Capítulo 27 Sam: Chimerius...

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- ¿Chimerius? –pregunté sorprendido. El demonio asintió divertido. Anabel se acercó hacia mi lado con el ceño fruncido.

- ¿No es el mismo demonio que me poseyó? –preguntó con un medio gruñido. El demonio volvió a asentir. Anabel gruñó- esa maldita bestia…

- ¿Por qué te mandó a decirnos eso? Seguramente es una trampa –terminé en susurro para mí mismo. La bestia se acercó a mí y me miró.

- No lo es, él quiere ayudar porque mi señor quiere lo mismo –repuso serio mirándome con sus feos ojos amarillos.

- ¿Tú señor?

- ¿No te estarás refiriendo a Lucifer, no? –intervino Mike un poco asustado. Mis padres observaban con cautela y algo de temor. El demonio asintió. Mierda. ¿Lucifer ayudándonos?

- No se confíen mucho, Nephilims. No significa que todo vaya a salir bien –anunció la bestia antes de desplegar sus alas semitransparentes y volar hasta el cielo sulfuroso del Inframundo.

- No tengo ni idea de que significa lo que dijo ¿alguno lo sabe? –pregunté mirando a todos. Todos negaron- Bueno, no hay que perder más tiempo, debemos irnos a buscar…

- Sam, cálmate –ordenó Ethan. Suspiré molesto.

- ¡No puedo! ¡Ya escucharon a esa bestia, debemos apresurarnos! –estallé como loco.

- Puede ser que sea una trampa, Sam –repuso tranquilamente mi mamá- no estamos del todo seguro en estos tiempos, es peligroso. Además, estamos sin recursos ni energía; si tenemos que luchar perderemos.

- Está bien, está bien –murmuré molesto y pasando mi mano sobre el cabello- es que…la  quiero de vuelta –terminé angustiado- no puedo seguir más sin ella, la necesito conmigo.

- Awww, Sam –musitó mi madre mientras me abrazaba. Posé mi cabeza en su hombro- todo va estar bien.

- Nunca lo está –murmuré cansado. Ella suspiró cansada.

- Lo sé.

Nos apartamos y nos dirigimos a nuestra casa de la ciudad para descansar; todos querían tomarse una semana de descanso pero para mí eso era demasiado tiempo, una eternidad. Pero no quedaba otra que esperar, no podía ir por sí solo, pues me matarían. 

Los carruajes no funcionaban en estos momentos así que teníamos que ir en pie, pero de pronto sentí una fuerte brisa que me daba a saber que llegaba Blackey, mi caballo Oscuro. Sonreí orgulloso, él sabía cuándo necesitaba su ayuda. Venía corriendo a toda velocidad y cada vez estaba más cerca, me posicioné porque sabía lo que tenía que hacer, saltar y montarlo aún en movimiento. Lo había intentado varias veces, y en esas varias veces, fallé; pero ahora estaba seguro, sabía que podía hacerlo. Todos se apartaron de su camino para dejarlo pasar y no ser atropellado, yo ya estaba preparado.

- Sam… -empezó a advertirme mi padre. No le hice caso, iba hacerlo…Blackey ya estaba cerca…ya…ya… ¡Ooooh! ¡Lo logré! - ¡Sam!

Mi padre gritó enfurecido. Tomé el control del caballo y me dirigí colinas arriba donde podía estar a solas en este mundo infernal. Blackey cabalgó a toda velocidad sorprendiendo unos que otros Oscuros y demonios; no  muchos tenían caballos Oscuros, eran muy raros pues ellos te elegían y ser elegido era algo sorprendente hasta para un Oscuro; significaba poder y lealtad. Aunque todavía no entendía por qué fue hacia Natalie… ¡eso es! ¡Blackey podría encontrarla! Envié mis pensamientos a él <nos podíamos comunicar de esa manera> y él relinchó como respuesta…significaba que sabía dónde estaba…estaba cerca.

- Vamos, Blackey, tú puedes encontrarla –murmuré mientras aumentaba su velocidad.

Me llevó entre el bosque oscuro de la colina donde casi nadie iba allí, porque se decía que era peligroso…pff todo Dark Country era peligroso y toda vida Oscura también lo era. Así que dejé que Blackey me guiara porque ya no podía ver casi nada por la niebla y el humo amarillento del azufre; un humano normal no podría soportar este tipo de ambiente, pero un Oscuro sí, porque nuestro organismo estaba preparado para todo este tipo de cosas; al menos que sea ácido sulfúrico infernal, eso te destruía más que la piel.

Pesadillas Reales La Transformación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora