diecinueve

77 11 6
                                    


No sabe cómo, pero al abrir los ojos, sabía que no había marcha atrás.

Niall no tenía aroma alguno, mas que el sutil desprendimiento corporal de olor natural. Era discreto, y sublime, como él, como cuando pasaba la lengua en un recorrido desde su barbilla hasta la piel de su abdomen. Los solos recuerdos le hacían sentir cosquillas en el estómago, y apenas estaba amaneciendo.

¿Cuánto llevaba ya de ello?

¿Dos meses?, ¿Tres?, ¿Seis?

Había dejado de contar cuando los seis meses llegaron, y seguía sin entender como es que podía ser tan... Feliz.

Niall despertó de repente, hizo una mueca como casi siempre cuando amanecía yaciendo desnudo a su lado, retenido entre sus brazos, con su dura erección sobre sus glúteos. El alfa presionó sus labios sobre su cuello, apegándose más y el castaño se pregunto si existía siguiera el significado mínimo de espacio vital en su diccionario.

—Buenos días—murmuró con la garganta seca. Zayn no respondió—. Se te hará tarde para el trabajo—. Esperó largos segundos su respuesta, pero Zayn seguía pegado a él como un koala. Era tierno y resultaba gratificante, pero ver los segundos del reloj correr le resultaba inquietante—. Ya, ya. Tenemos que levantarnos. Hoy es la junta con los inversionistas de la investigación, ¿No?—. Apenas y asintió de forma desinteresada, presionando sus manos con desesperación a su cuerpo cuando intento escapar—. Zayn...

—Te deseo—la ronca voz que le salió gutural, el intenso descenso de sus labios a sus hombros, su cálida respiración. Niall se vio envuelto en la  abrumadora sensación de sus labios contra su piel, contra su libido.

—Deséame más—murmuró como simple respuesta. Aún así, era algo que se le había hecho contumbre, algo que deseaba más allá de sobre todas las cosas. Que Zayn le desease lo suficiente como para no irse nunca.

Quería que el alfa se quedase a su lado, siempre siempre. Egoístamente, lo quería solo a su lado.

¿Era eso lo que llamaban amor?

No lo sabe, no cuando su desconcentración se vio comprometida entre los besos necesitados del morocho. Sus manos que repasaban su piel, su cuerpo que se entrometía entre sus piernas y que con un movimiento, penetraban su interior. Estaba sensible, por la noche anterior, pero aquel dolor agudo solo le volvió a encender. La grata desesperación.

Le ajustó el último botón de la camisa, siguiendo con el nudo de la corbata, Zayn estaba quieto como una estatua, dejándose hacer.

—¿Seguro que no quieres una de las tuyas?—le dijo cuando terminó de ajustarle esta. El alfa negó mirándose al espejo, acomodando sus mangas.

—Está bien esta. Es especial—Niall se sonrojó con violencia. Él se la había regalado.

Habían hecho el amor en la cama y luego una vez más en la bañera. No tenía ni la fuerza para vestirse, así que Zayn le ayudó con la ropa interior y una bata de baño que protegió su nivea piel del frio; mientras se tomaba un café, ayudó al alfa a vestirse formal, ya que había estado pasando el fin de semana con él.

Esa era su pequeña rutina, Zayn solía ir cada fin, pasaban dos espléndidos días juntos, haciendo el amor, cocinando juntos, viendo películas, cenando, o cualquier otra actividad que les gustase disfrutar a los dos, y luego, cuando el día lunes llegaba, Zayn volvía al trabajo arduo por los siguientes días hasta el fin. A veces tenía reuniones, viajes de imprevisto, pero siempre trataba de regresar a tiempo para él.

Habían hecho otras dos pruebas con el perfume, hasta que este estuvo terminado por completo, ahora Zayn que había realizado ya un estudio en diversos betas, lo había patentado, y ese día, tendría una junta con los inversionistas del proyecto, que sacaría al mercado su tan valiosa investigación. No tendría que ser más un ratón de laboratorio, y había conseguido algo más valioso que la suma exhuberante de dinero en forma de cheque que se le había entregado. 

—Mi madre quiere que vayas a su fiesta de cumpleaños. Es este fin—asintió con confianza. La verdad era que disfrutaba pasar tiempo con Ahmed. Era el único miembro de la familia de Zayn con el que había seguido en contacto, el cual, le seguía invitando al spa algunos días de semana en dónde sabía que se la pasaba en casa o con Louis sin mucho que hacer. Había ido a su casa hace un mes atrás, pero nada bueno resultó de ello cuando sus padres se enteraron de su reciente empleo. Lo habían tachado pasando por vendido y eso había sido muy incómodo, sobre todo por que Zayn dispuso para él un chófer personal que no le quitaba el cuidado de encima.

Sus padres no me habían llamado de nuevo y él tampoco quería seguir dándole explicaciones, no hasta que pudiera resolver el misterio de lo que realmente se traían Zayn y él.

—¿Debería llevar algo?—el alfa le miró con una simple sonrisa, nada emocionante, pero sin pasar desapercibido. Aunque poco expresivo, Zayn se había encargado de ser más abierto con él que con cualquier otro y, es algo que apreciaba mucho.

—Tu presencia—se acerca a él y,  sostiene su rostro con un tacto gentil, sostuvo su taza de café con fuerza antes de que soltase esta de forma imprudente, asintiendo con lentitud y dejando que se acercarse a él de forma tranquila hasta depositar un beso sobre sus labios, uno que envolvió su boca con devoción y dejó en el una sensación de necesidad.

—Le compraré un obsequio a tu madre—concluyó. El alfa solo sonrió sutil.

—Va a amarlo.

Zayn se despidió de nuevo con un corto beso en su frente, tomando el saco negro colgado en el perchero, y despidiéndose fugazmente de él hasta desaparecer por la puerta principal. De nuevo se había quedado solo, pero la sonrisa enorme que se cargaba en el rostro, no podía quitársela nadie.

Tan solo ver su al rededor, podía sentir una cierta atracción a cada lugar en donde Zayn había estado, y podía pasarse todo el día en cama, oliendo la almohada del alfa, esa que le había comprado un día de esos hace como dos meses atrás.

La ropa que el propio alfa ya había llevado, el cepillo de dientes y la rasuradora que le había conseguido como quien no quiere la cosa, ahogando una sonrisa cuando había visto como el alfa agradecía utilizando los objetos.

Eran como una verdadera pareja, la pregunta era, ¿Qué tan seguro estaba de aquello?, ¿Cuánto iba a durar?

Muchas incógnitas que no quería resolver pero que entre más pasaba el tiempo, más le hacían pensar que solo se trataba de un sueño y, de que pronto, tendría que despertar.

Mi perfume~ Ziall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora