Parte II. Capítulo 13. Rendición

106 13 39
                                    

-Ya no estoy borracho, sé perfectamente lo que hago

Aferré mi agarre a su cuello y lo besé, Shin apretó sus manos y me acercó más a su cuerpo, ajustando en el proceso el ángulo de su rostro para poder profundizar nuestro beso. Nos besamos por varios minutos, cada vez con mayor intensidad.

De pronto Shin se levantó y uso su fuerza para levantarme y colocarme sobre la barra de la cocina, haciendo un desastre con los platos que aun estaban ahí. Todo esto sin dejar de besarme. Yo enredé mis piernas a su cintura y, aunque yo había iniciado el beso, lo deje ser quien tomara las riendas.

La luz del mediodía que entraba por la enorme ventana se cernía sobre nosotros, mientras el calor dentro del apartamento comenzaba a ser insoportable y no, no era por el clima. Mis dedos se mantenían aferrados al cabello de Shin, no me había dado cuenta antes de que fuera tan suave, por lo que era toda una delicia acariciarlo.

A pesar de que mi interior me gritaba que tenía prisa por avanzar en lo que estábamos haciendo, Shin se tomaba las cosas con calma. Podía sentir como sus manos acariciaban en círculos la piel desnuda de mi cintura. Aunque estaba impaciente por continuar donde habíamos dejado las cosas ayer, por otro lado este ritmo lento me provocaba una sensación de excitación que no había imaginado nunca. "Supongo que así se siente cuando estás con la persona correcta"

Mis manos me instaban con urgencia a recorrer su cuerpo, cuando él libero mis labios para moverse hacia mi cuello yo llevé mis manos hacía sus hombros, él llevaba una camiseta de color negro y a pesar de que ésta era delgada, a mi me parecía que era un estorbo, por lo que busqué con mis dedo el borde de la misma y tiré de ella hacia arriba.

Shin levantó la mirada con sorpresa y me regaló una de esas sonrisas indecentes que solamente se le veían bien a él, mientras en silencio y obediente levantaba las manos para que yo pudiera pasar la camiseta por su cabeza y deshacerme de ella, lanzándola lo más lejos que pude.

Me quedé hipnotizado mirando los músculos de su pecho, claramente él se quedó parado frente a mi a la distancia necesaria para que yo pudiera apreciar el espectáculo. La sonrisa de su cara me decía que estaba disfrutando de mi perplejidad. Llevé mis manos hacia su torso, acariciándolo, la piel de Shin era demasiado suave, recorrí el camino de su pecho hacia su estómago con las yemas de mis dedos, acompañándolos con mi mirada:

-Tan sexy – dije con un susurro mientras me mordía el labio.

-Si vuelves a hacer esa expresión – al escuchar su voz levanté la mirada – No podré garantizar tu seguridad.

-¡No lo hagas! – dije riendo

Shin me dedicó una mirada dulce, una que nunca esperé ver en el rostro de un playbloy como él. Pero al mismo tiempo, fue una mirada que derritió todos mis sentidos. Yo no tenía ninguna duda de lo que quería hacer en este momento, solo necesitaba encontrar la forma de hacer que mis sentimientos llegaran a él.

Bajé de la barra ante su mirada curiosa, como si estuviera esperando a ver que era lo siguiente que iba a hacer, tomé mi propia camiseta y me deshice de ella, mostrándole la parte superior de mi cuerpo. Él esbozo una pequeña sonrisa de lado:

-¿No debería ser yo quien te quite la ropa?

-Hablas demasiado – lo rodeé con mis brazos sintiendo el calor de su piel desnuda sobre la mía y acerqué mis labios a su oído - ¿Vamos a tu habitación? Aun me queda mucha ropa que podrías quitar.

-¿Estás seguro? – Escuché su voz cerca de mi oído

No respondí, sencillamente me aparte de su abrazo y tomé su mano mientras comenzaba a caminar hacía la puerta de la habitación sin apartar mi mirada de la suya. Él negó con la cabeza mientras se reía, pero me siguió. No sé de donde estaba saliendo esta actitud tan seductora mía, pero estaba feliz de que estuviera funcionando.

=Dos extraños=Donde viven las historias. Descúbrelo ahora