juntas.

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sin compasión alguna por lo que acababa de presenciar, odalia sonrió con más malicia que nunca y disparó su ardiente mezcla con precisión exacta hacia las chicas...

hasta que, cuando estaba por llegar a sus víctimas, el compuesto fue detenido por un gigantesco abominable, tan ancho que no dejó que la tórrida composición le atravesara y llegara hasta las chicas.

—¿¡ah?!—odalia empezó a volverse un lobo rabioso de la frustración, ¿quién podría estar despierto a esta hora de la noche, y tener las agallas para arruinar su plan? y para empezar, ¿quién podría haberse enterado de su plan?

—buenas noches, odalia.—alador blight saludó a su mujer, bajando las escaleras con tranquilidad.

—¿alador?—la mujer estaba tan en shock que ni siquiera se le ocurrió hacerle daño; ¿su marido, su apellido, contra ella?

—sí, ese es mi nombre.—el hombre se postró frente a ella, mostrando un aire de superioridad, siendo el único en la sala que no temía a la psicópata que era su esposa—odalia, concuerdo en que nuestro nombre fue manchado, pero tú oficialmente te has vuelto loca. traté de darte el beneficio de la duda, creyendo que podrías cambiar, pero ahora veo que eres un caso perdido. y lo que les hagas a las chicas tras este abominable, yo te lo haré a ti.

—no te atreverías...—odalia reía.

—pruébame, querida.

la mujer ya no valoraba la vida de nadie; ni siquiera la suya. tan sólo le importaba el estatus que ya ni siquiera tenía, obtener una vendetta contra quienes se lo habían quitado.

antes de que odalia pudiera siquiera responder, la mujer empezó a sentir un jodido EJÉRCITO de ardientes abominables aplastándole por detrás. y su marido sólo veía la escena con una mezcla de emociones encontradas extrañísima, pero sin una pizca de arrepentimiento en su corazón; ni siquiera cuando sintió que, antes de morir, su mujer lo levitó y lo aventó hacia su propio abominable con una fuerza descomunal.

odalia por fin estaba muerta, y alador... quién sabe.

mientras todo aquello sucedía, las novias estaban casi recuperadas, amity un poco menos que luz. aún así, podían pararse y correr, y eso fue exactamente lo que hicieron al ver que el tan duro abominable que antes las había protegido se deshizo cuando alador se dio tan violentamente contra él, hasta el punto en que sonó como si una piedra se hubiera hecho polvo.

se apresuraron a ir con su salvador, rezando al titán por que estuviera... aceptable de salud, pues evidentemente no iba a estar bien.

el hombre yacía en el suelo con los ojos cerrados, respirando con tan sólo un hilo de aire, un hilo que en cualquier momento podría cortarse tan fácilmente como contar hasta tres.

amity se arrodilló junto a él con los ojos llenos de lágrimas. jamás pensó que su padre podría dar la vida por ella; jamás pensó que su padre podría quererla así. por primera vez en casi quince años, alador blight se había portado bien con su hija, dejando su apellido, a su esposa, su vida, todo de lado.

—papá...—amity lloró en voz baja, lamentando lo tarde que era para que alador mereciera el título por fin.

—¿papá? ¿me dijiste... papá?—el hombre abrió los ojos poco a poco, sonriendo al darse cuenta que había logrado ganarse una pizca de cariño por parte de amity, tratando de reunir fuerzas para poder pararse a abrazar a su hija.

—¡papá!—amity lo ayudó a incorporarse y lo abrazó muy fuerte, confirmando que no se había roto nada al no escuchar aullidos de dolor. al separarse, alador posó las manos en la mandíbula de su hija, secando sus calladas lágrimas con las yemas de sus pulgares—papá... gracias por salvarnos.

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