Capítulo 26 Natalie: Él te necesita...

30 2 0
                                    

Habíamos salido de Dark Country pero no del Inframundo; Luke quería ir aún más bajo, o sea, el mismísimo infierno. Me quería negar a ir pero él estaba tan absorto en ir que no quise molestarlo, pero aun así me detuve antes de bajar por un agujero negro; una puerta para el primer círculo del infierno. Había leído el libro de La Divina Comedia de Dante Alighieri y por lo que leí, el infierno no era nada lindo. Sabiendo que estaba en él.

- No quiero entrar allí, Luke –comenté con voz gruesa. Él se giró a mí con una mirada sagaz.

- No temas, no nos quedaremos por mucho tiempo –repuso y avanzó hacia el agujero, pero se detuvo al darse cuenta que seguía parada allí sin moverme- es importante ir.

- Ve tú, yo me quedo aquí –repuse cruzándome de brazos- no quiero conocer el infierno.

- No te pasará nada. Ahora, ven –ordenó haciendo señas para que avanzara. No me moví.

- No –objeté furiosa- ¡ni loca entraré! ¡Es el infierno!

- ¡Es tu hogar! –gritó él- ¿tú que crees? Le servimos a Lucifer.

Mi estómago se revolvió y me sentí enferma. Yo no quería servir a nadie, y menos al mismísimo…diablo. 

- No te hará nada, Nat. Confía en mí –comentó tranquilo y tomando de mis manos- nada te pasará.

- No quiero ir y punto –regañé mirándolo- no es por miedo, es que…no sé, no quiero.

Luke me miró unos segundos, agachó su cabeza y suspiró. Levantó su mirada a mí.

- Está bien, no vengas. ¡Ustedes! –le gritó a un par de Oscuros que esperaban detrás de nosotros- acompáñenla al recinto.  Te veré más tarde, no hagas nada imprudente.

Asentí con un nudo en la garganta, me sentía como si estuviera por morir. Chimerius me observaba y sonrió al verme tan mal. Luke entró y lo perdí de vista. Los demás empezaron a entrar mientras Chimerius aguardaba en la entrada, aun mirándome fijamente mientras cambiaba a su forma real de demonio. Los dos Oscuros que me iban a llevar de vuelta a casa me llamaban para que los siguiera, pero no podía quitar la mirada al demonio. Cuando me giré, me encontré cara a cara con él.

- Aunque no lo sepas, él te escucha y te siente –me habló Chimerius misteriosamente- estás en su territorio y negarse a entrar a su casa es como una ofensa para él; mejor ten cuidado.

- No me asustas, Chimerius –repuse aburrida pero sí, tenía miedo de que fuera verdad lo que había dicho. Él sonrió.

- Deberías tenerlo, si lo sigues provocando, actuará. Y créeme, no es nada lindo su presencia cuando está molesto.

- Supongo que siempre lo está –repuse sarcásticamente.

- A veces –escuché una voz que me heló la sangre inmediatamente. Chimerius desvió su mirada para mirar detrás de mí y sonrió triunfante, luego volvió su mirada a mí. No me atrevía girar y mirar, sabía quién era- me gustaría que me mirases cuando te hablo, Natalie –dijo mi nombre como un susurro de sufrimiento y odio.

Tragué saliva duramente y lentamente giré. Esperaba ver un horrible monstruo demoníaco pero la verdad era que no lo era. Era posiblemente el hombre o chico más hermoso del todo el planeta. Era tan hermoso que dolía mirarlo: sus ojos eran un celeste glacial y luminoso, su cabellera era de un rubio dorado como  los rayos del sol, y su rostro era como si estuviera esculpido en el mármol más caro y delicado del mundo. Totalmente perfecto…y tenía que admitir que tenía cierto parecido a Luke, bueno, más bien Luke tenía un parecido a él. 

Lucifer me observaba con deleite y una expresión en su rostro que me incomodaba, pero no parecía hostil ni agresivo, más bien un hermoso y tranquilo ángel.

Pesadillas Reales La Transformación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora