pesadillas.

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"—jesse allen, ¿aceptas a amity blight como esposa, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así amarla y respetarla todos los días de tu vida?

—sí, acepto.—dijo el hombre, con una chispa de maldad en sus ojos.

—y tú, amity blight, ¿aceptas a jesse allen como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

—pues...—amity dudó. sentía que no tenía otra opción, y estaba a punto de decir que sí cuando, al pensar en luz, sacó valentía de donde no había—¡NO! ¡no acepto!

todos en el lugar jadearon, comenzando a murmurar, y aunque a amity no le importaba, a odalia se le caía la cara de vergüenza.

—amity sólo está jugando... es muy bromista, ¿no, querida?—su madre la miró con una mezcla de odio y angustia, como diciendo "¿¡qué haces, tarada?!

—ya quisieras que estuviera jugando, odalia.—amity subió al escalón más alto—¡yo no amo a este hombre, y no me casaré con él!

—¿aún no lo sabes?—jesse rió de forma psicótica—si no eres mía, no eres de nadie, ¡entiende!

y con su magia, el hombre atrapó a la chica de cabello verde y la puso contra la pared, amenazándola con una flama de fuego azul que salía de la palma de su mano.

—¿estás segura que no quieres casarte conmigo?

amity cerró los ojos con fuerza. ¿morir, o ser infeliz por siempre?

levantó una ceja y lo miró a los ojos con cólera y desprecio.

—muy, muy segura.

—de acuerdo,—asintió jesse, sin poder creer que su amenaza hubiese fallado, pero haciendo lo que tenía que hacer; quemar viva a amity—que así sea."

—¡ah!—amity jadeó, aterrorizada.

—¡¿qué pasó?!—murmuró luz, y su novia suspiró, aliviada de que haya sido tan sólo una pesadilla.

—ay...—se escondió en el pecho de su novia—nada. fue sólo una pesadilla.

—¿la misma de siempre?

amity asintió.

luz prendió la lámpara de su habitación y vio cómo su novia lloraba y sudaba frío. aún así, le dio un beso en la cabeza y la tuvo abrazada hasta que se calmó por completo, mientras le secaba las lágrimas que seguían cayendo por sus mejillas.

—amor, esta es la quinta de la semana, y ha pasado casi un año ya. has de estar traumatizada, lo entiendo... hasta yo lo estoy un poco. pero no puedes quedarte así. tenemos que buscar ayuda.

—¡no estoy loca, luz! ¡no necesito ayuda!

—no digo que estés loca, amity. es sólo que no soporto verte así. no soporto seguir viéndote sufrir.

la bruja lo pensó dos veces, pero de nuevo se rehusó.

—no necesito ayuda, luz. son sólo pesadillas.

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