19: Furtivo.

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Los guardias intentan detenerme, pero no permito que lo sucedido durante mis visitas anteriores se repita: antes de que me impidan el camino empujo con fuerza las puertas del palacio sabiendo que tocarme o amenazar mi bienestar no es un riesgo que alguno de ellos esté dispuesto a correr si me resisto.

No puedo seguir esperando.

Necesito respuestas.

Ya.

—¡Padre!—Rujo dentro del salón con el mentón en alto—¡Exijo que me recibas ahora!

—¿Exijes?—Repite mi madre con estupefacción desde su trono.

Mi padre no dice nada mientras me acerco hasta las escaleras de mármol y me dejo caer sobre mis rodillas.

—¡Hongseok!—El horror ocasiona que la diosa de la justicia se ponga de pie—¿Qué haces?—Con un movimiento brusco de su mano, despide a todos los presentes y las puertas se cierran dejándonos sólos—¿Cómo se te ocurre...?

Presionando la mandíbula, sostengo la mirada contra el suelo y no me muevo de mi lugar a pesar del pánico que desata en mi madre mi gesto de sumisión.

Un dios nunca se arrodilla ante otro.

Un príncipe nunca se rebaja.

Toda mi vida se me instruyó eso a punta de lanza.Nunca pensé que llegaría el día en que faltaría a esa enseñanza.

—¡Levántate en éste instante!—La voz de la diosa es cada vez más y más fuerte.Escucho sus pasos y el susurro de la larga cola de sus vestidos por las escalinatas incluso antes de sentir sus dedos aferrándose a mi brazo—¡Ponte de pie, mi hijo!

—No.—Determino, escuchando una fuerte exhalación como respuesta—Necesito ser escuchado.Estoy aquí para pedir un favor al soberano celestial, no a mi padre.—Elevo mis ojos hacía el susodicho, quien no se ve tan sorprendido por el espectáculo—Me has mantenido fuera del palacio y has acallado mis exigencias, pero no más.Exijo una audiencia.

—Haz algo...—Mi madre dirige su atención hacía su esposo, buscando ayuda mientras mantiene su agarre en mí—Esto será un escándalo...

—Es interesante...—La potente voz de mi padre resuena en el salón al romper el silencio—Es interesante como tus palabras contradicen tus actos, hijo mío.Te arrodillas como cualquier otra criatura bajo mi cuidado pero en lugar de implorar lo que salen de tus labios son las exigencias de un príncipe.Deberías decidirte, ¿eres uno o el otro?

—¿Qué necesito hacer para ser escuchado?

—Obedecerme y conocer tu lugar sería un buen comienzo.

Lo observo con impotencia.

—Te pedí que me expliques lo sucedido en la ceremonia pero me mantuviste alejado desde entonces.Padre, todo esto es inconcebible...

—¿Inconcebible? El destino ha hablado.

—Tú le diste la victoria.—No puedo evitar que el enojo sature mis palabras—No fue el destino.

—Las reglas son las reglas...

—¡Yo debí ganar!

Mi grito es seguido por el silencio.Tarde me doy cuenta de mi error.

—Reconoce tu lugar y mide tu tono de voz, Hongseok.De lo contrario habrá consecuencias.—El regente ni siquiera parpadea al hablar.Su tono de voz basta para delatar su molestia y hacerme temblar en mi lugar.

La diosa superior de la justicia parece no saber qué hacer mientras ambos nos miramos entre sí.Al final no me queda más opción que dejar caer mi cabeza humildemente y romper el contacto para que no sea considerado una ofensa.

Game of gods » KinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora