14: Demostración de magia.

303 43 21
                                    

¿Por qué tomar las decisiones más estúpidas e infantiles en los momentos más peligrosos?

Sí, bueno, yo también me lo pregunto después de hacer exactamente eso.

Quizás Shinwon no exageraba al decirme que tengo un instinto suicida y que soy demasiado impulsiva como para sobrevivir en el plano divino.Eso es en lo único que pienso mientras giro en una curva forzosa.Las enormes pisadas del monstruo me siguen fielmente, al igual que sus gritos repletos de furia y la enorme cantidad de arena que deja caer al estamparse contra todo lo que está en su camino en su apuro por atraparme...y por despedazarme.

Es la quinta vez que pasamos por el mismo lugar, la quinta vez que veo el acantilado.Quizás no fui tan lista como me creí al arrojar la piedra.Y es que bueno, ¡tampoco había pensado! Me salió como mero reflejo, dejándome llevar por la ira que me provocó su ofensa.Pero ahora comienzo a replantearme las cosas que no consideré en su momento.Cosas como que de el valle de los lamentos no hay salida y que estaré atrapada aquí corriendo por toda la eternidad hasta que esa cosa me alcance.

Myeong me pidió que fuera inteligente y cauta...y lo primero que hago es arrojarle un proyectil a un monstruo por llamarme poco grácil y fea.

Creo que debí haberle dado el botón en primer lugar.

Mis pensamientos se detienen bruscamente al encontrar una roca donde esconderme y descansar un segundo para pensar un plan.Mirando hacía atrás, me lanzo bajo ella y cruzo los dedos para que esa cosa no pueda escucharme u olerme.Por lo poco que ví, tengo algo a mi favor: no posee nariz.Lo que tengo en contra es que es enorme, tiene garras y está furioso.

Poca cosa.

-¡No tienes dónde ir, diosa!-Ruge en algún lugar cerca de mí, paralizándome del miedo-¡Voy a encontrarte tarde o temprano!

Sería buen momento para usar un encantamiento.Si supiera alguno, por supuesto.

-Maldita sea...-Respiro temblorosamente, apoyando mi cabeza en la roca detrás de mí.

Estoy perdiendo el tiempo cada segundo que pasa, pero por más que lo intento no consigo recordar ningún hechizo de defensa personal.Supongo que debí haberle prestado atención ese día a Shinwon en lugar de hacerle bromas con esos hongos apestosos.

-Muy bien...-Susurro, intentando calmarme.

Entonces pienso en algo: quizás no recordara encantamientos de ataque, pero si sabía cómo hacer bromas.

Un estúpido plan de distracción se forma en mi cabeza.Pero luego, ¿qué?

Las pisadas suenan cada vez más cerca.

Bueno, supongo que lo averiguaría luego.

-Ssstiga rabbia rellinda.-Pronuncio una y otra vez hasta que un pequeño haz de luz aparece en mi dedo.

Aliviada de que mi magia me responda en una situación de tanto estrés, me asomo de mi escondite y entrecierro mis ojos para apuntar hacía mi objetivo.El gigantón está mirando el interior de una de las cuevas, demasiado concentrado en su búsqueda.Luego de una pausa, lanzo el haz de luz directo hacia él.

El monstruo salta cuando su taparabos comienza a moverse de forma extraña.Pronto, y para mi sorpresa, su rostro se desfigura con terror.

Nunca pensé que los monstruos le temerían a algo tan pequeño como las ratas.

-¡Ratas!-Chilla mientras millones de ratas grises emergen de la diminuta prenda de ropa que cubre sus partes íntimas-¡Ahhhhhhhggg!

Tuerzo mi expresión al imaginarme a qué se debió ese grito: una de mis pequeñas amigas debió morder a su amigo.

Game of gods » KinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora