Capítulo 3 (Un golpe de suerte)

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Mientras pasaban los días, Milo cada vez estaba más emocionado por ver media hora más a su querido francés, seguía su rutina de siempre, anhelando algún día poder mirar a Camus, sólo eso.

Cada vez que en las revistas o periódicos salía un artículo o foto sobre él, Milo guardaba esas notas y colocaba las imágenes en portarretratos para seguir admirando a su querido galo.

Lo admitía a veces hasta besaba las fotos, imaginando que era realmente su amado conductor.
Quizá Aioria tenía razón, se aferraba a lo imposible y nunca conocería al galo, pero no perdía las esperanzas de que solamente una vez, una sola vez pudiera mirarlo de frente.

Milo se encontraba como de costumbre en su trabajo, platicando con Aioria mientras este leía el periódico.

— En serio Aioria, desde que veo ese programa me he cultivado de información, ahora si puedes preguntarme lo que quieras.

— Te afecta ver una hora completa la tele, ya mejor busca otra cosa en que entretenerte — Respondió Aioria sin quitar la vista de su periódico.

De pronto un chico de cabellos rubios lacios y sedosos entró a la tienda para observar los distintos precios de las televisiones de plasma.

— Es tu turno Aioria, te toca atender, aparte es tu cliente favorito — Se burló Milo.

— Eso no es cierto, me desespera que es distinto — Contestó dejando sobre la mesa su periódico. Se levantó de su lugar y caminó hasta donde estaba ese joven, su trabajo después de todo era mostrar los productos de la tienda.

Milo se sentó en el lugar donde estaba su compañero sentado y tomó el periódico. Comenzó a leerlo, cambiaba de páginas, np encontraba algo de su agrado, hasta que llegó a la parte de ofertas de trabajo.

— Mmm vacantes...— Siguió leyendo hasta que llegó a una que le llamó la atención.

— La máxima empresa de televisión "El santuario" solicita personal para diferentes áreas. Interesados presentarse en la empresa con solicitud y papeles en regla, de 9:00 am a 13:00 pm, Único día. Puerta cinco acceso por la calle Rodorio.

Milo terminó de leer esta oferta de trabajo y no podía creerlo claro. Estaba en la tienda trabajando, pero fueron más su ganas de la emoción que soltó un grito de felicidad, todos los presentes se le quedaron viendo, incluso Aioria volteó a mirarlo, pensó que algo malo le pasó a Milo y corrió ayudarlo.

— ¡Milo que te pasó!— Exclamó Aioria asustado por su amigo.

— ¿Yo? Nada... Es que vi algo que me emocionó... Mira — Respondió Milo enseñándole el periódico a su amigo.

— Y yo preocupándome por ti, Milo idiota... tienes suerte que esté ocupado, sino unos buenos golpes ya te hubiera dado — Respondió Aioria y se fue a seguir con su labor del trabajo.

Estaba decidido, mañana intentaría ir para solicitar trabajo en "El Santuario" ahí existía unamayor probabilidad de encontrarse con su gran amor de la televisión, aunque solo fuera de lejos, podría admirarlo desde la sombra.





A la mañana siguiente, por primera vez en su vida, Milo se levantó desde muy temprano y con muchos ánimos, esperaba ser de los que fueran contratados por la empresa, así buscaría la forma de ver a Camus. Tomó su desayuno de manera rápida, como si su vida dependiera de ello... y vaya que si dependía.

Pidió permiso en su trabajo para no laborar, el pretexto que dio fue que iría al médico, pero su amigo si sabía la razón... Aioria trataba de bajar a Milo de las nubes y nunca lo lograba, sabía perfectamente que su amigo intentaría ir a la entrevista.

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