No hacía frío pero él sentía como si se estuviera congelando.
Se encontraba sentado sobre su cama, en su oscura habitación, de no ser por la tenue luz de una vela no sería capaz de ver en lo absoluto. Tenía la cabeza baja, sus brazos recargados sobre sus rodillas con los codos, su respiración era lenta y la habitación mantenía un ambiente de pesadumbre y tristeza, era como si su presencia fuera ausente. Como si no hubiese ser viviente en ese momento que habitara aquel cuarto.
Pasaba el rato y seguía inerte, ni su respiración se lograba escuchar, lo único que rompía el silencio en la habitación era el oleaje de la marea chocando contra la parte frontal del barco.
Y hubiese seguido sentando en aquel oscuro cuarto de no haber sido por la vela que terminó por consumirse y murió luego de que su llama quedase sin cera para seguir ardiendo.
Alzó la mirada un segundo para ver lo sucedido, tras unos segundos y sin decir nada se levantó, tomó una bata negra que yacía sobre su cama y salió del cuarto sin mirar atrás.
Caminó por los poco pasillos del buque, subió las escaleras que daban a cubierta y lo primero que lo recibió fue la luz de la luna llena alumbrando toda la superficie del barco. Entrecerró los ojos para poder alzar la mirada y ver cómo aquel cuerpo celeste emanaba esa luz plateada preciosa. Tras verla por solo unos segundos siguió su camino y se dirigió hacia una de las paredes del barco, se puso de pie frente a ella y recargó sus manos.
Dirigió su mirada al vacío del mar nocturno, el reflejo de las olas por la luz de la luna hacía un poco más posible el ver lo que hubiese más allá, aunque en este caso no fuese mucho. Bajó su mirada, vio como las olas se rompían y se creaba espuma blanquecina que se pegaba y luego desvanecía, se quedó contemplando aquel vacío mientras se perdía, sintió el aroma a mar y tras ello cerró los ojos.
Sus manos se cerraron haciendo fuerza sobre la barda sosteniéndolo, una ligera brisa lo golpeó y abrió los ojos nuevamente, alzó la mirada y viendo el cielo nocturno con la luz de aquella bella luna sintió una ligera calma después de esos duros días. Descansó sus ojos hinchados una última vez, y tras unos minutos regresó a ver el horizonte oscurecido por la noche.
Y así, estando completamente solo siendo la luna y su luz su única compañía se dejó arrullar por el sonido del viento mientras éste acariciaba su mejilla haciéndole recordar aquel preciado recuerdo de su primer beso bajo la luz de la luna.
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Quédate conmigo [SIN TERMINAR]
RomanceHan pasado dos años desde los últimos acontecimientos tras el fin de la guerra de los cien años. Zuko lleva al rededor de 3 años en el poder y es resguardado por las mejores guerreras que podrían existir, las Guerreras Kyoshi, y por ende Suki. Pese...