Parte II. Capítulo 8. Oportunidad

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Desde aquella noche Moon asumió que nosotros habíamos comenzado de nuevo con nuestra relación y yo no me molesté en negarlo. Ese era el siguiente paso si en verdad quería hacerle pagar por todo lo sucedido en el pasado. Por lo que la cantidad de mensajes y llamadas que recibía de él al día había aumentado considerablemente.

No obstante, los días siguientes mi premonición con el trabajo se volvió realidad, estábamos tan ocupados que ni siquiera teníamos tiempo suficiente para comer, razón por la que no tenía mucho tiempo para jugar a los enamorados con él. Este número era muy importante para nosotros, pues se trataba de un número especial que conmemoraba el aniversario de la revista, lo que implicaba que la cantidad de artículos a revisar era mayor a lo usual.

Tal como le había dicho a Moon, incluso Shin tuvo que salir de su cómoda oficina para trabajar con nosotros hasta altas horas de la noche. En el pasado esta situación no representaba ninguna diferencia para mí, sin embargo, me había acercado tanto a Shin durante este tiempo que esta ocasión se sintió diferente.

Me daba cuenta de que en el último tiempo ponía mucha más atención a las acciones de Shin, además ya no era tan reticente a que se acercará a mi, por lo que en los recientes días habíamos trabajado uno al lado del otro. Dándome la oportunidad de identificar hasta el más mínimo gesto de su persona. La forma en que mordía el lápiz cuando se concentraba, como pasaba las manos por su cabello cuando estaba exhausto o la sonrisa de medio lado que aparecía en su rostro cuando estaba satisfecho con el trabajo que estaba haciendo. Sí, lo había estado observando demasiado.

Este ritmo de trabajo duro aproximadamente una semana, el estar tan ocupado me ayudaba a no pensar demasiado sobre el beso que Moon y yo habíamos compartido esa noche, aun así, había momentos en los que ese acontecimiento volvía a mi cabeza. Aun podía sentir la suavidad de sus labios sobre los míos y muy a contra de mi voluntad, mi corazón continuaba acelerándose por el recuerdo. Ese beso había despertado una parte de mí que había estado adormecida por mucho tiempo.

Al final de esa semana la impresión vio la luz sin problemas y nosotros tuvimos un poco de tiempo para relajarnos. Le había prometido a Moon que me mantendría en comunicación con él, por lo que ese día cuando el último artículo fue enviado a la imprenta le envié un mensaje donde le decía que por fin podría salir del trabajo a mi horario habitual.

Por supuesto él interpreto ese mensaje como una invitación para venir por mí, así que esa tarde cuando abandoné el edificio de la revista me encontré con el auto negro que ya me era tan familiar. En cuanto me vio salir, bajo del auto y se acercó a mí con una gran sonrisa y una bolsa de comida:

-¿Qué haces aquí? – mi voz sonaba cansada.

-Solo quise venir a recoger a mi novio – me tomó de la mano - ¿Está mal?

-No, es solo que estoy muy cansado, no tengo energía para salir contigo.

-Lo supuse, por eso traje esto – puso la bolsa de comida a la altura de mis ojos - ¿No has comido nada verdad?

-No, no tuve tiempo.

-Comeremos en el auto mientras te llevo a casa. Así podremos pasar un poco de tiempo juntos y después podrás descansar.

Moon me estaba mirando con tanta emoción que no pude negarme, tomé la bolsa de comida que tenía frente a mí y subí al auto. Un momento después él estaba a mi lado poniendo en marcha el vehiculo:

-Aun no sé bien que es lo que te gusta comer, así que elegí algo común, una hamburguesa ¿Esta bien?

-Tengo tanta hambre que podía comer cualquier cosa, pero sí, las hamburguesas me gustan, gracias – Me esforcé por esbozar una pequeña sonrisa – ¿Tú no comerás?

=Dos extraños=Donde viven las historias. Descúbrelo ahora