molesta porque sabía que me estaba ocultando un montón de cosas que necesitaba saber si o sí. Tal vez esta noche descubra algo, o tal vez no.

Al llegar, bajé y caminé entre rocas y hierbas del cerro hasta llegar al punto de encuentro en la cima. Mientras tanto en que llegaba observé cada detalle del lugar en el que se estaba por comenzar el ritual: más de veinte Oscuros con capas negras formaban un círculo rodeando un pentagrama invertido. Alrededor había antorchas llameantes que iluminaban lo suficiente para ver todo lo que había en el cerro. Luke y Chimerius se encontraba en uno de los lados del pentagrama, y me observaban mientras caminaba hacia ellos. Cuando llegué y me acerqué al pentagrama, me di cuenta que en el centro de él había un saco grande con algo adentro que se movía.

Miré con el ceño fruncido el saco tratando de pensar qué había dentro de él. ¿Un animal? ¿Una…persona? Pero…

- Bienvenida, Nat –saludó Luke sonriente. Sonreí en su dirección, pero una sonrisa forzada. El saco que se movía me tenía preocupada- ya que estás aquí podemos comenzar. Chimerius –llamó al demonio que me observaba de una manera que no comprendía- descúbrelo –ordenó moviendo la cabeza hacia el saco.

El demonio entró en el pentagrama y con rapidez, sacó el saco mostrando a una joven chica de unos quince años. Mi estómago se revolvió. Estaba semi desnuda y con las manos y pies atados, y amordazada con una tela gruesa en la boca. Sus ojos llorosos y confundidos se movían por todas partes hasta posarse sobre mí. Su mirada me pedía auxilio a gritos, pero lo único que hice fue mirar a Luke inexpresiva. 

- ¿Qué es esto? –pregunté hacia Luke refiriéndome a la chica. 

- Esto, es lo que necesitamos para esta noche –respondió sin problema mientras giraba alrededor del pentagrama. Chimerius salió y se paró donde estaba antes. Luke se acercó a mí y me tomó por ambos brazos- ¿tienes un problema con eso? –me preguntó serio con su mirada fija en mí.

- No –respondí neutra mientras me giraba hacia el pentagrama- comencemos. 

Luke asintió triunfante y los demás Oscuros se tomaron de las manos para comenzar con el ritual. Chimerius seguía con su mirada fija en mí mientras que la chica gemía del miedo sin poder moverse del lugar. El aire estaba frío y corría brisas invernales que hacía que mi piel se erizara un poco, no necesitaba un abrigo, el calor que desprendían las antorchas era suficiente. No sé de dónde sacó Luke el libro que tenía en sus manos y no sé cómo Chimerius había hecho aparecer una mesilla con varias herramientas y cosas en ella. Luke me llamó para que me acercara; fui sin decir nada y dando una mirada hacia la chica que seguía gimiendo del miedo. Luke me miraba como si estuviera esperando algo de mí, pero ¿qué esperaba? Lo miré profundamente a los ojos y el bajó la mirada para leer algo en el libro que tenía en manos, sin embargo seguí mirándolo como si quisiera leer su mente pero sin poderlo hacer.

Pesadillas Reales La Transformación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora