Caminaba por un sendero de tierra y rocas con pasto a los lados, el atardecer casi se hacía presente, el cielo se había comenzado a oscurecer un poco y pronto cambiaría de color.
Podía escuchar las voces de los niños del lugar conforme avanzaba cada vez más, las luces de los faroles iluminaban las veredas anunciando que pronto sería de noche.
Mantenía la cabeza ligeramente agachada siendo cubierto por su capucha para que así la gente no pudiera reconocerlo, si era que de eso se trataba; estaba en Hira'a, un pueblo algo lejos de la capital pero eso no significaba que no supieran quien era.
Luego de caminar un poco más la vereda dividía su camino, alzó la mirada y se dirigió al pequeño edificio un poco más adentro. Una vez frente al edificio se adentró, caminó por un pequeño pasillo y se detuvo frente a una puerta en la cual tocó.
Un par de segundos después escuchó sonido de pasos y se quitó la capucha. De un momento a otro la puerta se abrió y una sonrisa se pintó en sus labios mientras sus ojos titilaban ligeramente.
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Seguían con su abrazo hasta que esta se separó ligeramente y manteniendo la cabeza gacha se dispuso a seguir la conversación.
-Zuko, ¿qué hacemos?- soltó. Él solo la vio con ojos de preocupación y cariño mientras también pensaba. Ella alzó la mirada- No me malentiendas, estoy feliz de que estés feliz, demasiado- hizo otra pausa- Es solo que no puedo no pensar en ello o que será después.
La veía preocupada y era normal después de todo él también lo estaba, por más felices que estuvieran la situación era complicada. Suki estaba cargando a su hijo y quién podría ser el siguiente heredero a la Nación del Fuego, la situación no era para tomarse a la ligera.
El maestro volvió a tomar su mano y apretarla ligeramente en un agarre firme, y la vio a los ojos.
-Buscaremos que hacer Suki-hizo una pausa- Buscaré que hacer. Estaremos juntos como se debe, te lo prometo.
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Una vez la puerta estaba abierta la pudo ver, esa adorable y bella sonrisa acompañada de esos ojos azules que tanto le encantaban, y su cabello ligeramente alborotado.
-Llegas tarde- le reclamó con voz suave mientras se cruzaba de brazos.
No pudo evitar soltar una pequeña risa para sus adentros pero decidió aguantarse, no quería que le cerrara la puerta en la cara como una vez pasada.
-Lo siento, habían muchas cosas que hacer en el palacio- se excusó con calma a la par que levantaba una pequeña canasta con diversas compras y la se la mostraba. Ella la vio ligeramente y después dirigió su mirada hacia él nuevamente.
-Está bien, pasa antes de que te vean- le terminó por decir mientras apartarse de la puerta para darle paso.
Él se limitó a obedecerla y entrar, vio como su figura se alejaba de apoco dentro de la casa y solo se dispuso a verla. Una vez la perdió se volteó sobre si y cerró la puerta.
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Había pasado toda la tarde en el trono mientras leía pergaminos e informes de políticas, reglas o cuestionas sociales, desde nombramientos de nobles hasta las cuestiones del matrimonio establecido.
Suki iba a pasar el día acompañando a Kiyi en sus entrenamientos y luego iría con ella, Ikem y su madre al pueblo, así que tenía tiempo de investigar a su gusto y sin problemas, además su agenda estaba prácticamente vacía por ende tenía todo el tiempo del mundo.
Había pasado tan solo una semana desde que Suki le dio la noticia de su embarazo, sin embargo él sabía que no había tiempo que perder, quería poder estar junto a ella lo antes posible. Después de todo ya habían podido confirmar la noticia y efectivamente Suki estaba embarazada y a punto de terminar su primer trimestre.
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Quédate conmigo [SIN TERMINAR]
RomanceHan pasado dos años desde los últimos acontecimientos tras el fin de la guerra de los cien años. Zuko lleva al rededor de 3 años en el poder y es resguardado por las mejores guerreras que podrían existir, las Guerreras Kyoshi, y por ende Suki. Pese...