28: La traidora con una misión.

189 37 14
                                    

—¿A qué te refieres con eso?—Parpadeo con confusión—Lo pregunto de nuevo, ¿estamos hablando de la misma persona?

La sonrisa de Grumm esconde cierta picardia mientras nos guía a través de los eternos corredores de roca.

—No es mi historia para contarla.—Se disculpa—Ya he dicho demasiado.

—No, no.Ahora quiero saber...

El único sonido que resuena en la oscura boca de lobo que nos rodea es el de nuestras pisadas.Por esto último es que me sorprendo al escuchar la voz del que hasta hora no fue más que nuestra sombra.

—Ya llegamos.—Pronuncia Rhott con un tono tenso—Quizás otro día la escuches.Ahora hay otras cosas más importantes de las cuales ocuparnos.

Lo espero con ansias.No puedo negar que todo el asunto me despertó una gran curiosidad con respecto a su turbio pasado.Sin embargo, Rhottensegg tiene razón: tenemos cosas más importantes y urgentes que tratar en estos momentos.Mi curiosidad tendrá que esperar.

—¿Cómo que llegamos?—Le consulto  mirando nuestro alrededor con confusión—No veo ninguna salida...

Las palabras mueren en mi boca cuando Rhottensegg se adelanta un par de pasos y presiona su mano contra una de las paredes de roca, la cual al instante se abre revelando otro pasadizo mucho más iluminado.

Es increíble.

—¿Cómo...?—Mi sorpresa va en crescendo cuando atravieso la pequeña entrada oculta y me percato de que frente a nosotros se despliega un conjunto considerable de escaleras.

Una vez que los tres salimos del oscuro y húmedo laberinto, la puerta de roca se cella con un sonido seco.

—¿Dónde nos encontramos ahora?—Les susurro.

Este pasadizo se ve muy diferente al otro.Aquí la luz ingresa con facilidad y permite que mis ojos puedan escanear los alrededores con facilidad.Las escaleras también son distintas: ya no son de una roca apagada y rústica, sino que tienen un barandal con un intrincado diseño.Tampoco hay marcas de garras o sangre seca por los alrededores.

—Suba y lo averiguará.—Me anima Grumm, deshaciéndose de su antorcha dado que ya no es necesaria.

Coinbida pero dispuesta a saciar mi curiosidad, comienzo a subir hacia arriba como puedo.Mis pies pesan demasiado y siento el cuerpo adolorido pero creo que la herida ha disminuido en su tamaño así que ya no estoy perdiendo tanta esencia vital, lo que me permite conservar un poco el equilibrio y la conciencia.

Escucho los pasos de Grumm y Rhottensegg muy cerca, como si estuvieran atentos en caso de precisar atraparme.Afortunadamente consigo llegar a la parte más alta de las escaleras con bastante dificultad pero de forma segura.

—Que puerta más extraña.—Comento para mí misma cuando me encuentro con el objeto en cuestión.

La antigua puerta es pequeña, lo suficiente como para que tengas que agacharte al pasar, y además está bastante elevada del suelo.Nunca vi algo similar.

—Abrala con confianza, mi señora.—Me incita Grumm—Ya verá.

Le lanzo una mirada sobre mi hombro antes de empujar el picaporte.Una vez que lo hago, me quedo completamente helada al percatarme de que nos encontramos en una de las arterias principales de la torre.

—No me digas que...—Balbuceo, apoyando una de mis rodillas en el marco de la puerta para pasar a través de ella con la cabeza agachada—¿Todo este tiempo hubo bestias viviendo bajo nuestros pies?

¿Cómo es que todos los habitantes del palacio viven de una manera tan tranquila y rutinaria conociendo este hecho? ¿Acaso no les aterroriza que las mazmorras que contienen a algunas de las criaturas más terribles en el universo estén bajo sus narices?

Game of gods » KinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora