24: Marcha nupcial (I).

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Hyunggu sí tiene razón en algo: el conocimiento es poder y es momento de aprender a usarlo.

Observo mi pálido reflejo en el espejo mientras Chawoo peina mi largo cabello y tararea una alegre canción en una antigua lengua.

"Que bella se ve la novia,

que los cielos se abran para bendecir su unión,

viniendo la marcha nupcial se escucha...

Que su velo sean las estrellas y la felicidad siempre abunde en su corazón..."

Sus ojos no han dejado de brillar desde que me ayudó a colocarme el vestido, haciendo un fuente contraste con mis apagados e inexpresivos ojos negros.Si fuera una diosa mayor no necesitaría de maquillaje o peines, pero mientras sea una divinidad menor no mucho me diferencia de un humano en cuanto a lo exterior y necesito cumplir con las expectativas.

—Pueden irse ya.—Desvío mis ojos en el espejo hacia las criaturas con forma de ciervo que circulan por toda la habitación—Gracias por ayudarme.

Ellas asienten de una forma respetuosa antes de marcharse, dejándome a solas con Chawoo.Una vez que me aseguro de que efectivamente cerraron la puerta y escucho sus pesadas patas por el corredor, instintivamente presiono entre mis dedos el antiguo libro que reposa apenas visible sobre mi falda.

Es momento.

—Chawoo.—Pronuncio con seriedad—Necesitamos hablar.

—Por supuesto.

Aún tarareando con su angelical voz, ella coloca otra horquilla en mi cabello y de repente se detiene con brusquedad.

—Mi señora...¿acaso está estudiando?—Mis nervios se acrecientan—No puedo creerlo...¡por fin ha decidido entrar en razón!

Me percato de mi error tarde.Antes de que pueda reaccionar ella me arrebata el libro de los dedos y abre la página que marqué con un pliegue, la misma que estuve repasando una y otra vez durante quién sabe cuánto tiempo.

—¿Qué hechizos practica?—Sus ojos revolotean por los antiguos escritos con emoción—¿Es ese de curación del cual hablábamos durante el viaje...?

Mordisqueo mi labio cuando su rostro finalmente se congela y la sonrisa se esfuma de su rostro.

—Mi señora...—Su mirada se dirige hacia mí con una clara reprimenda en la punta de la lengua—Está cometiendo un error.

¿Un error dice? ¡Un error sería quedarnos aquí por el resto de la eternidad!

Enojada, arrebato el libro de sus manos y me pongo de pie.

—Pensé que ya se había dado por vencida con aquellos planes tan riesgosos...—Susurra entre dientes.

Ella no necesita bajar la voz.Afortunadamente yo me adelanté a este momento e hice lo que debí hacer antes: coloqué un hechizo apenas imperceptible para insonorizar el cuarto con el objetivo de que nadie pueda escucharnos.Con suerte mi magia bastará para sostenerlo y no advertir a nadie de su presencia durante un tiempo.

De lo contrario, bueno...estaré caminando directo a un juicio mortal por traición.

Comprobando que el hechizo aún sigue en pie, contesto con total libertad:

—¿Acaso quieres quedarte en este lugar, Chawoo?—La increpo—¿Tanto deseas convertirte en otro peón del dios de la muerte en esta guerra?

—Mi señora, ¿acaso no recuerda lo que sucedió cuando intentó escapar el día de la ceremonia?—Gesticula con exasperación—¡Nos metimos en muchos problemas! Esto no es un juego.Toda acción conlleva una consecuencia y esta vez puede ser inconmensurable.Se lo suplico: por favor desista.

Game of gods » KinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora