Capítulo 52 (Confrontación)

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Camus no tenía la menor idea de donde podría estar Milo, tomó aquella chaqueta negra y se la colocó.
Aún desprendía el aroma característico de su asistente, una fragancia de notas verdes, maderas y cítricos.

Aún la cabeza le dolía pero necesitaba saber más de Milo y sobre todo ¿Donde estaba?
Tomó su celular y bajó a la sala esperando que Asmita pudiera ayudarle a recordar.
Cuando llegó notó que seguía profundamente dormido, tampoco quería despertarlo ya que tanto como Asmita y Manigoldo lo habían estado cuidado a todas horas del día.
Dejó escapar un suspiro, estaba por darse la vuelta pero el celular del rubio comenzó a vibrar.
Se acercó para ver de quien era, ese nombre lo conocía a la perfección era un mensaje de voz de Deuteros.
Rápidamente lo tomó de la mesita de centro y lo abrió para escuchar lo que decía.

Asmita mi amor... Hoy en la noche es el juicio de Milo, quieren apresurar las cosas y
estamos perdiendo toda esperanza, tienen que traer a Camus lo más pronto posible, quizá sea de ayuda aunque no recuerde nada...

Después de escuchar esto se asombró, no podía creer lo que escuchaba.
Nuevamente dejó el celular en la mesa y con pasos sigilosos comenzó a caminar a su habitación.
Poco a poco recordaba, la última vez ellos estuvieron en la Isla Milo, puede ser que ese joven siga allá.

— ¿Porqué Milo está en juicio? — Se preguntaba a si mismo mientras sacaba dinero de una cajita de madera que guardaba en su clóset.

A nadie le daría molestias... El mismo llegaría a la Isla para saber de una vez por todas lo que pasaba.

En su celular comenzó a buscar el número de alguien que pudiera ayudarle alguien ajeno a su círculo cercano.
El primero en salirle en su lista de contactos era Shura.

Comenzó a marcarle, aunque demoraron en tomar la llamada.
Una voz muy diferente le había contestado.

— ¿Si?

Camus se quedó pensando por unos momentos tratando de recordar a quien pertenecía esa voz pero no lograba recordarlo — ¿Bueno? — Respondió muy nervioso.

— ¡Camus eres tú! Por todos los dioses,
estás bien...  Shura dejó aquí su celular
Pero descuida, soy Aioros ¿Qué
Necesitas?

El joven galo se quedó pensando unos momentos, pero escuchar las voces de los demás le ayudaban a recordar y él era mano derecha de su jefe Shion — Así es Aioros, estoy tratando de recordar y necesito un favor muy grande.

—¿Qué necesitas Camus?

— Viajar a la Isla Milo pero sin llamar la atención de las personas, no me siento muy bien como para lidiar con la gente. Pero es en  calidad de urgencia.

            —  Ven a la empresa, toma un taxi y  aquí hablamos, te ayudaré en lo
que pueda.
Shion no está

Camus suspiró más tranquilo, le agradeció su ayuda a Aioros y terminó la llamada. Tomó sus cosas y con pasos lentos se fué a su auto, sabía que aún tenían esos papelitos que Milo le había dejado pero eso era lo de menos. Salió con su auto lleno de papeles de los cuales se iban volando con el movimiento del auto.

Se fué sim avisarle a alguien, ni siquiera a Asmita.








Cuando llegó a la empresa, dejó su auto en el estacionamiento, varios de los trabajadores del lugar se impresionaron al verlo, algunos se acercaban con el propósito de hablar con él pero solo le importaba una cosa y esa era llegar a tiempo a su destino.
Si Milo estaba en problemas era hora de devolverle el favor así como Milo cuidó de el sin esperar algo a cambio.

Al llegar a la oficina fué recibido por Aioros quien lo esperaba en la entrada de la oficina.
Camus le explicó lo poco que llegó a recordar, pero tampoco sabía porqué era acusado Milo de manera injusta.

El castaño trató de explicarle lo que sabía por palabras de Shion, le mencionó que su jefe ya se encontraba en la Isla Milo para ver si podían arreglar algo.

— ¡Si así son las cosas, debo llegar lo más rápido posible!— Exclamó sobre saltado, si el juicio de Milo se lleva a cabo en pocas horas, llegar a la terminal del aeropuerto no le sería de mucha ayuda.

— Solo podríamos llegar en helicóptero, El Santuario cuenta con dos, sugiero que nos vayamos en uno de esos, el destino de Milo depende de ti.

Sin perder más el tiempo, Camus asintió y dejó que Aioros le ayudara a caminar para llegar a tiempo...












Esa misma tarde sería dictada la sentencia que definiría el futuro de Milo.
Deuteros hacía su trabajo defendiendo al sobrino de Kardia ante la corte.
Sin embargo Saga había manipulado la versión y la historia a su favor, con dinero sobornó a varios de ellos para que todo saliera en contra de Milo.

— ¡Esto es injusto! — Exclamó Deuteros aventando los papeles sobre la mesa.
Todos estaban en el juicio que se le llevaría a a cabo al joven Venizelos.

Milo trató de mantenerse calmado, al menos sabía por palabras de su tío que su querido conductor estaba lejos de Saga y esa era su tranquilidad.

— Ya no te esfuerces Deuteros, Saga está haciendo todo a su favor, solo les pido que... Si entro preso no dejen que Camus se case con Saga — Al decir esto no pudo evitar soltar unas pequeñas lágrimas — Solo lo quiere por interés.

Deuteros dio un suspiro, estaba por decirle algo cuando escuchó que fué llamado Surt para dar su testimonio en contra de Milo.

Ese hombre de cabellos rojizos se acercó con nervios para tomar su lugar a lado del juez y declarar lo que según Saga le sugirió, algo que fuera en contra del asistente de Camus.
Estaba por dar su testimonio cuando la puerta se abrió de manera repentina.

— ¡Objeción!.

Se escuchó una voz que hizo que todos los presentes se giraran para observar a esa persona que acaba de llegar interrumpiendo el juicio.

Milo levantó su mirada, giró levemente para ver de quien se trataba, esa voz la conocía a la perfección. Ahí estaba en la entrada con una mirada fría y seria, el amor de su vida... Llevaba puesta su chaqueta, quería correr para abrazarlo pero fué Saga quien se levantó  y se acercó para tratar de demostrar ante todos que era el novio ideal.

Tomó a Camus de la cintura y lo atrajo más a él, sin embargo el joven galo se safó de sus brazos y con la mirada seria se acercó hasta donde estaba el juez.

Cuando se paró justamente en medio cerró sus ojos y tomó un poco de aire para hablar.

Deuteros no se esperaba que Camus llegara en el momento específico.

— Desconozco los cargos que le dan a Milo Venizelos pero... Si se trata de mi quiero decir de una vez por todas que mi asistente es inocente, jamás buscaría hacerme daño.

Saga al escuchar eso apretó sus puños molesto y chaqueó la lengua para poder acercarse a él, tratando de que ya no hablara más.

— Vamos Camus mi amor, si estás mejorando lo ideal es que descanses  este lugar no es para ti — El gemelo mayor intentaba sacarlo porqué no contaba que  Camus llegara por cuenta propia.

— ¡No! — Se negó rotundamente.

— Por favor Joven Labelle, estamos en plena audiencia — Suplicó el juez al ver el disturbio que se había generado en la sala.

— Por eso vine porqué Milo... — Se quedó callado por unos momentos — Él es el anónimo de mis detalles.

Esto dejó sin palabras a Milo, porqué Camus aún guardaba parte de las notas con las que robó su corazón.

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