Capítulo 49 (Saga vs Milo)

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¿Que más le faltaba a Milo en esta vida para terminarla de joder?
Justo a quien menos quería ver, estaba decidido a dar todo por su adorado conductor, pero no se esperaba que ese molesto sujeto estuviera aquí.

— ¿Donde dejaste a mi Camus? — Cuestionó tratando de intimidarlo caminando cada vez más cerca de él.

— Ahora si te importa ¿No? Déjame decirte que está lejos, muy lejos de tu alcance.

Esto hizo molestar mucho al gemelo mayor, tomó de la camisa a Milo de manera intimidante — Estas rencillas que tu y yo tenemos las arreglaremos de una vez por todas... Aquí no está Camus para que intervenga — Después de decirle esto lo soltó para irse a golpes con él.

Milo también respondía los golpes, no por nada Kardia le insistía mucho cuando era joven que aprendiera algo de artes marciales, siempre le dijo que era mejor aprender a defenderse.

Saga tenía más masa muscular, pero eso no le era de ayuda, porque Milo demostraba ser más hábil.
Esquivaba los golpes,  Milo le alcanzó a dar un puñetazo en el estómago. Entre el forcejeo ambos cayeron al suelo intentando seguir hasta que uno de los ya no pueda.

— Pagarás muy caro el haberte entrometido en mi camino Milo — Murmuró molesto forcejeando con él.

Sus ropas ya estaban muy sucias y rotas por tantos jalones que se daban, si alguien los viera de esa forma pensarían que son unos vagabundos disputándose un mendigo trozo de pan.

— ¡Camus jamás se casará contigo Saga!

— ¿Porqué estás tan seguro? — Cuestionó con malicia — Si todo lo tengo a mi favor.

Milo dejo escapar una risa malévola, le daría donde más le duele... Su orgullo.
Levantándose del suelo, limpiándose la boca por los ligeros rastros de sangre que tenía, miró de frente a ese detestable sujeto — ¿Qué se siente ser el pasivo de alguien? — Susurró sonriendo de lado.

Saga no había escuchado bien — ¿El qué?

Eso era lo que quería Milo, provocarlo. De ante mano sabía que ese encuentro que tuvo con Aioros, Saga no lo recordaba — ¡Dije: ¿Qué se siente ser el pasivo?! — El grito que dio Milo fué suficiente para que una parvada de avecillas de los árboles cercanos salieran volando después de ese grito.

Al escuchar eso apretó sus puños con molestia, quien se creía ese tipo para hablar mal de él, sentía unas ganas inmensas de acabar de una vez por todas con ese tipo que solo ha hecho más que estorbarle en su camino desde que lo conoció...










En la cabaña de Rigel y Kyoko:

Varios policías se habían desplegado en lo más profundo del bosque.
Tenían la orden de encontrarlos a como diera lugar, un par de policías pidieron entrar a la cabaña.
Rigel y Kyoko estaban en la puerta muy nerviosos, no sabían que responder.
Shoko se había percatado de ello, de manera repentina cerró su puerta y cubrió a Camus con unas sábanas.

Escuchó unos pasos que venían rumbo a su habitación, tenía que pensar en algo... — Esto será muy vergonzoso, discúlpeme joven Camus.

Tomó suficiente aire y se colocó sobre del galo cubriéndose con otra frazada.

La puerta se abrió repentinamente, eran los dos policías... Querían que se los tragara la tierra, porqué lo que miraron era algo muy comprometedor.
La joven de cabellos rojizos estaba en una situación incómoda con quien creyeron que era su pareja.
Los policías quienes estaban atónitos, cerraron la puerta de manera repentina disculpándose por su intromisión.

Al ver que se fueron, Shoko de manera inmediata se bajó del joven galo, agradecía que estuviera aún inconsciente.
A los pocos segundos escuchó que hablaba entre sueños repitiendo el nombre de Milo.

— Joven Camus, incluso en sueños busca a Milo — Susurró y nuevamente lo volvió a cubrir con las sábanas — Yo quisiera un amor sincero como el que Milo le profesa a usted — Se dijo para si misma.

Afuera de la  cabaña, el par de policías pidieron disculpas muy apenados, también para decirle algo más a Kyoko.

— Lamentamos haber entrado así, nos pidieron buscar en cualquier rincón al joven Camus Labelle... Por cierto... Su hija está demasiado ocupada, así que no vayan a interrumpirla — Después de decir esto ambos hicieron una reverencia frente a la joven pareja dejándolos asombrados.

— Pero... Es mi hermana, no mi hija — Susurró Kyoko sin entender a esos tipos que se iban.









Saga y Milo no cedían, seguían haciéndose de palabras antisonantes.

— Eres despreciable — Susurró Saga tirando al suelo al asistente de su pareja.

— ¿No te mordiste la lengua Saga? — Preguntó levantándose del suelo para tomar a Saga de la camisa.

— ¡Camus me conoció primero!

— ¡Pero yo llegué para alegrarle la vida... Yo soy el anónimo de sus regalos... Porqué yo si lo quiero para bien!  — Al decir esto señaló al gemelo menor con molestia — Camus se merece un amor puro y sincero, no tus intereses de por medio.

Saga estuvo por darle otro golpe, pero fué Milo quien se le adelantó, nuevamente lo tiró al suelo, sin embargo no se había dado cuenta que la policía al escuchar los disturbios corrieron para ver que pasaba.

Reconocieron de manera inmediata a Milo quien era señalado como culpable y secuestrador.
Lo inmovilizaron con las manos a su espalda.

— Tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra en un tribunal. Tiene a la asistencia de un abogado durante su interrogatorio. Si no puede pagarlo, se le asignará uno de oficio. ¿Entiende usted estos derechos? — Dijo uno de los policías mientras tomaba a Milo de una manera violenta.

Saga se levantaba con ayuda de los demás policías, sonrió al ver que ya tenían a Milo detenido.

— El que rie al último... Ríe mejor Milo — Susurró Saga con malicia al  ver la cara de asombro del asistente de Camus.

Milo tragó grueso, el hecho de ayudar a Camus le había salido muy caro...









No demoró mucho en que llegara Saga nuevamente a la cabaña que le pertenece a su padre y al molesto de su tío.
Con una sonrisa victoriosa ya se había deshecho de Milo, solo era cuestión de que lo interrogaran para que dijera sobre el paradero de Camus.

Las cámaras no se hicieron esperar para cubrir la noticia, pero uno de ellos comenzó a pasar sobre los demás.
Con su micrófono en la mano preguntó con malicia:

— Señor Saga... ¿Qué  se siente incursionar en el mundo de vídeos para adultos? — Cuestionó Surt con malicia, después de todo ahora tenía que hacerle caso a Kanon.

El gemelo mayor no entendía nada, después se le vino a la mente lo que Milo le dijo, bajó de una manera molesta el micrófono y le susurró molesto — ¿De donde sacaste todo esto Surt? — Tomándolo de la camisa de una forma grotesca.

Surt solo sonrió...

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