Hyunggu me deja entrar primero. Su salón es un lugar oscuro. Está repleto de papiros, libros y mapas. Uno enorme que representa el plano de las sombras está abierto sobre la enorme mesa circular en el centro de la habitación. Detrás de esta se eleva una ventana tan grande como la que había en nuestro cuarto nupcial y desde aquí pueden verse tanto el jardín marchito como el valle de los lamentos. Me pregunto si él mismo estuvo mirándome a través de las cortinas traslúcidas todo este tiempo durante mis recorridos por el lugar en los breves recesos que tuve entre mis estudios. Las estatuas se ven aún más tenebrosas desde aquí, proyectando sombras bajo la luna.
Desviando mi atención de regreso al lugar que tanta curiosidad me dio en un pasado, me pongo a observar el piso de baldozas ajedrezadas. Es la única pizca de blanco en todo el lugar. Aparte de ello solo el imponente marco dorado de la ventana y la puerta roja contienen color. Todo se ve apagado y tétrico pero a la vez resulta elegante.
Mi error es distraerme con mi entorno. Eso es lo que le permite acercarse de forma sigilosa y plantar su pecho contra mi espalda.
Un jadeo. Esa es la única respuesta que puedo dar cuando uno de sus brazos envuelve mi cintura y el otro sostiene a centímetros de mi pecho una pequeña pero filosa daga. Su filo brilla bajo la luz que ingresa por la ventana. La conozco perfectamente. He tenido varias pesadillas que la involucran y sé de lo que es capaz.
—Pregunta lo que desees.—Le digo en cuanto consigo hablar, intentando aparentar una calma de la que carezco—Yo responderé. No hay necesidad de amenazarme. Se ha establecido un pacto de sinceridad desde el momento en que cruzamos esa puerta.
—Yo seré quien decida eso.—Me contradice—La confianza no se regala, mi reina. Se gana. Y tú no has sabido más que perderla en nuestro escaso tiempo juntos.
Cierro mis ojos e intento mantener la compostura. Entiendo de dónde viene todo esto. Sé que me está probando. No es solo su seguridad la que puse en riesgo sino la de todas las criaturas bajo su cuidado.
—Es justo.
—¿Reconoces esta daga, Eunji?—Sus labios rozan mi oreja al hablar y me transmiten escalofríos. Su tono de voz es peligroso.
—Sí.—Susurro—La reconozco.
—Entonces sabes de lo que es capaz...—Hace una pausa—¿Pero acaso conoces su historia?
Abro los ojos y al hacerlo puedo ver su rostro entre las sombras, reflejado en la ventana. Sus ojos están posados en algún punto en mi hombro. Un mechón de cabello oscuro le cae sobre la frente. Se lo nota atento y serio.
No parece provocarle nada el hecho de estar sosteniendo un arma en mi contra. Su mano no tiembla en absoluto al empuñar la daga maldita y no me sorprende: sé que es capaz de todo para proteger este reino. No lo juzgo por ello. Muchos dependen de él. Eso incluso me hace respetarlo más...aún cuando soy yo la que está del otro lado del filo.
Puedo sentir su pecho y el contorno de su cadera pegada a mi espalda. Su tacto, el cual ha regresado a ser frío a causa de que lo solté, me transmite escalofríos por varias razones. Me siento vulnerable en esta posición. Una mezcla de adrenalina y tensión se aparece en mi pecho.
Esperaba que me pregunte de dónde saqué la daga, qué cómplices tuve, cuál era mi plan. Esperaba todo menos una historia. ¿A dónde vamos con esto?
—No, no la conozco.
Lo escucho inspirar profundamente antes de comenzar a narrar con una voz trémula:
—La diosa de la noche la creó. Su objetivo era acabar con la existencia del dios del orden...
Desde ya puedo intuir que esta historia no se encuentra en las escrituras. Jamás he escuchado algo semejante. Por ello presto suma atención, intentando descifrar de qué se trata todo esto.
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Game of gods » Kino
FanficEsta noche Eunji desposará a un monstruo. Poco sabe ella que peores bestias aguardan en la oscuridad. "¡Habitantes de las sombras! Salgan de sus recónditos lugares... Vengan a recibir a su reina..." ➳AU. ➳¡Actualizaci...