Parte II. Capítulo 20. Siempre

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Después que Shin volviera con mis cosas y la comida, para mi mala suerte se aferró a seguir las indicaciones del médico a pesar de mis esfuerzos, incluso me amenazó con dormir en el sofá de la habitación si no accedía a comportarme, por lo que esa noche me tuve que conformar con solo dormir a su lado.

Aunque hubiera preferido pasar mi noche de otra forma, esa tampoco fue una mala experiencia, habíamos pasado mucho tiempo separados, por lo que el hecho de que su cara fuera lo último que viera al dormir y lo primero al despertar me llenó de una felicidad inmensa. Además, aunque trató de mantener su distancia de mí, me las arreglé para abrazarlo mientras dormía.

A la mañana siguiente me desperté por el sol que entraba por la enorme ventana de la habitación, ahora recordaba por que odiaba la playa, a pesar de que era muy temprano el calor era insoportable. Me levanté de la cama con cuidado de no despertar a Shin y fui hacía el baño para lavarme la cara, esperando que eso ayudara. Además encendí el aire acondicionado que Shin no había querido encender la noche anterior debido a mi fiebre.

Poco a poco la habitación comenzó a estar a una temperatura más adecuada para mí, solo me preocupaba que fuera demasiado frío para él. Después de tomar mi medicina, volví y me quedé parado junto a la cama, observándolo. Me fascinaba verlo dormir, los mechones de cabello que caían sobre su rostro le daban un aspecto muy sexy.

De pronto comenzó a moverse, pensé que se había despertado por el frió repentino de la habitación, sin embargo no abrió sus ojos de inmediato, si no que extendió su mano buscándome a su lado. Su ceño se frunció cuando no pudo encontrarme, por lo que me senté a su lado y tomé su mano entre las mías:

-Ya sé que estás despierto

En su rostro se dibujo una sonrisa maliciosa que confirmaba mis palabras, pero siguió sin abrir los ojos, en su lugar se movió para colocar su cabeza sobre mis piernas. Comencé a acariciar su cabello con dulzura y su sonrisa se hizo aun más amplia, estaba seguro de que ambos estábamos disfrutando mucho de ese momento. Después de unos minutos abrió sus ojos y dirigió su mirada aun un poco adormilada hacia mí:

-Buenos días – su voz se escuchaba un poco ronca - ¿Cómo te sientes?

-Mucho mejor, me levanté hace un rato y tomé la medicina.

-¿Tienes hambre?

-Aun no, todavía es temprano – volvió a moverse de forma que sus brazos rodearon mi cintura - ¿quieres dormir un poco más?

-Solo quiero quedarme así, ¿Crees que necesitamos volver a trabajar?

-Mmmm creo que en algún momento tendremos que volver, pero aun tenemos unos días.

-¿Podemos quedarnos aquí? Sé que la playa no te gusta mucho

-Veamos, la habitación tiene aire acondicionado y tu estás aquí así que sí, puedo sobrevivir – me reí – Pero solo unos días.

-¿Alguna vez imaginaste que estaríamos así?

-Honestamente no, hasta hace unos meses aun eras una molestia para mí – seguí acariciando su cabello – Pero ahora creo que no me imagino un futuro sin ti a mi lado.

-Estás inusualmente cursi – ahora fue su turno de reír

-¿No te gusta?

-Me gusta. Solo me parece un poco extraño.

-En realidad yo soy así, pero me había escondido de mi mismo por mucho tiempo. Ya no quiero hacerlo, quiero ser más honesto con mis propios sentimientos.

En ese momento Shin se levantó de mi regazo y tomó mi cara entre sus manos para besarme, fue un beso dulce que poco a poco comenzó a aturdirme la cabeza. Me perdí en sus labios y lo que el sabor de su boca despertaba en mi cuerpo. Después de unos minutos de este intercambio Shin se separó de mis labios y me abrazó, susurrando a mi oído:

=Dos extraños=Donde viven las historias. Descúbrelo ahora