Capítulo 43 (¿Dónde están?)

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Degel notó que Kardia demoraba en salir de la cabaña. Una extraña sensación de preocupación por su hijo comenzó a recorrer su cuerpo. Lentamente fué acercándose a la puerta con curiosidad pidiendo a los dioses que nada malo estuviera pasando.
Sin embargo solo encontró a la pareja de su hijo discutiendo con Kardia.

— ¡Milo es una persona responsable! Jamás haría algo así — Gritó Kardia perdiendo la paciencia ante los reclamos del gemelo.

— ¡Qué está ocurriendo aquí! — Llamó Degel en un tono autoritario — ¿Dónde está mi hijo?

Saga se dio cuenta que era el padre de Camus no desaprovechó la oportunidad de querer fingir preocupación ante la situación de que no estaba, usaría las cámaras a su favor.

— Que tal querido suegro... — Sonrió ladino al decir esto — Me da gusto verlo ¿Sabe? ¡Estoy muy preocupado! Llevo algunos días aquí para cuidar de mi Camus porqué Milo no está apto para hacerlo, hoy justo tenía la oportunidad perfecta para nosotros dos cuando comenzaba a recordarme y...— Fingió unas lágrimas — Milo lo secuestra — Respondió tratando de verse preocupado por el joven conductor.

Degel al escuchar eso no pudo evitar voltear a ver repentinamente a Kardia muy preocupado — ¿Es cierto eso? — Cuestionó nervioso al darse cuenta que su hijo efectivamente  no estaba en la cabaña.
Dio pasos lentamente caminando para atrás sin quitarle esa mirada preocupada a Kardia.

— Espera copito... — Susurró Kardia tratando de tomarlo del brazo para que no siguiera retrocediendo pero justo en ese momento el galo corrió hasta la recámara donde dormía su hijo esperando encontrarlo.

— ¡Camus ¿Dónde estás?! — Gritó con todas sus fuerzas corriendo por toda la habitación abrió las demás puertas, el baño, el clóset... y nada, solo las maletas de Camus y Milo que estaban debajo de la cama.

Sacó su móvil de su bolsillo para marcarle al celular de su hijo esperanzado que le contestara, grande fué su sorpresa al darse  cuenta que estaba vibrando aquel aparato bajo la almohada donde dormía el joven galo.

Kardia hizo lo mismo, comenzó a llamarle a su sobrino para que le diera de una vez por todas una buena explicación. Él jamás le había enseñado a ser así de irresponsable, y si en dado caso tuvo la osadía de desaparecer junto con el hijo de Degel, que por lo menos avisara.
Se metería en graves problemas si Camus no aparece por culpa de su sobrino, necesitaba saber la buena razón por la cual Milo actuó de esa manera.




En el Santuario, Aioria llevaba alrededor de dos horas intentando buscar la manera de entrar, pero nada le funcionaba.
De pronto miró que llegó un camión con mucho material, comenzó a acercarse con sigilo cuando el vehículo se estacionó frente a la puerta. De pronto se bajó el acompañante del chofer para comezar a descargar el material de utilería  que llevaban en la parte trasera del camión.

— Es mi oportunidad — Susurró acercándose con cautela, para su buena suerte el chofer estaba entretenido con su celular, tomó una de las cajas del camión y entró haciéndose pasar como un simple ayudante.

El guardia a cargo de vigilar la puerta solo miró que llevaba una caja perteneciente al camión, observó a Aioria pasar pero no le tomó importancia, siguió bebiendo su refresco que tenía en su mano derecha.

El castaño se sintió más aliviado al ver que nadie lo cuestionó, dejó la caja donde estaba el resto de material y siguió su camino, dispuesto a buscar al dueño para ayudarle a su hermano, necesitaba explicarle que su hermano es inocente en todo el alboroto que estaba por suceder.

Con cautela abrió una puerta que lo llevó a un gran pasillo, al centro se podía divisar un hermoso jardín, donde al parecer estaba ambientado el lugar para hacer alguna toma.

— ¡Oh por todos dioses cariño!.

Esa voz hizo que Aioria se girara para ver a la persona que se le acercaba de manera repentina.

— Tú eres perfecto para esto.

— ¿Disculpa? —  Respondió el castaño al ver que ese sujeto de cabellos azul celeste, con un lunar debajo de sus ojos y una rosa adornando su cabello, se le quedó observándolo desde la cabeza a los pies... Cómo si lo estuviera analizando.

— ¿Trabajas aquí?

— No, perdón por entrar así es que yo... —  Aioria no terminó de hablar, solo sintió que aquel sujeto lo tomó del brazo y lo llevó hasta donde estaban grabando en ese lugar del jardín.

— ¡Ya no hay de que preocuparnos! — Gritó el sueco pasando frente a las cámaras.

— ¿Encontraste algún remplazo Dita? —  Cuestionó Shura dejando a un lado la cámara con la que estaba grabando aquellas tomas que pertenecían a un nuevo programa.

— ¡Si! Me encontré a este chico merodeando por aquí... Tiene muy buen cuerpo varonil, su cabello rebelde, mirada seria... Será el nuevo protagonista de esta nueva novela que sacaremos pronto —  Dita tomó el brazo del castaño y lo jaló frente a los demás — ¿Cómo te llamas?

—  Aioria —  Dijo en un tono serio, después levantó si vista para observar a todas aquellas personas que lo miraban atónitos.

— Muy bien Aioria... Tu nombre lucirá muy bien con nuestra actriz de renombre — Dita se acercó a una dama muy hermosa, cabello rojizo, ligeramente rizado — Te presento a Marín... Ambos harán un papel muy importante como pareja para la nueva novela que se está rodando aquí en el Santuario. Bienvenido joven.

— ¿Qué? —  Cuestionó asombrado, eso no se lo esperaba, nuevamente dirigió su mirada a esa bella mujer de mirada tierna, de tan solo imaginar que tendrá que actuar como pareja de ella, sentía un escalofrío recorrer todo su cuerpo — Shaka va a matarme  — Susurró mientras el equipo de maquillaje y diseño lo llevaban a otro sitio para poder caracterizarlo.






Perdido sin rumbo fijo entre la maleza del bosque... Milo llevaba en sus brazos a Camus. Tuvo que recurrir a una mala idea para poder sacarlo sin hacer mucho escándalo.
Usar un poco de formol para dormirlo, quizá lo que hizo no estaba bien, pero no dejaría que Saga se aproveche de la amnesia del galo para sacarle provecho.

Se sentía débil, sin poder dar un paso más, cayó de rodillas en el pasto. Bajó lentamente al galo para poder acostarlo sin lastimar la pierna de su amado conductor.
Comenzó a desmayarse justo a lado de Camus...

Pasaron unos minutos, cerca de ahí estaba un camino muy rústico.
Una pareja que al parecer vivía por ese lugar se dio cuenta de aquellos hombres inconsciente en el suelo.

— ¡Rigel por allá! — Señaló la joven.

— Vamos Kyoko, quizá necesiten ayuda — Ambos dejaron la canasta donde llevaban algunas frutas silvestres del lugar y corrieron para auxiliarlos.

— Están con vida... Hay que llevarlos a nuestra cabaña — Respondió Rigel tomando al galo entre sus brazos.

— ¿No serán gente mala? — Cuestionó la chica preocupada al verlos de esa manera.

— No lo sé, pero mientras me llevaré a este joven... Cuida del otro, en lo que regreso.

Rigel se llevó a Camus, dejando Kyoko cuidando de Milo...

Saga aprovechó el momento con las cámaras en vivo, ofreciendo una recompensa si alguien daba información de Milo y por supuesto de Camus...

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Buenas noches mis queridas lectoras... Les traigo otro capítulo más.
Les deseo que los reyes les traigan sus regalos.
Yo pedí a los caballeros dorados... Ojalá me los traigan 😅
Me conformo con mi Deuteros.
Un abrazo, las quiero 🥰🥰

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