Adorarla

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Habían pasado ya un par de semanas desde la última visita del Equipo Avatar a la capital de la Nación del Fuego, y por ende de la misma manera habían pasado semanas desde la pelea entre Sokka y Zuko, así como el conflicto sobre el "triángulo amoroso" entre ellos y Suki. Sin embargo las cosas marchaban bien, la relación entre los amigos del Equipo Avatar se encontraba igual de agradable.

De igual manera en la Nación del Fuego el gobierno de Zuko iba mejorando, era bueno y mejoraba, además de que las protestas o amenazas contra él y su gobierno iban cesando y calmándose. 

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Había silencio en la sala del trono, Zuko se encontraba ahí como de costumbre acompañado de Suki, esta al ser su principal guardia lo acompañaba a donde estuviera y se quedaba con este fuese donde fuese. Aunque Zuko estuviese ocupado la mayoría del tiempo habían ciertos momento del día con vacíos los cuales el llegaba a ocupar para pasear por el palacio o los jardines, o para simplemente no estar en el trono.

El suspiro del Señor del Fuego rompió el silencio del lugar llamando la atención de su guardia. 

-¿Sucede algo señor?- preguntó Suki manteniendo esa formalidad y seriedad de siempre cuando estaban en esa sala. Zuko la volteó a ver por el rabillo del ojo, esperando alguna otra reacción hacía él, al no recibirla se limitó a cerrar los ojos y regresar su mirada al centro del salón. 

-Solo estoy algo cansado- contestó. 

-¿No ha dormido bien?- volvió a preguntar la guerrera manteniendo la misma postura que antes. Zuko hizo una pausa, y volteó a ver a su guardia, una sonrisa se pintó en sus labios y decidió que sería buena oportunidad de cambiar su temple así como hacer divertida la situación. 

-No lo sé, tu deberías saber la respuesta, aunque duermo bastante bien debo decir, especialmente después de que- 

-¡Zuko!- gruñó la guerra entre dientes volteándolo a ver con esa mirada característica que le daba cuando le regañaba. 

Rió para sus adentros, pero no pudo evitar que una pequeña sonrisa se colara en sus labios, después de todo adoraba ver a Suki así, como sus mejillas se tornaban rosas pero al mismo tiempo lo veía con ojos de querer ahorcarlo. Le gustaba provocarla y lo había logrado. Regresó su mirada al centro sintiéndose ganador ante la situación. Suki lo imitó y volvió a estar firme. 

-No sé porqué te pones así, no es para tanto, solo iba a decir que duermo mejor después de darnos las buenas noches cuando estamos juntos. 

Suki se tensó, sabía que a Zuko le gustaba provocarla y lo había logrado nuevamente, debía admitir que era muy bueno en eso, tanto que hasta a veces le irritaba, pero tampoco es que ella hiciera mucho por ello, solo lo dejaba pasar. 

Suspiró y volvió nuevamente a su posición, Zuko esta vez soltó una risita; quería pegarle, quería pegarle muy mal pero debía aguantarse, lo único en lo que podía pensar era que faltaban un par de horas para que acabaran con los deberes del día y luego podría desquitarse con él en la noche, solo debía esperar. 

Retomó su posición original, firme, con la mirada al frente y las manos tras la espalda. Zuko la volteó a ver una última vez, y tras regresar igualmente a su posición original ahora con una sonrisa en los labios lo único que podía pensar era cuánto la adoraba. 

Quédate conmigo [SIN TERMINAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora