Capítulo 14 (Rosas rojas)

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Sueños... solo sueños, solo es donde te tengo cerca de mi corazón, mi pasión no tiene fin, muero por tenerte junto a mi.

Besaba cada rincón de todo ese cuerpo que era su perdición. Con sus hábiles manos acariciaba esas piernas perfectamente tonificadas, ese vientre plano, mientras veía como su amado conductor se estremecía ante las caricias de su asistente.

Se acercó a ese delicado cuello del galo y comenzó a besarlo y a su vez aspiraba el aroma que su cabello viridían desprendía...

Ligeras marcas en el cuello, para no ser notadas por Saga. Se acercó nuevamente al rostro de Camus y comenzó a besarlo con frenesí.

Ambos cuerpos emanaban sudor por el momento, fricción entre ambos miembros que estaban más que despiertos, ansiando liberar toda aquella esencia blanquecina...

-Camus... no sabes cuantas veces he soñado contigo, yo soy aquel que te acosa de día y de noche, soñando estar a tu lado-

-Milo, me alegra que ese admirador secreto seas tú...

-Permíteme demostrarte todo lo que he guardado para ti.

-Vamos Milo quiero descubrirlo...

Milo estaba justo en el punto exacto donde ambos serían uno solo, después de haber visto ese cuerpo escultural que dejaba todo a la imaginación, hasta que... La hora de despertar había llegado. La alarma comenzó a sonar.

-¡¡¡Con un demonio!!! Nunca puedo terminar mis sueños en paz- Bufó molesto Milo mientras tomaba su almohada y la aventaba por el coraje del momento.

Y sí, desde que se le ocurrió espiar  a Camus le ha sido muy difícil controlarse. Ahora cuando lo tenía de frente sus manos comenzaban a sudar, su corazón latía cada vez con más fuerza, ya no tenía la fortaleza de mirarlo de frente. Ahora se había convertido en sus sueños más eróticos, ansiando algún día ser el privilegiado de probar, tan solo una vez, aquella piel de porcelana y ser el dueño de aquellos labios del galo.

Sin perder más el tiempo y dejar de maldecir su mala suerte al ser siempre interrumpido por su alarma, se levantó sin muchos ánimos y se fue a bañar. Cuando se quitó su ropa de dormir, listo para entrar a la regadera, notó aquel bulto entre sus piernas que le dolía por la excitación de sus sueños más íntimos...

-Bueno ahí va de nuevo, otra en honor a Camus- Sin perder más el tiempo entró a la regadera, mientras comenzaba a masturbarse para liberar ese sufrimiento de su miembro por culpa de sus pensamientos.

Dicen que cuando  estás presente en los sueños de alguien más, para ti es difícil conciliar el sueño. Eso le pasaba justamente al galo, sin saberlo estaba presente en los sueños de alguien, y menos sabía que era el actor principal de los sueños placenteros de su asistente.

Esta semana entera a  Camus le ha costado descansar, sumándole toda la carga de trabajo que tiene. Esta semana ha sido mucho más pesada, estaba a una semana de hacer el programa especial que se realizará en vivo. Todo lo estresaba, sin más remedio, se levantó con mucha esfuerzo de la cama y comenzó a prepararse para otro día más de trabajo.

Cuando Camus llegó "Al Santuario", se encontró con su pareja Saga, quien iba algo molesto después de hablar con Shion. Al divisar a su pareja, detuvo su andar para saludarlo y hablar con él.

-Buenos días mi amor- Saludó Saga mientras depositaba un rápido beso en la comisura de los labios del galo.

-Buenos días Saga, te noto algo molesto- Respondió el galo mientras miraba aquel rostro tenso de su pareja. En realidad no le importaba mucho.

-Como no voy a estar molesto si Shion cambió el día que tengo que salir de viaje. Se supone que saldría a los 10 días después de que grabaras el especial-

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