No había podido dormir aquella noche, su mente solo viajaba y viajaba a aquel beso desmesurado que le robó el aliento esa tarde. Zayn no había dicho nada, él no había dicho nada. Solo se miraron, y caminaron un rato tomados de la mano sin nada más que aportar a la conversación de ese día.
La prueba siguiente del perfume se realizaría una semana después. Zayn se había disculpado un par de veces a lo largo de esta por no poder reunirse con él, el trabajo se había vuelto pesado desde que los esfuerzos por mejorar la investigación se hicieron más exhaustivos. Así que, cuando abrió los ojos aquel día, el tan esperado día, no sabía que era lo que más le emocionaba. Si el hecho de al fin hacer la prueba para el perfume, o ver a Zayn en esta, pues, como el alfa le prometió, le cuidaría siempre.
Un mensaje le llegó en el desayuno informándole de la hora del encuentro, por ahí de las seis de la tarde, Niall no sabía que más esperar, con el corazón latiéndole a todo pulmón, la desesperación que hacía a sus manos cosquillar del nerviosismo. Estaba al borde de la locura, y apenas eran las diez. ¿Cómo pasaría desapercibido las siguientes ocho horas?
La respuesta le llegó un par de minutos después, cuando su celular vibró en una llamada con euforía desde un número desconocido para él.
—¿Diga?
—¿Niall?
—Si, ¿Quién habla?—una risa cantarina hizo eco en el auricular, resonando sus profundidades.
—Soy Ahmed, cariño. La madre de Zayn, ¿Me recuerdas?—Que si no. Se le estremeció el cuerpo carraspeando brevemente antes de responder, mordiéndose los labios de por medio.
—¡Si!, es decir, si, por supuesto. Una disculpa, no pude reconocerle...
—Oh, cielo. No te preocupes, luzco más encantador en persona—Ahmed rió, él le coreó, empezando a tranquilizarse. Aunque no podía terminar de creer que la madre de Zayn le estuviese hablando—. Verás, el motivo de mi llamada es para recordarte, como asumo que ya sabes, la invitación que te he hecho llegar de una visita cortesía al spa que manejo en el centro de la cuidad. Sería encantador poder contar con tu presencia, cariño—Ahmed dejó al aire lo siguiente, esperando su respuesta.
—Ah, yo... Zayn me dijo, si—pero los nervios le estaban matando—. Yo lo siento, no había podido contactarme con usted.
—¡Ah, cielo, no!, Ahmed está bien. Estamos en confianza... y, no te preocupes. La invitación sigue de pie y estoy más que encantado de tenerte hoy de visita, ¿Qué te parece?, mandaré a un auto por ti. Espera...
—¿¡Hoy!?—su voz resaltaba la sorpresiva noticia, balbuceando un poco—. Ah, señor Malik, es decir, Ahmed, yo...
—¡Cielo, tranquilo!, estarás de regreso antes de las seis—aseguró en cambio el omega al otro lado de la línea. Sus mejillas se colorearon entonces con tal violencia, que agradeció de forma infinita que no estuviera frente a frente de él.
—Ah, si, yo... en ese caso...
Y asi se resume su mañana. Su tarde empezó desde el medio día, pulcramente arreglado con un pantalón de algodón color negro y una polo blanca, unos mocasines como zapatos. Ahmed había enviado a un auto a por él, y para cuando las doce con treinta marcaron el reloj en su muñeca, había llegado a ese lujoso spa de la corporación Malik en el centro de Londres, cerca del London eye.
El lugar contaba con una fachada de negros y dorados, letras brillantes, ventanas de cristal polarizadas. Un portero se reverenció como bienvenida abriéndole la puerta, y una mujer sonriente, omega, le recibió con una amable sonrisa en la recepción.
—Buenas tardes, señor. ¿Cuénta con alguna cita previa?
—Ah, yo...
—Es mi invitado, Katia, déjalo pasar—la voz efusiva del omega se extedió por el lugar, llamando la atención de ambos presentes. La mujer le vio con sorpresa, asintiendo sin más.
—Disculpa, Ahmed. Adelante señor, Horan. No sabía que sería un omega—expresó apenada. De cualquier forma, aquello también le apenó a él.
Se despidió de ella con una sonrisa sincera caminando tras el omega, hasta llegar a un cuarto cerrado parecido a un cambiador, hecho completamente de madera de pino. Ahmed le miró con la sonrisa comprensiva y encantadora aún plasmada en su rostro.
—Que no te afecte.
—¿Disculpa?
—Aquel absurdo comentario—el beta vaciló un momento asintiendo sin entender del todo. Ahmed, pulcramente hermoso, se acercó a él acariciando lentamente su mejilla, asintiendo de la nada y sin razón—. Eres muy hermoso, cielo. Ahora entiendo.
—¿Qué?—confundiendo sus sentidos.
—¿Qué dices de meternos al sauna para empezar?—el castaño lo pensó un largo rato, observando al omega moverse con facilidad y fragilidad de un lado al otro, sacando de un par de cajones dos toallas de baño largas color blanco, extendiendo una a él.
Un par de minutos más tarde, Ahmed y él se encontraban encerrados en el sauna automatizado que se cargaba el lugar. Olía a flores lilas, y empezaba ya a sudar pero extrañamente, recalcando que jamás había probado uno en su vida, se estaba sintiendo muy bien.
—Jamás había probado algo como esto—murmuró echando la cabeza hacia atrás, sonriendo de lado. Ahmed carcajeó bajito.
—Es alucinante, eh. Liberamos mediante el sudor toxinas y activamos nuestra circulación sanguinea—le miró de forma confusa sin dejar de disfrutar el momento, deleitándose con la risa contagiosa del omega—. Y tranquilo, que me encargué de preguntarle a Zayn y recibir su autorización de todo lo que podíamos o no hacer el día de hoy—. Su rostro cambió de gesto al oír aquel nombre salir de sus labios, con el leve cosquilleo sobre los suyos.
—¿A Zayn?
—Si. No quiere que nada interfiera en tu salud. Por lo de la prueba y eso—su rostro pasó por un tiempo multifacético en aquel momento, de varios colores en tonos rojizos, sintiénse aún más acalorado. Ahmed pareció notarlo, por que enseguida le miró preocupado, negando—. Oh cielo, no, no. Está bien—aclaró inmediato—. Zayn y yo, no tenemos secretos—. Le sonrió con ternura, esperando a que volviese a la normalidad para continuar—. Mi pequeño y yo siempre hemos sido bastante cercanos, y aunque no lo parezca, aquello de la investigación, lo aprendió de mi—. Ahmed se señaló orgulloso—. Yo soy también un investigador. Aunque me enfoqué más en el estudio de la reacción alfa ante diversos niveles de exposición de feromonas omega. Fue bueno mientras duró, pero luego tuve a mis pequeños, y he sido muchísimo más feliz desde entonces—. El suspiro del omega lleno de paz, le trajo tranquilidad también. Asintió más calmado, relamiendo sus labios, mirando hacia sus pies.
—Estoy un poco nervioso—confesó.
—¿Por qué?—por alguna razón, Ahmed había sido muy amable con él, y poco a poco había logrado romper la barrera helada que había trazado incosciente alrededor de él desde que lo conoció, por el simple hecho de ser la familia, y madre, del hombre, alfa, del que, indirectamente y aún no reconocía, estaba sintiendo algo demasiado serio.
Aquello solo le dio confianza.
—La prueba. El perfume. Hemos estado trabajando tanto en esto... es decir. Zayn se ha esforzado tanto... que solo deseo que esto realmente funcione. Pero no puedo evitar sentirme nervioso de lo que signifique para mi.
—¿Y que significa para ti, Niall?—la parsimonia en su voz, congeló sus sentidos.
—Creo que me gusta su hijo.
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Mi perfume~ Ziall.
Fiksi PenggemarZayn Malik es un respetable Doctor, el cual ha sido gran aportador de varios descubrimientos en la medicina para los omegas del mundo moderno. Zayn se obsesiona con un perfume que dice él será "el perfume" ideal para que los betas, ignorados en el m...