trece

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La familia de Zayn le miraba sin disimulo mientras los empleados de cocina les servían la cena al centro de la mesa y su respectivo plato, acompañado de una copa de vino que Zayn se encargó de negar por él con un simple movimiento de mano. Niall se mordía constante el labio mientras evitaba toda mirada fija de los alfas del lugar, todos en su mayoría, sin contar a los empleados y la dulce niña sin presentar aún, al lado de los dos patronos del lugar, los padres del morocho. 

—Espero que los chicos no te hayan hecho pasar un mal rato—habló uno de ellos, el de la mirada suave y comprensiva, gentil y suave voz. Tenía la piel color canela, los labios finos y rasgos refinados casi idénticos al alfa a su lado, un gran abrigo de piel color rojo, detectando un leve robor en sus mejillas que al sonreír se elevaban haciéndole ver aún más bello. 

—Niall, ella es mi madre, Ahmed—el mencionado asintió repetidamente sacando a flote ese carisma picarón que seguro poseía, batiendo las pestañas hacia él. 

—Muchos gusto, Niall. Es un verdadero placer que puedas acompañarnos esta noche, Zee nunca trae a nadie así que en serio es una grata sorpresa tenerte aquí.

—Pero tío—

—Malec—interrumpió entonces el hombre al lado de Ahmed, el alfa a la cabeza de la mesa, el gesto duro con mirada apacible, los ojos pequeños de color miel, el cabello negro, una barba pulcra. Su cuerpo se veía fuerte, grande y le miró sin prejuicio alguno más alzando levemente la nariz olfateando el ambiente, lo que el castaño dedujo enseguida, y a juzgar por la reacción de Zayn al lado suyo, que se trataba de un reconocimiento—. Asi que, ¿no están saliendo?—

—Padre—gruñó el moreno, rodando los ojos—. Niall, él es mi padre, Yaser—. El hombre asintió en saludo, siento el primero en tomar un cucharón dentro de un bowl por donde se empezó a servir de lo que se vio después era ensalada.

—Empecemos a comer—Ahmed asintió sonriente tomando unos bisquets servidos en otro plato cercano. Entonces todos empezaron a servirse por igual, hablando de banalidades o peleandose por quien se servía primero. 

—¿Te gusta el pavo?—casi suelta un grito como chiquilla de secundaria cuando sintió el aliento del alfa chocar contra su cuello, el susurro que escapó de sus labios de forma sepulcral, volteando hacia él, perdiéndose en su mirada dorada, intensa y seductora. La barba que empezaba a crecerle, los rasgos de su rostro, estaban tan cerca uno del otro, que sus respiraciones se combinaban entre sí, y sino fuera por el carraspeo de alguno de los presentes que captó su atención, quizá se hubiera perdido toda la cena en su mirada. 

Tragó duro asintiendo, extendiendo sus manos hasta el cuchillo disponible utilizado para cortar la carne. Se sirivió una porción de pure de papá, espárragos, un poco de pasta y un bisquet que mordisqueó enseguida mientras se enfocaba en la charla familiar de los Malik. 

Con ello, descubrió entonces que a excepción de el tal Malec y la bonita chica de piernas torneadas que eran primos del morocho, el otro alfa menor a Zayn y la niña de los zapatitos rojos, eran sus hermanos. La alfa se llamaba Mariska, y el hermano menor de Zayn, Farid. La pequeña Trisha era la menor de todos,  la única en aún no presentar su condición, más, por la naturaleza de aquella familia de alfas, al parecer puras sangre, iba a ser de la misma talla. Esa manera dulce de expresarse ante los presentes se parecía a la personalidad de la madre de Zayn, Ahmed, pero aquel poderoso rugido cuando algún tema presentado en la mesa no era de su agrado, era evidente dominancia ejercida como lo inevitable que sería su futuro cuando presentase. 

Sintió la mirada pesada de Zayn sobre él y sus reacciones a su peculiar familia durante toda la cena, y para el postre, una nata de chocolate que Ahmed presumió haber aprendido a hacer para aquella noche, la familia se trasladó a un gran salón, donde un gran árbol de navidad acaparaba su visión. Era enorme, lleno de luces blancas, con esferas de colores y una estrella preciosa color azul en la punta. Incluso le pareció vislumbrar que estaba hecha de diamantes. 

—¿Te gustó, cariño?—le preguntó Ahmed con una tierna sonrisa mientras recogía su plato. Niall asintió chiquito, dándole una pequeña sonrisa. El alfa carcajeó mirando a su hijo, haciendo un gesto confuso al mover sus expresivas cejas hacia arriba, ocasionando que Zayn carraspeara nervioso sin mirarle después. 

—Y dinos, Niall, ¿A qué te dedicas?—el alfa gruñó por lo bajo y él le vio en busca de ayuda, recibiendo una mirada tranquila, asintiendo hacia él. 

—Trabajo con Zayn—sin embargo, no es que quisiera expresar abiertamente lo que en realidad hacía con el alfa, y este  al parecer lo agradeció, puesto que enseguida suavizó el gesto sonriendo de lado. 

Ah, eso es espléndido, querido, ¿verdad, Yaser?—el mencionado asintió. 

—Entonces conoces al bombón de Harry Styles, ¿eh?, ese alfa está en mi mira desde hace mucho—suspiró la rubia. Mariska le regaló una sonrisa cómplice, a lo que solo le respondió con un asentimiento divertido. 

—Muy cotizado sin duda—añadió recordando a su mejor amigo más que enamorado de aquel rizado aburrido. 

—Lo que pasa es que a Mariska solo le gusta lo imposible—todos soltaron pequeñas carcajadas mientras la rubia gruñía mirando filosamente a Farid, el hermano menor de Zayn, que se cruzaba de brazos satisfactoriamente. La alfa bufó rodando los ojos.

—Que tu novia te haya dejado por un británico parecido a Harry no es culpa mia—soltó maliciosa, la sonrisa gatuna en su rostro, provocando un gruñido en Farid, que le miró amenazante. Ella le devolvió el gesto del mismo modo inciando, lo que a simple vista es obvio más le fue imposible percibir, era una batalla de feromonas. 

—Vamos, chicos, no pelean, tenemos un invitado—Ahmed sonreía nervioso alzando las manos para apaciguar a ambos jovenes que siquiera voltearon a verle. 

La voz de Malec se añadió de pronto comentando algo que hizo enfuerecer más a la mayor de los alfas involucrados, inciando una batalla de miradas y gruñidos que inundó pronto la habitación. Yaser intervino pronto, pero fue ignorado enseguida y Ahmed les miraba nervioso mientras Trisha, la pequeña Malik, sonreía observando la situación. 

Pronto sintió un tirón suave por su costado, observando a Zayn ponerse de pie, y hacer un movimiento con la cabeza para que le siguiera. Eventualmente, salieron de la casa y se encaminaron hasta donde más temprano había divisado la gran fuente del jardín. 

Niall sintió al fín que podía respirar con normalidad, escuchando a su lado la pequeña risita del alfa de forma burda. 

—Divertidos, eh.

—Mucho—confirmó regalándole una sonrisa ambigua. 

Zayn le miró de frente, obligando a detenerse a medio jardín. Niall le miró con esos ojos azules brillantes, contrastando perfecto con la luz lunar, sus labios pálidos ante el viento que soplaba esa noche, las mejillas sonrojadas. Zayn sonrió de lado quitándose el saco de su traje, pasándolo por sus hombros hasta cubrirle completamente, evidentemente pues la altura y ancho era más grande que la suya. El beta vaciló un suspiro de alivio agradeciendo bajito. 

—Gracias por venir. Espero que mi familia no te haya abrumado mucho—el castaño negó mirándole fijo, sonriendo. 

—Fueron muy amables, y son muy divertidos.

—E imprudentes—recordó el alfa ante el evidente mal incio. Niall siguió mostrando su gran sonrisa ante el recuerdo. El frio le había provocado un enrojecimiento más pronunciado, incluidos su nariz y las puntas de sus orejas. Zayn le observó sin disimulo, acercándose por completo a él, llevando sus manos hasta cubrir su rostro, y acercarse hasta quedar frente a frente. 

Sintio que el aliento le faltó en aquel momento tragando duro, nervioso. Balbuceó algo sin sentido, con el aliento del alfa chocando contra sus labios, se derretiría ahí mismo. 

Zayn solo le miraba, tan en calma, con la leve tensión en las venas de su cuello, el autocontrol de su cuerpo, tratando de retroceder. Las manos del castaño yacían entonces posadas sobre las suyas, impidiendo que se aleje, viéndole de forma suplicante, como algo que ambos sabían aún sin decirse.

No es que tuviera un nombre, no es como si supieran por completo de que se trataba, solo... estaba ahí, como una pequeña llama dentro de una gran chimenea a la que poco a poco le arrojaban leña. 

El nímio contacto de sus labios, acariciando los suyos, detuvieron su respiración. 

Mi perfume~ Ziall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora