9: La mortal espera nupcial.

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Myeong no me da tiempo a recuperarme.Así como me desplomo, ella me sujeta la muñeca y me levanta de un tirón sin importarle la mirada de los presentes, la cual recae con asco y rencor sobre mi persona.

Sé que debería disculparme, siento que debería suplicar su perdón por traicionar de una manera tan vil su confianza y avergonzarla como su discípula, pero nada sale de mi boca.Me siento como un cascarón vacío mientras ella me arrastra hacia su morada, sumergida en un sentimiento casi onírico.Todo se siente como un sueño, como una pesadilla, pero lo más terrible de ello es que es real.

Ya ni siquiera me importa lo que suceda conmigo.Lo que realmente me duele es haberle fallado a quien me recibió en su hogar y me enseñó todo lo que sé.El dolor y la ira en sus ojos, los cuales alguna vez fueron nada más que maternales para mí, me mata lentamente.

Cuando me arroja dentro de mi habitación, dejándome a cargo de sus doncellas con escuetas y frías palabras, mi corazón se hace trizas.La desesperación por evitar su partida me lleva a sollozar en su nombre, añorando aunque fuera una mirada, una palabra.

-Myeong, perdoname...Myeong...

Al oírme, su espalda se endereza de un tirón y antes de que me dé cuenta, me encuentro desplomada en el suelo con la mejilla prendida fuego como resultado de su revés.

Las doncellas contienen un grito colectivo, temblando en sus lugares e incapaces de interceder.

-No tienes idea de lo que te has hecho, niña tonta...-Me dice, con los ojos repletos de lágrimas y el rostro desfigurado por la ira-¡No tienes idea! Tantos años de educarte y cuidarte como a una hija...para que deseches todo por estúpidas ilusiones.¡Y ahora mira lo que has causado! Si hubiera sabido que esto sucedería, te hubiera matado con mis propias manos en aquél prado en el que el universo te dio a luz.Eso habría sido más compasivo, teniendo en consideración el futuro que te espera.

Sus palabras son tan fuertes, violentas y contundentes, que mi llanto no hace más que crecer.Intento aferrarme a la tela de su vestido al pasar, pero ésta se desliza entre mis dedos y se me escapa mientras ella se dirige hacia la puerta.A último momento se detiene en el umbral y deja caer su cabeza hacia adelante durante un segundo.

-No saldrá de ésta habitación hasta que el día de su partida llegue...-La escucho decir-Bajo ningún motivo.Ni siquiera quiero ver su rostro.

Ella no se voltea a verme.A último momento, mientras intento acallar mis sollozos con la palma de mi mano y las doncellas me rodean, a penas logro divisar la presencia de Shinwon: ha estado en el pasillo durante todo momento observando el trágico espectáculo.

Su rostro lleno de pena es lo último que veo antes de que la puerta se cierre durante lo que se siente como una eternidad.

...

Mis dedos acarician el vidrio de la ventana, observando el prado que se eleva orgulloso del otro lado.Sobre el cielo no reina más que un cálido sol, pero ya no siento su calor.Los planetas se mueven lentamente.Ya no sé en qué día me encuentro exactamente.Ya que en el plano celestial jamás cae el sol, no podría saberlo tampoco.El tiempo es algo relativo en este lugar.Sin embargo, no he podido ignorar como más allá del horizonte oscuras y grises nubes se acumulan.Jamás he visto algo similar.Tienen algo hechizante y terrible, algo que te impide dejar de mirarlas.Hay algo en ellas que te llama.Me paso horas y horas observándolas moverse: algo ha cambiado, algo se acerca.

Abrazo mis piernas en cuanto la puerta se abre repentinamente y rompe mis cavilaciones, sin desviar aún la mirada de la ventana en la cual me encuentro sentada.Segundos después, detrás de mí puedo escuchar como vuelve a cerrarse y unos pasos se aproximan.

Game of gods » KinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora