Pesadillas Reales La Transformación.

Epílogo.

- ¡No sé qué es lo que debo hacer! –chillé histérica después que todos se calmaron por la revelación de los Illuminatis- ¡Se supone que Luke no puede hacer nada sin mí! Luke no terminó el ritual así que por ahora todo está bien…

- Cumplió con su objetivo –me interrumpió Sam sin mirarme a los ojos- ya eres una Oscura o lo que sea…lo demás depende de ti y el destino.

- No voy a destruir el mundo… ¿Pero cómo es posible que sea una Illuminati y una Oscura al mismo tiempo? –indagué hacia Maya o Tyler, cualquiera que pueda responderme.

- Hay muchas cosas que nos queda por explicar –respondió Tyler- primero debemos saber qué ángel dio su bendición hacia ti y Anabel, porqué ambas sois iguales pero una más poderosa que otra y cómo es que eres eso; una Oscura y una Illuminati –terminó y respiró para continuar- hasta para nosotros nos parece imposible, eres un caso especial.

- Gracias, eso ya lo había pensado –comenté sarcásticamente. Me sentía sofocada, necesitaba aire puro- iré afuera.

- Es mejor que todos salgamos –adjuntó James- todos necesitamos aire.

Todos salimos afuera por separado. En el fondo estaban los establos seguramente con mi yegua Iris y mi caballo Oscuro Sombra…Sam estaba yendo para ahí. Me dispuse a seguirlo sin hacer caso sobre lo que me había dicho sobre acercarme o hablarle. La Luna llena brillaba en lo alto del cielo, ni cuenta me había dado de que ya era de noche. Seguí mi caminata hacia los establos donde estaba Sam…

- ¡Aaaaaaaay! –chillé por el repentino dolor de cabeza…y en la muñeca. Levanté mi muñeca izquierda y vi un profundo corte…- ¡Aaaaah!

- ¡Natalie! –James gritó y me giré a él que señalaba hacia arriba a la Luna…Oh por Dios…la Luna era roja como la sangre. Miré mi muñeca y estaba sanada.

El dolor había desaparecido, pero algo me inquietaba…

- Natalie –escuché un susurró en lo profundo de mi mente. Una voz fría como el hielo- el ritual se ha completado…

Oh no.

- La destrucción ha comenzado –susurré. Y todos escucharon lo que dije. La destrucción había comenzado.