veintidós

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Zayn tocó su puerta por ahí del medio día. Vestido con un pulcro traje Louis Vuitton magenta oscuro, se había perfilado la barba, el pelo a los costados con un rasurado en el uno, un copete estilizado que se curveaba al final quedando ondulado. No cargaba los lentes de descanso, su mirada se veía más intensa, y enseguida le atrajo hasta él con uno de sus brazos que le tomó de la cintura, de ese traje gucci azul, pegándose a sus labios, depositando un suave beso. 

—¿Crees que le guste este Domaine de La Romanée-Conti?—le cuestionó saliendo de su pequeña ensoñación, cuando su boca le liberó. Zayn sonrió de forma corta. 

—Le encantará. 




Le abrió la puerta de su convertible, jamás había visto ese modelo en particular. Zayn condujo con cuidado, y él seguía tan nervioso como cuando fue por primera vez a casa de los Malik. El alfa le veía de reojo de vez en cuando, tomando su mano, besando su palma con suavidad, el golpe de calor de su aliento sobre su piel. Empezaba a sentirse algo mareado. 



Zayn estacionó cerca del jardín, así que cuando se bajaron del auto, solo hizo falta caminar por detrás hasta llegar a la recepción montada en honor a su madre. Una enorme carpa blanca, una alfombra roja que te daba la bienvenida. Dos betas en la puerta vestidos con pulcros esmoquin dando un leve asentimiento al reconocer al hijo mayor de los Malik, y él... un simple beta que iba de la mano de un alfa dominante. 


No sabía que tan complicado sería todo. Es decir, había muchísima gente, todos haciendo bullicio, las copas de vino y champagne resonantes entre sí. Los meseros iban de un lado al otro ofreciéndole bocadillos para paladares más finos que el suyo. 

Llevaba entre sus brazos la botella para Ahmed, y suspiró lleno de alivio cuando localizó al pulcro omega caminando hacia ellos. Ahmed lo abrazó enseguida, le dio un beso en cada mejilla y le sonrió genuinamente antes de acariciar la mejilla de su hijo. 

—Parece que Niall te cae mejor que tu propio hijo ahora. 

—Oh, vamos, cariño. Nada de celos, los adoro a los dos—Ahmed les guiñó el ojo y enseguida aprovechó a entregarle la botella en sus manos. 

—Lo he escogido especialmente para ti, espero que te guste—Ahmed le miró algo sorprendido, asintiendo ligeramente antes de volver a acercarse a él y abrazarle. 

—Muchas gracias, Niall. Me encargaré de disfrutarlo mientras me doy un baño de burbujas— se carcajeó brevemente antes de escuchar su nombre ser llamado por el auricular central de la carpa. 

—Damas y caballeros, les pido su atención un momento por favor—lo reconoció enseguida, era Yaser Malik—. Hoy, mi hermoso esposo cumple un año más de vida. Estoy grato de decir que es otro maravilloso año más a su lado y, espero, con todo mi corazón que siga siendo asi hasta la eternidad... Ahmed, cariño—. Yaser llamó a Ahmed entre la multitud, y este apareció de pronto entre ella, caminando hacia él. No había sido consciente de cuando fue que desaparecio de sus lados.

 Le dio la botella a uno de los empleados, no sin antes susurrar algo y así seguir caminando hasta tomar la mano del alfa. 

Este besó su mano, soltando el micrófono en las manos de alguien más, llevando al omega hasta la pista de baile que era rodeada de un par de mesas. Al fondo, del otro lado de donde ellos estaban, una larga pileta que conformaban el bar libre. Al otro lado, una  mesa repleta de más bocadillos, y un enorme pastel color perla. 

Mi perfume~ Ziall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora