Se levantó como un resorte cuando el frio le envolvió con crueldad. Incluso se sintió ofendido de no sentir la calidez de ciertos brazos que le habían abrazado sin discresión por la noche.
Zayn le había besado.
Presionó sus labios de forma sublime a los suyos, mordiendo con delicadeza su carnocidad, entrometiendo su lengua a su cavidad bucal, saboreando con esta la suya, volviendo hacia atrás para juntar de nuevo sus labios, en un movimientos coordinado que los dejó pronto sin aliento. Juntaron sus frentes, se miraron a los ojos, sintiendo su cálida respiración sobre el otro.
Volvieron a la cena, donde al parecer nadie notó, o más bien quiso hacerlo, su ausencia. Ahmed les miró con una tierna sonrisa al entrar, y sus mejillas se ruborizaron enseguida, como si la madre de Zayn supiese lo que habían estado haciendo. Este en cambio, le miró de reojo en constancia, acercándose cada vez más a él, tratando de hacerle sentir cómodo.
El padre de Zayn anunció que era hora del intercambio de regalos y todos de repente dejaron de pelear, sentándose pulcramente en sus asientos y esperando a que Yaser Malik fuera el primero en ponerse de pie, quien se acercó hasta el gran árbol de Navidad y tomando una bolsa color roja brillante, acercándose a Ahmed, que enseguida hizo ademán de sorpresa, abrazando y besando a su esposo mientras abría el regalo: un cardigan de talle alto color mostaza. Ahmed le dio a Malec, Malec a Trisha, Trisha a Farid, Farid a Mariska y ella a Zayn. Este agradeció con una sutil mirada a la alfa por su costoso reloj rolex, tomando la caja de color café que su madre le ofrecía, dando vuelta hacía él, y extendiéndolo con una tímida sonrisa, apenas notoria.
—¿Qué?, pero yo no... el señor Malik se quedará sin obsequio.
—Tranquilo, cariño, el regalo del señor Malik se lo doy yo después—canturreó Ahmed, guiñándole un ojo. Niall vio a Zayn y este a su vez le sostenía la mirada, sintiendo una extraña calidez en ella, tomando la caja entre sus manos, abriéndola con sumo cuidado, ante el silencio y la atenta mirada de la familia de este, que parecían muy interesados en él abriendo un regalo.
Era una bufanda larga y ancha de algodón grueso, que podía colocarse encima y caía por los costados hasta cubrirle gran parte del pecho y brazos. Era tan suave y caliente que quiso ponersela ahí mismo, sonriendo genuino al moreno que solo aprobó con un asentimiento su reacción—: Te dije que le gustaría—. Alegó su madre, palmeando su hombro. Zayn la miró con respeto y dulzura, volviendo a verle casi enseguida, esperando su respuesta.
—Gracias, es bellísimo—agradeció.
El resto es historia, los padres de Zayn se retiraron casi enseguida, junto con su hermana menor. Sus primos y hermano menor empezaron un extraño juego de rondas de ponche de frutas con un aroma demasiado fuerte para su gusto, y él accedió a jugar tan solo un poco apesar de la mirada de advertencia que el alfa le dio.
Naturalmente, llevando demasiado tiempo sin ni una sola gota de alcohol por el tratamiento, se sintió mareado casi enseguida y Zayn tuvo que llevarle a casa, disculpándose con ellos. Recuerda haber apoyado el rostro en su pecho, la fragancia de su perfume llenándo sus fosas nasales. Sintió cuando fue levantado del suelo y su cuerpo levitaba por el camino al auto del alfa. Ni siquiera fue consciente de cuando llegó a su casa, pero si recuerda haberse aferrado a Zayn con los brazos enganchados como un candado a su cuello, cuando este le depositó en su cama.
Le murmuró un quédate que seguro salió bastante distorcionado y confuso, pero el alfa permaneció inmóvil un buen rato hasta que se acostó de forma errática a su lado. El calor de sus brazos que le envolvieron, con sus ojos a punto de cerrarse, la borrosa imagen de los brillantes ojos mieles del alfa, que le observaban con cautela. Una sonrisa vacilante al acercarse más a él hasta enterrar de nuevo la nariz en su pecho, dejándose llevar por su calidez.
Y eso es todo.
Despertó sin Zayn, con la tenue resaca molesta punzando su sien y el traje, sin el saco, aún puesto. Zayn le había dejado los calcetines, poniéndose lentamente de pie hasta caminar a su pequeño armario. Con el dolor aún aturdiendo su cabeza, se cambió de ropa a una pijama a rayas, roja con blanco, mirándose al espejo, burlándose de sí mismo.
—Parezco un bastón de dulce—murmuró.
Caminó con notoria molestia hasta salir de su habitación moviendo la nariz de un lado al otro y torciéndola ante la delicadeza del aroma que lograba percibir. Chocolate.
Se apresuró hasta aparecer en el umbral de la cocina, donde una imagen un tanto peculiar acaparó su visión. Zayn estaba con la camisa remangada, quizá el saco lo había dejado en algún lado asentado. Llevaba puesto su delantal, ese que había comprado de oferta con la imagen de un pastel de frutillas color rosa con amarillo. Revolvía con la cuchara algo en una sartén y servía después en dos tazas desde otro traste hondo, lo que dedujo era el chocolate caliente.
—Buenos días—respingó tomándole por sorpresa, tartamudeando antes de asentir y responderle—. La navidad está aquí y, como alguien no me dejó ir a casa anoche, decidí quedarme a experimentar con lo que había en tu refrigerador. Descubrí las barras de chocolate en la alacena, espero que no te importe que las haya utilizado, con la leche y la azúcar, se logró una buena mezcla—. El morocho le sonrió con complicidad y eso solo hizo que sus mejillas se enrojecieran como un tomate, lo sabe por que el reflejo del microondas que tenía de frente, le mostraba su rostro.
—Ah, yo, te ayudaré.
—No es necesario—zanjó, colocando ambas tazas y en un plato de al parecer huevo con espinaca (lo sabe por que era lo que en su refrigerador tenía) en una tabla de madera. Caminó hasta pasarle de largo, no sin antes detenerse y mirarle de frente, tan cerca que pudo sentir su aliento chocar cálido con su piel—. ¿Vienes?—. Asintió torpe y le siguió hasta la mesa de la sala de estar, donde pan tostado con mantequilla, así como queso para huntar con bagels se encontraban. Le volvió a mirar mientras el alfa se quitaba el delantal dejándolo de lado, extendiendo la silla a él y esperando a que tomase el asiento.
Niall le apreció entonces con mayor claridad. El alfa conservaba el mismo porte sereno con el que siempre estaba desde que le conoció, la diferencia radicaba en su mirada, aunque seria, era más sutil, genuina, dulce... con los labios en una línea que se curvaba un poco, caminando con confianza hasta donde estaba, alzandose en puntas rápidas que tomaron sus mejillas y le impulsaron hacia sus labios, robándole un beso. Seguía sonrojado cuando se separó de él, desviando penosamente la mirada, tomando asiento. Zayn permaneció en silencio en cambio, a su lado, un buen rato quedo, hasta que se pasó del otro lado, quedando de forma más accesible a él, tomando de su barbilla, uno de sus dedos pasando superficial por sus húmedos labios, acercándose hasta besarle de nuevo, esta vez mas pronunciado, sin vacilación, repasando sus carnocidades con la lengua y saboreando de la suya, dejándole sin aire.
Zayn le sonrió levemente con sutileza, ladeando el rostro hacia un lado, dejando una caricia en su mejilla con suma delicadeza, inspirando hondo, sin detectar aroma alguno en el ambiente, lo que solo le recordó el contexto de la situación.
Niall seguía siendo un beta.
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Mi perfume~ Ziall.
FanfictionZayn Malik es un respetable Doctor, el cual ha sido gran aportador de varios descubrimientos en la medicina para los omegas del mundo moderno. Zayn se obsesiona con un perfume que dice él será "el perfume" ideal para que los betas, ignorados en el m...