34: Ojo por ojo.

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—Qué desilusión.

Me tenso al oír la voz de la criatura, previendo mi final y temiendo lo peor.

De repente, la sombra sobre mí desaparece y el ambiente parece aligerarse con su ausencia.La enorme criatura se arrastra de forma tenebrosa bajo el mismo puente donde se ocultaba.

—Puedes pasar.

La sorpresa me lleva a cometer una equivocación: mis ojos se alzan para encontrarme con su rostro un segundo antes de que desaparezca por completo y lo que veo allí me perseguirá por el resto de mi existencia.

Donde debería estar su cara no hay más que un rejunte de rostros contorcionados en una eterna agonía, como queriendo arañar su camino hacia afuera y a través de la escamosa piel del ser.Deben ser las víctimas que ha recolectado a lo largo de los siglos, pienso.La visión de sus ojos negros como dos pozos en una perpetúa expresión de aburrimiento y vacío, sumado a lo que acabo de describir, es tan horrorosa que no puedo mirarlo por mucho tiempo sin temblar durante el breve momento en el que cruzamos miradas.

—No tardes en cruzar, pequeña diosa.Ella te ha estado observando con atención.—Dice su imponente voz una vez que está fuera de mi vista, desde las entrañas del abismo que lo cobija—No la hagas esperar y recuerda este día.Ha sido el de suerte.

Sin intenciones de quedarme un segundo más en este lugar maldito, me lanzo hacia delante y corro por la enorme estructura de cristal.Mis pasos resuenan con fuerza durante todo el trayecto.

A mitad de camino, una luz blanca ilumina todo mi alrededor y por poco me ciega.Su brillo es tal que me obliga a cerrar los ojos.

Al abrir mis ojos me encuentro en un lugar completamente distinto.El mítico puente sigue a mis espaldas pero no puede verse lo que hay al otro lado.No comprendo exactamente lo que acaba de suceder y mi mente se encuentra confusa pero intuyo que he cruzado de forma exitosa.

No hay nadie alrededor.Lo único que llena el espacio verde es una colina.En su cima, un pequeño templo de color rojo y apariencia extravagante me hace señas.No difiere mucho de los espacios que en la antigüedad los hombres solían destinar para la alabanza de los dioses.

Titubeante, comienzo a subir por las escaleras de piedra.El trayecto es empinado y se me hace eterno.Varias veces observo el cielo sobre mi cabeza intentando disuadir cuánto tiempo he estado subiendo, pero aquí parece que todo ha vuelto a la normalidad y los astros brillan sin interrupciones.Debe ser otro capricho del oráculo.Sin noche o luna como en la tierra y sin nadie más que pueda instruirme, no hay signos que me indiquen cuánto tiempo ha pasado desde que me incursioné en el camino que me separó de mis compañeros.

Comienzo a exasperarme.¿Cuándo se quedará sin trucos bajo la manga el oráculo? ¿Acaso no nos hizo pasar por suficientes pruebas y peligros ya?

Cada escalón que piso agrava más y más mis preocupaciones.Hyunggu no deja de rondar mi mente.Espero que aún no sea tarde.

A lo lejos escucho el ruido del agua y finalmente me encuentro con otra criatura.Desde donde estoy distingo a una ninfa peinando su largos cabellos negros, recostada en una fuente repleta de nenufares y plantas acuáticas.Por supuesto que todas ellas son falsas.No son más que una ilusión.Una escenificación.Así parece serlo todo en este plano: una pintura que su dueña mandó a hacer de acuerdo a sus gustos, mera decoración para los barrotes que la sepultan en este lugar maldito.

Intento dirigirme hacia ella para que me oriente pero sus preciosos ojos continúan viendo la caída del agua sin descanso.Su plácida expresión continua inamovible.

¿Cuántos siglos habrá permanecido así? ¿Acaso será real?

Mis dedos tocan algo sólido al clavarse en su hombro con timidez pero ella no se inmuta.Quizás no sea más que una linda vasija sin nada en su interior.

Game of gods » KinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora