treinta

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—¿Te gustó el helado?—Eleanor respingó en su sitio, asintiendo con pena hacia Louis que solo le sonreía ladeando el rostro mientras continuaban su caminata por el camino de la avenida principal donde se ubicaba el London eye. 

—Quería pedirte una disculpa—el beta frunció el ceño sin entender—. Invadimos tu casa y luego la de tu amigo... lo siento. Tu madre dijo que estaría bien y yo en realidad si quería conocerte...

Asintió con lentitud aunque solo se había percatado de el leve bochorno carmín de sus mejillas al mencionar a su "amigo", la similitud de su reacción a la suya cuando conoció a Harry le pudo en su ser, algo llamado celos.

Se subieron al London eye y observó con una sonrisa la genuina reacción de sorpresa y felicidad de la chica, ofreciéndose a tomarle una foto—: ¿Te está gustando el recorrido?—. Ella asintió energética. 

—Es muy agradable tu compañía—Se mordió el labio rascandose la nuca, asintiendo.

—Escucha, se que mi madre te invitó a venir con un extraño propósito en mente, pero la realidad es, que soy gay. 

—Lo sé—abrió los ojos de sobremanera mirándole con la boca abierta, quedó de pie en su sitio sin poder creérselo. Ella solo rió—. Se que tu amigo no es solo tu amigo, al principio pensé que era mi imaginación pero luego entendí lo que ocurría. Los vi besándose la otra noche en el umbral de su habitación, ahí comprendí todo—. Sus mejillas volvieron a colorerse, lo que solo le hizo carraspear avergonzado; ella se sonrojaba por que sabía de Harry y él, no por que el alfa le gustase. Solo sonrió. 

—¿Y no te molesta?—abrió sus enorme ojos mirándole como a un extraterrestre, negando con fervor. 

—Para nada, son una linda pareja—carcajeó un poco—, más bien deberías preocuparte por tu madre. En Doncaster se coloca como la casamentera número uno de la ciudad. 

Aquello le hizo palmear su frente, pensando entonces que, aunque había solucionado el incoveniente con Eleanor, todavía le quedaba un cabo suelto: su madre. 





—Feliz cumpleaños—boqueó con el pedazo de pay en la boca cuando lo escuchó.

—¿Quién cumple años?

—Te dije que no lo recordaría—comentó su padre soltando una carcajada desde su lugar. Maura gruñó limpiándose las manos en el mandil rosa que llevaba atado a la cintura, acercándose al viejo Bobby, golpeando levenmente su hombro. 

—Basta viejo, cómete tu pedazo de pay—el hombre se quejó con un aullido lastimero, obedeciendo a su mujer, escuchando la ladina sonrisa del castaño acompasar el lugar. 

—Es bueno volver a verlos—sus padres sonrieron con cariño hacia él. 

—Pensamos que no volverías. No sabíamos que era muy importante para ti.

—¿Quién, Zayn?, eso ya no importa—pero ni siquiera se dió cuenta del tono lügubre de su voz.

Maura y Bobby se miraron largo rato sin poder entender lo que ocurría, dejando que el castaño comiese en silencio, terminando, poniéndose de pie y despidiéndose de ellos para subir a su habitación. El resto del día trato de simplemente hacer nada, no quería ni mirar su celular, solo quería dormir, sintiendo un cierto malestar en la zona de su vientre, gruñendo mientras se removía alrededor de toda su cama. 

Por la tarde recibió una llamada de Louis felicitándole, le dio las gracias mientras deambulaba por toda su habitación con una cobija sobre su cuerpo, solo se levantó al baño sin ánimo de probar la sopa de arroz de su madre, algo que siempre le hacía de pequeño cuando se enfermaba o tenía un mal día. La siguiente llamada que recibió fue bastante peculiar, no supo si responder era adecuado pero no podía simplemente dejar colgada la llamada.

—Feliz cumpleaños, cariño—la dulce voz de Ahmed Malik le hizo sonreír. 

—Gracias—musitó apenas perceptible. El omega hizo un sonido algo preocupado.

—Esperaba verte en tu departamento pero por más que toqué el timbre un par de veces, no abriste.

—Oh, yo... no estoy en Londres—confesó con nerviosismo. Hubo una pausa antes de que el omega volviera a hablar. 

—¿Todo está bien?, si es por Zayn—

—Yo... necesitaba un respiro, se que están haciendo un gran esfuerzo para remediar mi condición, pero... extrañaba a mis padres.

—¿Estás en Doncaster?... Oh, cariño. Entiendo perfectamente, no te preocupes. Quería saludarte, darte un regalo, quizá una tarde de masajes y decirte las buenas nuevas.

—¿Buenas nuevas?

—El medicamento está listo, es algo momentaneo, pero aliviará los sintomas, te dará tiempo de recuperarte y hacer más estudios para hallar una mejor solución—suspiró algo aliviado. 

—Gracias por todo, prometo volver pronto.

—Tómate el tiempo que necesites, cielo—apretó los labios sabiendo que se arrepentiría de ello.

—¿Cómo... está él?—Ahmed permaneció callado eternos segundos llenándole de incertidumbre. 

—Es un alfa, ya los conoces, se creen todo poderosos, una roca, un muro, pero al final, siguen siendo hombres de instintos débiles cuando de su pareja se trata—

—Yo no soy omega—

—Oh, Niall... ¿No lo has entendido, cielo?—la risa ladina del omega le estremeció—. Mis niños, que triste es verlos sufrir de este modo innecesario...

Permaneció en silencio un rato antes de tomar una enorme bocanada de aire y responder:

—Si te pregunta por mi...—

—Yo no sé donde estás—respondió enseguida. Sonrió enseguida ante la respuesta 

—Gracias.

Colgó con Ahmed después de ello, decidiendo que un baño no le caería mal. Se pasó al menos una hora en la vieja bañera de la casa y para cuando decidió salir a la civilización, sus padres ya le esperaban con varios invitados en casa. Su rostro se tornó confuso al mirar a sus vecinos y allegados más cercanos felicitarle casualmente. Era como una reunión, algo acelerada e intrometida, pero que, con tan solo ver el gesto cálido de su madre, sabe que la mujer lo hizo con buenas intenciones. 

Lo dejó ir y saludó a todos con su mejor sonrisa, platicó con varios de ellos largos minutos y degustó los canapés que su madre había preparado para la ocasión. La fiesta empezó a animarse más de la cuenta alrededor de medianoche, con un par de botellas de vino que uno de sus vecinos más cercanos había traído de su viñero, y no faltaron los músicos del coro de la iglesia que se tocaron unas canciones country para la ocasión. Entre baile, tragos y bocadillos, su casa fue una escandalera animada que debido a su bajo estado de ánimo, no pudo tolerar por mucho, escabulléndose fuera hacia el jardín de la granja de los Tomlinson que no se encontraban en casa, el pequeño pastizal y la zona de arboledas. 

Miró la luna en su máximo esplendor, estaba llena, de un bellísimo color amarillo resplandeciente. 

—¿Sabes por qué es de color amarilla?—al oír su voz, lo primero que sintió fue un escalofrío arrasador, su cuerpo vibró entero, mirándole desde su posición. 

Le observó absorto, casi sin poder creérselo, negando lentamente—: Por que está mas cerca del horizonte, lo que significa que la luz debe recorrer más distancia hasta nuestros ojos que cuando se encuentra en el punto más alto. Extraordinario, ¿no lo crees?, el cómo nuestros ojos perciben las cosas según la distancia, los colores, la belleza. Que desperdicio no darse cuenta—. Tragó duro sin poder procesarlo aún. 

—¿Qué haces aquí, Zayn?

—¿Qué no es obvio?

—No lo entiendo. 

—No necesitas hacerlo, solo debes saber..., debes saber lo que siento por ti. 



Mi perfume~ Ziall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora