Capítulo 31 (Cuidaré de ti)

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Deuteros como se lo prometió a Degel, los llevó a su cabaña, fué largo el trayecto, una hora aproximadamente ya que el lugar se situaba a las afueras de la ciudad.

Cuando llegaron Milo se quedo asombrado, rodeado de naturaleza, se podía respirar aire limpio, no como la ciudad donde todo es un ambiente denso debido a la gran población y la tecnología, una sensación de paz para la vista de cualquiera, el dulce sonido proveniente de la fauna de ese místico lugar . Frente a la cabaña estaba un lago que les daba el mejor paisaje del lugar... En ese lugar Camus sin duda podrá descansar sin problemas.

Deuteros estacionó su auto, se bajó y le entregó sus llaves a Milo para que pudiera abrir.

-Por favor Milo, en lo que llevó a Camus- El moreno tomó al galo quien dormía profundamente y se lo llevó entre sus brazos para poder llevarlo a la recámara.

Milo abrió la puerta para que pudieran pasar y se quedó admirado por esa cabaña, el olor característico de la madera era suave para su olfato, muebles rústicos y cortinas blancas, más al fondo una chimenea con leña a su lado.

-Tu cabaña es bonita Deuteros- Halagó Milo.

-Esta casa le pertenecía a mi padre, pero al morir la heredamos mi hermano y yo- Contestó Deuteros mientras caminaba llevando a Camus en brazos.

-¿Tienes un hermano?- Preguntó Milo con curiosidad.

-Si, un gemelo... Solo que su piel es más clara que la mía, es la única diferencia- Contestó mientras pasaba a la recámara y acostaba delicadamente a Camus.

-¿Y vive contigo?- Cuestionó Milo.

-¿Mi gemelo? Ja, ja, ja, ese hombre casi no lo veo, quien sabe que será de su vida. Solo supe que tiene hijos pero casi no viene por acá, así que no te preocupes Milo, nadie vendrá porque pocos conocen que esta cabaña es mía- Deuteros le hizo una leve caricia a la cabeza del sobrino de su amigo.

-Gracias por permitirnos quedarnos acá Deuteros- Dijo Milo mientras salían de la habitación y regresaban al auto para bajar toda la despensa que habían pasado a comprar antes de llegar a la cabaña.

-Ni lo menciones Milo, así como Kardia es importante para mi, tu también lo eres... Te deseo suerte con Camus-

-¿Suerte?- Preguntó confuso.

-No estoy ciego como para darme cuenta que te gusta el hijo de Degel- Respondió con una sonrisa.

-Bueno yo... Este...- Milo no sabía que decir porqué era verdad, ahora se daba cuenta que todos notaban la manera en la que veía a Camus- Además usted también ama al papá de Camus- Respondió sin querer tratando de desviar el tema.

-Ja, ja, ja, lo admito me enamoré de Degel pero ese camino ya lo tiene libre tu tío... Además es hora de mirar a alguien más ¿No crees? Solo te digo suerte porqué por el momento no recuerda nada, tendrás que tenerle suma paciencia para que nuevamente recupere la memoria.

-De eso me encargaré no hay duda- Contestó Milo con una felicidad inmensa como un pequeño niño.

-Bien, te dejo las llaves... Tendrás todo aquí funcionan las cosas a la perfección, cualquier cosa que suceda llámanos ¿De acuerdo?- Deuteros se acercó a Milo para abrazarlo y despedirse de él.

Después salió para despedirse de Asmita quien venia detrás del auto, pero se había quedado dormido en todo el camino cuidando a Camus, Milo sonrió al verlo de esa forma porqué su cabeza estaba acomodada en el respaldo mientras sostenía el libro que Camus estaba leyendo.

-Me despides de Asmita que viene perdido en el mundo de los sueños- Contestó Milo mientras veía al moreno subirse al auto.

-Claro y ya sabes Milo, nos avisas como van... Quizá Degel quiera venir en estos días para ver a su hijo- Deuteros se despidió y nuevamente encendió el motor del auto para regresar al hotel.

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