Quédate conmigo

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La noche se había hecho presente y con ella la preocupación crecía a cada segundo que pasaba. Las horas avanzaban sin detén y el estado de la joven empeoraba a pasos acelerados.

Las palabras de su amiga se hacían presentes en su cabeza contra su voluntad haciéndolo esperar lo peor pero ¿cómo no podría? El amor de su vida se encontraba destrozada tanto física como emocionalmente y no había nada que él pudiera hacer para salvarla o siquiera ayudarla, se sentía inútil, desamparado y devastado, al final de todo no podía hacer nada más que esperar.

Aún no habían noticias de la llegada del resto de sus amigos y mientras tanto Katara hacía lo que podía para que Suki sopesara su dolor y condición, aunque fuese únicamente por unos momentos ya que como ella sabía no había mucho más que hacer.
El agua control no servía, las medicinas no servían y todo lo que la morena había estado tratando de hacer tampoco servía. Nada funcionaba. Y así como ella le había comunicado a su amigo, no había mucho más que hacer por ella por más que lo negara.

...

Zuko se encontraba caminando fuera de la habitación impacientemente con el corazón en la boca y el alma entre sus manos; sentía que cualquiera cosa que hiciera, dijera o pensara lo destrozaría en los pedazos más pequeños que pudieran llegar a existir, temía por si, por su estado y sentir, pero aún más temía por su amada. Temía a montones por ella y su bienestar.

Se sentía a morir y se hubiese desplomado de no a ver sido por una voz que lo alertó.

-Señor del fuego Zuko- alzó la mirada rápidamente al escuchar que lo llamaban y trató de cambiar su semblante a la expresión más calmada posible que su propio ser le permitía.

-¿Quién me solicita?- preguntó tratando de sonar tranquilo, le costaba demasiado.

-Señor le traigo un aviso- se trataba de un guardia del palacio- Se ha avistado al Avatar Aang y otros de sus amigos en su bisonte llegando a la ciudad hace unos minutos, decidí hacérselo saber lo antes posible.

-Gracias, por favor recibanlos y háganles saber de mi locación, luego los veré- Zuko no tenía tiempo ni intención de dejar a Suki por más que fuera.

Luego de recibir las órdenes el guardia se retiró dejándolo solo nuevamente a lo que Zuko decidió que sería buena idea avisar a Katara y a Suki de la llegada de los demás. Se acercó a la puerta de la habitación y sin decir palabra entró topándose con una escena desgarradora.

Su amada se encontraba en cama pálida y temblando tratando de aguantar y no mostrar expresión al dolor que sentía mientras la morena practicaba movimientos de curación con agua control sobre su abdomen y vientre.
Su corazón se rompió y quedándose estático habló como pudo.

-Suki...-su voz era entrecortada, le dolía mucho ver toda la situación por la que estaba pasando.

La atención de ambas mujeres se dirigió hacia él, Katara detuvo sus movimientos apartando el agua del cuerpo de su amiga y por su parte Suki abrió los ojos mientras trataba de enderezarse como podía.

-Z-zuko...- su voz sonaba débil y sus ojos... esos bellos ojos azul profundo que reflejaban aquellas noches estrelladas se encontraban inundados en lágrimas, y opacados por el dolor y desesperación. Era pura tristeza la que se reflejaba en su mirada.

Su alma se estrujó de dolor y tristeza, aguantó las lágrimas y casi corriendo se acercó a ella para estar a su lado y sin decir nada la abrazó con la mayor delicadeza que pudo para no lastimarla. Ella sin decir nada, evitando que sus lágrimas se deslizaran le regresó el abrazo con la poca fuerza que aún tenía- Gracias por venir a verme.

Quédate conmigo [SIN TERMINAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora