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22: Quemando puentes.

Después de mi descubrimiento, escapé presa del horror y dejé la habitación.Simplemente salí corriendo mientras mi amiga continuaba llamándome y el rostro del dios de la vida se mostraba más turbio.

Ni una vez miré hacia atrás.

No supe hacia dónde me dirigía hasta que mis propios pies me llevaron de regreso al valle de los lamentos, como si allí pudiera encontrar lo que estaba buscando: el espíritu de Misoo y la confirmación a mis sospechas.

Una parte de mí esperaba que ella pudiera desmentirlo todo, que la terrible revelación que había tenido no fuera verdad y que todo se tratara de un malentendido.Sin embargo, no la encontré allí y en mi desesperación ni siquiera tomé la bellota dorada que Hyunggu me advirtió que llevara conmigo para encontrar el camino de regreso.

Ahora estoy pérdida y sóla de nuevo.

—¡Misoo!—Comienzo a gritar mientras corro, a duras penas intentando no tropezar con la larga falda de mi vestido—¡Misoo!

Antes de que me dé cuenta uno de mis pies se atora en una roca y mi cuerpo cae hacia adelante, causando que gire cuesta abajo por una enorme duna de arena.A pesar de que su inestable y suave textura impide que me lastime, al terminar de caer boca arriba ni siquiera puedo moverme.Ya no tengo energías.Las lágrimas me impiden ver con claridad el cielo estrellado sobre mi cabeza y el horror aún se aferra a cada fibra de mí.

Los ojos cargados de dolor de Misoo están impresos en mi mente.

¿Cómo alguien pudo hacerle algo tan terrible a otro ser?

¿Cómo es que Hongseok, Myeong y Shinwon habían permitido que me trajeran a este lugar abandonado de toda justicia y corrompido por un crimen terrible?

—Debí escuchar las advertencias del espíritu y escapar el primer día...—Susurro con un profundo dolor en el pecho—¿Ahora qué voy a hacer?

Sé que yo misma conozco la respuesta a esa pregunta.

Sin embargo, ¿realmente me atreveré a hacerlo e ir hasta las últimas consecuencias? ¿Y qué sucederá luego si lo hago? ¿Podré continuar como si nada?

—Jamás fuí la más valiente, inteligente o fuerte...—Presiono mi mandíbula con fuerza mientras las lágrimas se deslizan por mis mejillas—Hongseok, Shinwon, Myeong...esos eran ustedes.Sin su presencia no soy nada más que temores y dudas.No creo poder cumplir con mi misión.Ni siquiera sé en quién confiar.Me siento tan perdida...

—¿Con quién hablas, mi niña?

Me incorporo con rapidez al escuchar una voz familiar.

No, no puede ser...

¿Acaso...?

—¡Myeong!—Grito con alegría y sorpresa al verla sentada en la cima de una roca.

Mis ojos no pueden creer lo que ven.

Ella me sonríe con ternura y hamaca sus pies.

—Por todos los cielos...—Chasquea la lengua con un cálido gesto en el rostro—Te ves terrible, niña.¿Qué te ha pasado?

—¿Cómo...?—Balbuceo—¿Cómo es que estás aquí?

—Intuía que me necesitarías.—Se pone de pie y permite que su largo vestido blanco baile con la brisa nocturna—¿Preferirías que me fuera?

Ella comienza a retirarse por la colina cuando mi grito la detiene.

—¡No!—Le suplico—Por favor, quédate.Es sólo que...es absolutamente increíble que estés aquí.Me tomaste por sorpresa.