Cacería

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El evento estaba algo animado y la gente estaba dispersa por todo el salón. Las luces diversas luces decoraban el lugar al estar puestas estrategicamente, la comida y ambientación se veían muy bien, se escuchaba el bullicio de la gente desde distintos lados, habían muchos grupos de gente que conversaban entre ellos mientras otros solo se limitaban a pasar de largo u observar el evento desde sus lugares. Ella se identificaba con ese último grupo de gente. 

Suki se encontraba en su puesto manteniendo guardia durante el evento como el resto de las guerreras Kyoshi del lugar, por primera vez en bastante tiempo era que todas estaban resguardando la mism área, después de todo no era cualquier evento casual de la Nación del Fuego, sino algo mucho más importante y que disponía de la total atención y resguardo de las guerreras; era el cumpleaños del Señor del Fuego, o en otras palabras, el cumpleaños de Zuko. 

Usualmente el Señor del Fuego no se sometía a eventos públicos por mera seguridad y estatus, sin embargo esta vez era distinto y Suki se daba cuenta de ello, aunque no era de su agrado. 

Zuko se encontraba entre un grupo de gente, hablando con quiénes serían personas de Clase Alta, algún ex gobernante, ministro de guerra o nobles de la Nación del Fuego, no identificaba muy bien quien era quien pero suponía de quienes se podría tratar por sus ropas. Sin embargo esa no era el único tipo de gente que había en el lugar, si fuera así, Suki estaría más tranquila pero ese no era el caso; todos los de realeza y clase alta del lugar iban acompañados de sus esposas e hijas. Hermosas jovencitas y no tan jovencitas de la Nación del Fuego que se le presentaban a Zuko con la misma razón, que eligiera con quien se casaría.

Después de todo ya era "hora" que Zuko estuviera con quien fuera su futura esposa y para mucha gente era extraño que esto aún no hubiese sucedido. Después de todo Zuko era un gobernante joven, atractivo, un gran maestro y sobre todo el hombre con más poder en toda la nación; era normal que la gente que lo rodeara quiera acercarcele con otras intenciones, usualmente para ganar poder o riquezas aprovechando a sus hijas. 

Pese a todo eso y que ella sabía muy bien las intenciones de cada muchacha que se le acercaba a él lo soportaba, después de todo tenía que, así eran las cosas.
Sin embargo de un momento  a otro Suki vio algo que hizo que se le hirviera la sangre, su cuerpo se tensara y sus nervios se resaltaran.

Vio a un hombre que recién había llegado acercarsele a Zuko junto a una joven muy hermosa la cual se la presentó, ella sabía quien era el hombre, recordaba verlo antes se trataba de un noble bastante respetable en toda la capital, sabía que tenía una hija pero no se imaginaba la belleza de esta.
Era un muchacha de cabello castaño claro lacio y brillante, figura esbelta pero con senos voluptuosos y grandes, piel blanca y perfecta; vestía un hermoso vestido rojo ceñido al cuerpo con detalles dorados y escote prominente, collares y diversos accesorios con piedras preciosas. Era muy hermosa, incluso Suki lo sabía y no dudaba en que Zuko pensara lo mismo. 

La gente del lugar estaba igualmente sorprendida, algunos susurraban mientras otros solo quedaron impactados. 

Tras ser presentados, la joven se le pegó a Zuko, y se podía ver en todo su intención lo sugestiva que era, pero su belleza daba más de que hablar. Tomó al maestro por el brazo, intercambiaron unas palabras y luego se pusieron a caminar por el lugar juntos. 

Suki al ver tal escena no pudo evitar sentir tanto coraje y desesperación, quería moverse, quería correr hacia donde estaba él y evitar que esa mujer se le siguiera restregando, quería ir y bloquear su chi para que no pudiera moverse en absoluto, en serio quería, no podía soportarlo; y lo hubiera hecho, hubiera hecho todo lo que pensaba en ese momento sino fuese porqué alguien la sacó de sus pensamientos en ese momento. 

Quédate conmigo [SIN TERMINAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora