Capítulo 48 (Por ti lo haré)

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La búsqueda por saber sobre el paradero de Camus comenzaba, Saga esperaba a Shion quien llevaba a varios policías de investigación.

Degel solo estaba esperando a Kardia quien había ido a buscar alguna persona de la carretera que los llevara del otro lado del bosque. De preferencia quería una camioneta vieja para que los llevara lo más profundo posible del bosque, algo que su auto no le daría oportunidad al ser de tipo citadino.

- Vamos copito... Encontré una camioneta que nos podrá acercar al siguiente poblado, conociendo bien a Milo no pudo ir lejos. Necesitamos adelantarnos - Respondió Kardia tomando de la mano a Degel para llegar hasta donde estaba el sujeto que los llevaría.

- ¿Aquí se quedará tu auto? - Cuestionó al ver que dejaban todas sus.pertenencias  a excepción de sus celulares.

- Si, no pasa nada... Vamos.

Deuteros también se acercó corriendo hasta donde estaban ellos - Kardia... Asmita ya no tarda, viene con Manigoldo, así seremos más.

- De acuerdo, sea lo que sea hay que buscar algo antes de que ellos lo hagan - Susurró Kardia mirando a Saga quien se hacía el preocupado frente a los medios.

Degel estaba por decir algo pero la voz de su fiel contador y gran amigo lo sacó de sus pensamientos.

- ¡Degel, ya estamos aquí! - Saludó Asmita caminando hasta donde estaba ellos, a su lado venía Manigoldo también.

- ¡Mi vida! - Corrió muy animado Deuteros para saludar de beso a su amado rubio mientras lo tomaba de la cintura y le daba vueltas animado.

Manigoldo rodó los ojos al ver esa escena romántica - Por favor... Cuando acabe esto tendrán tiempo de hacer eso - Después de decir esto se acercó a Kardia para saludarlo y también a Degel.

- Me alegra verte Manigoldo, como siempre estás en las buenas y en las malas - Respondió Kardia estrechando un abrazo con él.

- Hay que darse prisa, esta noticia ya se volvió un desastre en la televisión, en la radio - Contestó Manigoldo mientras veía todo el relajo que se había armado en la cabaña.

- Ya estamos en eso... Un señor nos llevará en su camioneta hasta el siguiente poblado. Caminando, quizá Milo no llegó tan lejos.

- Vámonos entonces, que esperamos - Respondió Deuteros metiéndole presión a los demás para ganarle a los demás, se subieron a una camioneta, un poco oxidada por el tiempo y el uso pero Kardia le había ofrecido una buena paga al señor que los llevaría.







A los pocos minutos llegó Shion, acompañado de Dohko y detrás de ellos varios policías de investigación. Saga fué el primero en acercarse a ellos en tono de preocupación.

- Shion, que bueno verte por aquí - Saludó Saga abrazando a su jefe de cabellos verdes, mostrando preocupación. Aunque Dohko lo veía de los pies a la cabeza, desde aquel incidente con él cuando Aioros y él fueron a verlo, le quedó el mal sabor de boca aquella discusión sin sentido de ese hombre de cabellos azules.

- Cuando encontremos a Camus tenemos mucho que aclarar sobre su accidente, lo que nos urge en estos momentos es encontrarlos - Respondió Shion con voz autoritaria.

Todos el equipo de varios policías se adentraron a lo más profundo del bosque, Saga fué tras de ellos.
Shion y Dohko se quedaron en la cabaña por si algo sucedía, o tenía la vaga esperanza de que por lo menos Milo apareciera en ese lugar.

- No sé porqué pero jamás he confiado en Saga - Contestó Dohko colocando su mano sobre el hombro Shion.

- No sé que pensar Dohko, Surt dice que fué Saga el que orquestó todo esto pero al llegar aquí se ve muy preocupado por Camus.

- Puede ser que las apariencias engañan Shion, debes de buscar la respuesta con suma inteligencia... Hay que conocer ambas partes - Contestó Dohko regalándole un guiño a Shion.












Comenzaba la movilización en el bosque, seguido de uno que otro helicóptero sobrevolando el lugar.
Recargado en la puerta de aquella cabaña donde los habían acogido, Milo se dio cuenta que la búsqueda se volvía más intensa, pero de eso esa seguro una cosa...

Esos movimientos eran de Saga o de alguien más, porqué su tío y hasta Degel harían lo que fuera por buscarlos por su propia cuenta.
A lado de él se encontraba Shoko.

- Milo... ¿Esto se está complicando no? - Cuestionó la joven al ver que de lejos seguían uno que otro helicóptero, sobre volando el lugar.

- No tengo opción... ¿Donde está tu hermana y Rigel? - Preguntó muy nervioso entrando a la cabaña buscándolos. 

- En la cocina, están preparando una infusión para Camus, su fiebre no cede - Contestó la joven Shoko siguiéndole los pasos.

De manera repentina entró a la cocina - Por lo que más quieran ayúdenme - Dijo Milo tomando de la mano a Kyoko con una mirada sumamente preocupada.

- ¿Qué necesitas Milo? - Susurró la joven de cabellos obscuros.

- Escondan a Camus si viene la policía. Yo me adentraré al bosque para que puedan encontrarme ellos...

- En pocas palabras ¿Te vas a entregar? - Cuestionó Rigel levantándose de la silla, no podía creer lo que escuchaba.

- No tengo opción, así les daré tiempo de que venga el padre de Camus y quizá hasta mi tío por él. Los conozco a la perfección, tengo una corazonada que ellos vendrán, sea cual sea la situación - Dijo Milo tratando de controlarse.

- Pero... Milo - Susurró Shoko preocupada.

- Si viene la policía seguramente Saga querrá llevárselo y manejará todo a su conveniencia. No puedo dejar que pase eso, yo... - Se quedó callado por unos segundos - Yo lo hago porqué siempre lo he amado. ¡Por lo que más quieran, es lo único que les pido, les prometo que si hacen esto los recompensaré de la mejor manera! - Gritó muy animado esperando que aceptaran a su súplica.

- Descuida Milo, Camus está en muy buenas manos - Susurró Kyoko regalandole una sonrisa al joven heleno, después dirigió su mirada  a Rigel - Lleva a Camus a la habitación de Shoko.

Milo sintió un gran alivio al escuchar que lo ayudarían y se concretó a darles una explicación rápida sobre el físico de Degel y de Kardia por si llegaban buscando a su amano Camus.

Antes de salir depositó un beso en la frente del joven galo a  manera de despedida...









Era evidente que la policía se movía más rápido que Saga, se fue quedando atrás por tratar de seguirles los pasos.
Llegó el momento en el que no supo para donde se dirigía.



Milo por su parte se había salido de la cabaña, al menos tenía la certeza de que  Camus estaba en muy buenas manos, de ese tipo de personas que a los pocos minutos te brindan su confianza.

Comenzó a correr lo más lejos que pudo sin rumbo con tal de servir como carnada, así le daría tiempo a Degel o a su tío de llegar por su propia cuenta a buscar a Camus.

No demoró mucho corriendo cuando sintió que el aire comenzaba a faltarle, decidió sentarse en una gran piedra que estaba cerca para descansar un momento.

Sin embargo no se dio cuenta que a lado de él estaba a quien menos quería ver en esos momentos, de manera repentina alzó la mirada y a su lado estaba él.

- ¡Saga! - Gritó Milo con voz desafiante.

- Milo - Respondió sonriendo ladino.

Ambos se dedicaban una mirada amenazante...

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