siete

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Sus piernas estaban encogidas hacia su pecho, con una pijama color azul cielo que envolvía su cuerpo, sosteniendo una taza de porcelana con café americano en sus manos, el pelo revuelto, la barba crecida, y la mirada perdida. El toque insistente de la puerta le hizo soltar un bufido caminando en parsimonia hasta llegar a ella y abrirla. Una cabecita de cabellos castaños, ojos del mismo tono que los suyos y pequeña naríz de botón le observó con horror, tratando de disimular la reacción en cuestión de segundos, para así darle una sonrisa natural y sincera. 

—Te he extrañado mucho, loca—el abrazo que Louis le da, es hasta cierto punto, reconfortante. Casi suelta un gemido ahogado ante la comodidad de aquello y se permite por un segundo respirar en paz absoluta. 

—Hola, Louis—dice con calma. Cierra la puerta tras suyo y le invita a pasar hasta la sala de estar. El gran ventanal se deja apreciar, la luz glamurosa de las tres de la tarde. 

—La puta madre, Niall. ¡¿por qué no me habías invitado antes, maldito egoísta!?—la risa de Louis denota burla en vez de molestia, y eso solo le hace soltar una carcajada media, desparramándose en el sillón de en frente a él. Louis le mira con una ceja alzada sentándose ahí mismo, en el sillón a su espalda. 

—¿Cómo has estado?—suelta un bufido y roda los ojos apoyando el rostro en la palma de su mano.

—Yo debería preguntar eso, Harry me ha dicho que has aceptado trabajar con ese loco de Zayn, y para terminar de rematar, no te atreviste a regresar mis llamadas cuando salí del hospital. ¿Qué carajo, Niall?; Harry me contó de los intentos fallidos de las pruebas y lo siento pero tuve que averiguar donde estabas metido para venir a verte, casi pensé que iba a encontrarte lleno de gusanos y moscas, muerto en la bañera, o algo así—rodó los ojos soltando una risita involuntaria. Louis no perdía el toque, y el drama era su especialidad, más que el suyo cree a veces. Aunque el chico tiene hermanas, así que practica seguido como salirse con la suya. Alzó una ceja relamiendo sus labios antes de responder, con un deje melancólico. 

—Lo siento—fue lo primero que salió de su boca, negó poco después frunciendo el ceño—. Espera, ¿qué?, ¿Harry te contó?

Amm, si. Harry. El doctor que me atendió cuando—

—Si, Louis—le cortó—. Se quién es. Pero... hablaste con tanta familiaridad de él que me dejó un poco desconcertado debo admitir—. murmuró. Louis hizo una mueca achicando los ojos. 

—Ah, no, no quieras desviar el tema, Horan—le señaló acusatorio.

Ja. ¿yo?, ya hasta te pusiste nervioso, Louis. ¿Qué está ocurriendo contigo?—se miran intermitentes, contables los segundos hasta que se vuelve un minuto, y la batalla de miradas fijas inicia entre ambos, hasta que es el castaño quien desvía esta soltando un chillido lastimero, con un puchero adornando sus labios y el severo tic que hace con sus manos, apretando estas entre sí, cuando sabe que se guarda algo, que no va a tardar en confesarle a su amigo. 

—¡Bien!—dice eufórico—. Te lo diré, ¡Te lo diré!, solo no me mires así—. Niall quiere reír pero un gesto vacilante sale en vez de ello, asintiendo con calma—. No pasa nada en realidad—. alza una ceja sin creerlo pero Louis continua—. Me cuidó bien cuando estuve en el hospital, y cuando salí de ahí hace unas semanas, Zayn le dijo que estuviera haciéndome chequeos constantes por si, ya sabes... el perfume ese dejaba alguna secuela—. se encogió de hombros—. Es mi culpa, Niall—. quiere abrir la boca como un pez ante su absurda confesión pero Louis parece no tener fin—. No se cómo paso, solo... me empezó a gustar—. se hace chiquito, apenado, luciendo desprotegido, como si ser beta fuera falacia en Louis. Niall bufó. 

Mi perfume~ Ziall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora