him.

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—Si vas a entrar, entra.—Digo en voz alta.

Desvío mis ojos de los enormes planos extendidos sobre la mesa y los dirijo a mi viejo amigo, el cual se encuentra parado en el marco de la puerta con los brazos cruzados y una expresión inquieta.

—Changgu...—Me siento lentamente y me recuesto en el asiento—Si estás pensando algo, dilo.

Silencio.

Luego...

—Cantaste.—Dice de repente.

—Sí.—Cruzo mis dedos—Lo hice.

—Por primera vez en siglos...

—No es nada.Fue un gesto diplomático.

—¿Realmente lo fue o es lo que quieres que todos crean?

—Todos pueden creer lo que les plazca.

—Esa no es una respuesta.

Sin importar lo que diga no hay nada que lo convenza de lo contrario, así que opto por guardar silencio.

—Supongo que aún después de tantos siglos, si hay alguien a quien no le debes explicaciones es a mí...

Deja caer sus hombros y el dolor chispea en su expresión.

—¿Por qué entonces?—Lo escucho murmurar—¿Por qué soy iluso al insistir?—Una agridulce sonrisa se pinta en sus labios—Quizás soy masoquista.La vida y la muerte...nada más que un cliché.

Dejé que sus sentimientos fueran demasiado lejos.Ahora puedo verlo.Me equivoqué y jamás me perdonaré por mirar hacia otro lado durante tanto tiempo, creyendo que de tapar el sol con un dedo este desaparecería.

Los sentimientos jamás funcionan así.

Pero en mi defensa, yo no lo entendía el día que me encontré con Changgu en aquél estanque y tampoco lo hice los siglos que le siguieron a ese primer encuentro, el cual nos marcó a ambos de formas muy diferentes.

Jamás entendí del sentir porque toda mi existencia la transité en soledad, entumecido a todo lo que no formara parte de mis deberes en la tierra.

O al menos no lo entendí hasta entonces...

Ahora sé que la clase de esperanza que habita su corazón debe ser extirpada antes de que provoque aún más dolor.Puede que ahora sea un acto despiadado pero es lo correcto.No puedo permitirme seguir ignorando sus sentimientos porque eso le causará más sufrimiento a la larga y eso sería aún más cruel.

—Changgu...

—No puedo creer que seas tan engreído.

Enmudezco al oír la hostilidad en su voz.Jamás me habló así antes.

—Sé lo que vas a decir y no quiero oírlo.—Continúa, dejando que el cabello rubio le caiga por la frente y oculte sus ojos—Puedes tener el dominio sobre todo el plano de las sombras, Hyunggu...pero no sobre mi corazón.No es tan sencillo como apagar un interruptor y ya.—Me observa con profundidad, a lo que yo me obligo a desviar la mirada para no ver el sufrimiento en sus ojos—Y tú deberías saberlo.Durante un breve momento...durante un breve momento la tuviste a ella.—Dice con dificultad.

Inspiro profundamente a través de los recuerdos y bloqueo una repentina imagen titileando en algún lugar de mi mente: sus inocentes ojos de ciervo, el largo cabello flotando en la brisa, sus risas y el suave sonrojo sobre sus mejillas...

Una vez hace mucho tiempo amé y fui amado.

Pero el precio a pagar...

El precio a pagar fue demasiado alto.

—Si no puedes corresponderme, Hyunggu...—Suspira, trayendo mi atención de regreso al presente—Si no puedes hacerlo al menos no seas tan engreído...

Y entonces él me sorprende por completo al sonreír.

—Déjame sentir con libertad.No necesito que me correspondas para ello.Despúes de todo, lo he hecho durante todo este tiempo a pesar de tener que competir con su recuerdo y luego a pesar de tu desaparición...jamás me detuve.Yo juntaré los pedazos rotos para que no te cortes con ellos cuando todo esto acabe.Mientras tanto...—Inspira—Mientras tanto déjame estar a tu lado, Hyunggu.Prometo sentir en silencio y en voz baja, para no abrumarte...

—Changgu...—Lo interrumpo, mirándolo directo a los ojos para que vea con claridad mi honestidad—Eres mi único amigo en este mundo y en cualquier otro.Mientras existas, lo único que deseo siempre para tí es que tu paso por el universo sea brillante y ruidoso.No te atrevas a desestimarte.Tu existencia hace más llevadera la mía.Tu existencia...sin tí no existiría en primer lugar.

Sus ojos están sospechosamente brillantes al asentir.

—Eso quiere decir que no te librarás de mí pronto.Comprendo.

Su expresión poco a poco se torna más precavida, dejando de lado la emoción.

—Pero tal y como dijiste...—Dice—Como tu amigo...como tu amigo debo advertirte, Hyunggu.

—¿De qué hablas?

—De la razón inicial por la que vine, la cual no era llevar a cabo una ridícula escena de celos.—Suspira y luego recompone su rostro, alejando sus sentimientos de la superficie—Tú tienes oídos en todos lados.No finjas que no lo sabes.

Simplemente asiento, sin dejar ir más información.

—Ella está comenzando a hacer demasiadas preguntas, Hyunggu.

El aire a nuestro alrededor se tensa de improvisto.

—Quiere saber qué sucedió hace siglos.Quiere saber de Misoo.—Aclara mientras su expresión se oscurece—¿Qué si no le gustan las respuestas? ¿Qué piensas hacer al respecto?

Incapaz de mantenerme sentado, me pongo de pie y comienzo a caminar el lugar mientras pienso.

—¿Y bien?

—Nada.

—¿Cómo?—Parpadea con confusión.

—Lo que oíste.—Tomo uno de los numerosos libros en mi estantería y lo abro con cuidado.

—Hyunggu.—Ahora suena molesto—Estás siendo demasiado descuidado a su alrededor.Recuerda de dónde viene.

Elevo mis ojos y los planto en los suyos con enojo.

—¿Crees que no lo sé? Ella...

—Estás cegado.

Él se estremece y luego lanza algo brillante sobre mi escritorio.Al ver de qué se trata, intento mantener la compostura a duras penas.

—Yo no pienso dejarlo pasar.—Hace una pausa y yo me centro en recoger entre mis dedos el familiar artefacto—No me confío de ella desde el primer día y mis sospechas acaban de confirmarse.Tenía razón: no merece tu confianza y tampoco merece ninguna oportunidad.La manzana jamás cae muy lejos del árbol y a ella ya la pudrieron.Haz algo al respecto o va a acabar contigo pronto.

Reflexiono sobre sus palabras al descubrir la inscripción dentro del compartimiento secreto, justo donde sabía que la encontraría.

La letra es inconfundible.

Teniendo al mismo maestro, sólo hay tres seres con vida además de mí en el plano divino con ésta caligrafía.

Mi puño se cierra con fuerza cuando la figura de Changgu desaparece en un haz de luz, haciendo brillar la brújula entre mis manos.

Ya movieron la primera ficha en el tablero...—Susurra su voz, desapareciendo en el aire—Ahora nos toca.

Game of gods » KinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora