Capítulo 11 Sam: Estamos cerca...

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Doce minutos habían pasado desde que Mike se había marchado y ya me sentía terrible. Terriblemente solo e inútil. Moría por sentir los cálidos besos de Nat y ver sus hermosos ojos. ¿Por qué tenía que sufrir tanto? ¿Por qué se la llevaron a ella y no a Krista? No podía de dejar de pensar ni un segundo en Natalie y la posibilidad de que sea cierto la relación con Luke, hasta pensarlo me daba asco.

Miraba mi celular donde la pantalla aparecía el contacto de ella y me tentaba en marcar “llamar” esperanzado de poder escuchar su voz que hacía vibrar mi cuerpo de alegría y placer. Pero sin embargo no lo hice, sabiendo que nunca iba a contestar. De mi bolsillo saqué su collar de ángel y lo observé por unos segundos; aunque tenía una parte de James, no me hacía daño porque la portadora no lo estaba usando. Suspiré triste y volví a guardar el collar. Cada objeto o sentimiento me hacía recordar a ella. Lo que más extrañaba era su sonrisa, su tacto, su calor y sus regaños…directamente extrañaba todo de ella. Era el elixir de mi vida, y ahora que estaba perdida, mi vida también.

Al rato, los raritos llegaron con James sin preguntarme en dónde me había ido, solamente James se acercó y me palmeó la espalda. Ya no me molestaba que el plumero me hiciera esas cosas, ya le tenía confianza. Él se fue a la cocina y lo seguí.

- Mike ya está en camino –le anuncié mientras él estaba de espaldas. Se giró y me miró por un rato- ¿qué?

- Nada, solamente quiero que te quedes tranquilo. Él estará bien, seguro que la encontrará sin ningún problema.

- Eso espero –murmuré no muy convencido. James me seguía mirando tranquilo mientras bebía agua.

- Debes tener más confianza en tu amigo, Mike es muy listo. Hasta creo que es más listo que tú –repuso James. Lo fulminé con la mirada- solo era una broma, Sam. 

- Si claro, plumero –mascullé. Él rió negando con la cabeza. Salí de la cocina encontrándome con los raritos. Éstos me miraron aburridos- ¿qué miran? –pregunté molesto mientras me sentaba en el sillón para ver televisión. 

- Encontramos un nuevo rastro –habló Maya haciendo omiso a mi malhumor- pero también es vieja.

- Entonces no sirve de nada, si van a hablarme, que sea algo de verdad importante y necesario–me quejé. Por el rabillo del ojo vi a Tyler levantarse de su lugar molesto y Maya le siguió. Otra vez solo.

- Si sigues así, nadie te dirá nada –escuché a James. Me tapé la cara con las manos y gruñí como un animal. Me levanté y me largué a mi habitación solo.

Esta búsqueda estaba acabando conmigo y con mi esperanza. Pero no podía dejarlo atrás, no hasta encontrarla, no podía dejarla. No era propio de mí, si amaba algo no lo dejaba ir fácilmente, luchaba por ello. Yo lucharé a muerte por ella. Haría por ella lo que jamás nadie hizo por mí.

Pensar que solo hacía dos meses que la he conocido y no puedo dejar de pensar en ella ni un milésimo de segundos, era como una droga, era adicto a ella y no había ningún centro de rehabilitación para este tipo de adicción que sentía por ella. Ella era una única droga, sin manera ni ayuda para poderla dejar, y no quería dejarla.

Estar tirado en la cama no era nada beneficioso, pero al menos me ayudaba a tranquilizar mi humor y nervios que estaban por explotar, y cualquiera podría salir herido. No intencionalmente claro, no quería que nadie saliera herido por mi culpa, no sin ninguna razón. En fin, seguí tirado en la cama con una almohada encima de mi cabeza para no oír nada de nada, y sin darme cuenta, me dormí.

“No entendía por qué estaba en la escuela en días de Navidad, y más si estaba desnudo. En realidad estaba en bóxer en el frío y vacío pasillo, pero ¿por qué estaba así? Sin pensarlo dos veces, corrí a mi casillero por ropa, si es que había dejado algo allí. Cuando llegué, puse la clave y abrí. Vacío. Maldije en voz baja, y de pronto, escuché pasos en el pasillo. Me giré bruscamente hacia el sonido, pero allí no había nadie. Estaba temblando por el frío y no tenía nada para cubrirme. Me volví al casillero para cerrarlo y nuevamente escuché ruidos de pasos pesados. ¿Qué mierda estaba pasando?

Pesadillas Reales La Transformación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora