Capítulo 30 Natalie: Sangre...

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El Jeep negro se sacudía por el camino rocoso haciéndome golpear contra la puerta del vehículo. Gruñí.

- Chimerius ¿podrías tener más cuidado? –me quejé. Él me lanzó una mirada por el espejo retrovisor.

- No es mi culpa –gruñó. Rodé los ojos y me sujeté para no saltar dentro del Jeep.

Luke iba en otro Jeep acompañado por otros Oscuros mientras que yo estaba a solas con Chimerius. Entre el movimiento y todo me crucé hacia el asiento delantero para hablar mejor.

- ¿Qué pasará en esta noche? –pregunté mirándolo y tratando de no golpearme con la puerta.

- Ya verás –respondió sin más. Rodé los ojos nuevamente.

- En serio, Chimerius ¿qué se usará?

- Sangre.

- ¿De quién?

- De alguien.

Gruñí. No entendía por qué me hacía esto. Él sonrió con una sonrisa torcida.

- Eres un tonto –repuse con voz molesta. Él rió fuertemente.

- Gracias.

Continuamos en silencio durante todo el viaje, hasta que se formó un silencio incómodo. El aire estaba lleno de una energía rara que se producía entre nosotros…

- ¿Chimerius? 

- ¿Hmm? –gimió mirándome medio sorprendido por haber roto el silencio.

- ¿Luke sabe sobre los sentimientos que sientes por mí? –pregunté vacilante. Su rostro quedó inexpresivo, no dijo nada por un momento hasta que suspiró y me miró nuevamente.

- No –respondió con voz trémula.

- ¿Y qué pasaría si lo supiese? –pregunté y él se giró a mí bruscamente con los ojos abiertos.

- ¿No le habrás dicho o sí?

- No, nunca lo haría, puedes confiar en mí –respondí.

- Confío en ti, pero a veces abres la boca sin querer.

Iba a objetar pero me di cuenta que tenía razón; reí sin pensarlo y Chimerius me miró sin entender por qué lo hacía, pero al final terminó riéndose por igual. Detuvo el vehículo y me miró intensamente. Le sostuve la mirada sin saber qué pensar, solamente me quedé viendo sus hermosos ojos esmeraldas. Chimerius, a la velocidad de un rayo, se acercó a mí y me tomó la cara para besarme. No lo impedí, dejé que me besara…sus labios sobre los míos se sentía sumamente raro, pero increíblemente asombroso. Eran suaves y cálidos; abrí la boca permitiéndole la entrada de su lengua chocando con la mía. Guau, tenía un sabor raro pero delicioso. Recordé que una vez un demonio me besó en el bosque de mi casa y que era asqueroso, pero la boca de Chimerius era más que un manjar. Él me besó por unos minutos más y luego rompió el beso al alejarse. Gemí porque quería que me siguiese besando. Sus ojos brillaban más que antes y jadeaba por el beso. Suavemente acarició mi labio con las yemas de los dedos mientras miraba a mis ojos y luego los desviaba hacia mi boca.

- Se te corrió un poco el labial –me informó con una media sonrisa mientras seguía acariciándome el labio. Yo no decía nada porque miraba a sus labios embobada; quería besarlo pero no sabía si iba a aceptarlo. Chimerius volvió a su lugar y puso en marcha el Jeep sin decir más nada.

Sin embargo yo seguía mirándolo como si estuviera petrificada. Pues lo estaba, nunca había imaginado cómo sería besar los labios de Chimerius, creo que me quedaré muy perturbada con esto, lo único que iba a pensar en estos días eran en los labios de él. Mi mente repetía su nombre de una forma melosa y seductora…

Pesadillas Reales La Transformación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora