Zuko se encontraba terminando de lavar los trastos de la cena que acababan de tener mientras que Suki estaba se encontraba sentada nuevamente en su sillón pero está vez tejiendo lo que parecía ser una manta.
El maestro terminó con su tarea del fregadero, se secó sus manos con una tolla que colgaba de la manija de una gaveta y giró sobre si para ver a su novia.
Esta estaba bastante concentrada en su actividad que no notó que su pareja la observaba hasta que habló.
-Así que después de todo aprendiste a tejer- comentó interrumpiéndola para que le dirigiera su atención.
-Las señoras del pueblo me enseñaron, al inicio solo lo hacía para matar el tiempo pero no es tan malo- contestó con una sonrisa mientras seguía con la mirada los movimientos del maestro hasta que este se sentó en un silla baja y se acercó a ella.
Le hizo una seña de que alzará su pies y se los acercara, ella lo obedeció. Zuko los tomó y comenzó a masajearlos ligeramente para relajarlos, después de todo otro de los típicos síntomas del embarazo que repercudían en Suki era la hinchazón de los pies y su novio lo sabía.
-¿Entonces dejaron de chismear sobre ti?- le preguntó mientras comenzaba su tarea.
-Les fue difícil seguir haciéndolo después de que les conté mi gran historia, fue bastante creíble- les contestó con tono burlón mientras lo veía.
-Cierto, ya no hablamos de eso ¿qué les terminaste contando?- curioseó su novio. Ella soltó una pequeña risita y se dispuso a responder.
-Pues si crees que fue una mentira no lo fue, bueno no del todo- hizo una pausa para ver la reacción de él- Les dije que efectivamente estaba embarazada y que mi pareja trabajaba en el Palacio Real en la capital y que cada que podía venía a verme pero que yo no vivía con él ya que no teníamos tanto dinero.
Zuko solo rió un poco al escuchar tal excusa.
-Bueno es una mentira pero al mismo tiempo no, de cierta forma- ella sonrió alegre de regreso y decidió volver a su tejido mientras se dejaba consentir por su novio y conversaban de otras cosas.
--
Había pasado casi mes y medio desde que Suki vivía en Hira'a, el pueblo natal de la madre de Zuko que se encontraba un tanto lejos de la capital.
La idea y plan de separarse había venido de parte de Suki y complementada por Zuko, y aunque a el maestro no le agradaba la idea de dejar sola a su amada no había de otra si es que no querían causar problemas más fuertes.
Planearon a detalle su plan y dieron la excusa de que Suki se iría por un par de meses tanto a Yu Dao como a CraneFish Town para brindar apoyo a la seguridad por parte de la Nación del Fuego, y que ella de todas las demás guerreras Kyoshi fue elegida debido a que vería a los demás integrantes del Equipo Avatar.
Todo era claro, una gran mentira.
En cuanto a Zuko, él no debía dar muchas explicaciones de a donde iba, aunque varias veces dijera que iría a alguna de esas dos ciudades ya sea solo de visita o para ayudar pero siempre decía que quería pasar desapercibido para no crear alboroto en las comunidades y por ende iba solo.
Y durante todo ese tiempo el plan les había salido a la perfección. Nadie sospechaba de nada, y mucho menos de algo como su situación real. Por lo que Zuko podía visitar a Suki sin tanto problema y complicaciones como querían.
--
La guerrera bostezó ligeramente cubriendo su boca y estirando su espalda.
-¿Estas cansada?- le preguntó el maestro deteniendo su masaje.
-Creo que si, ya es algo tarde- contestó ella con ojos dulces que denotaban cansancio y voz suave.
Zuko la miró enternecido. Bajó sus pies con cuidado de su regazo y se acercó para darle un tierno beso en la frente, ella solo sonrió cerrando los ojos sintiendo su amor en la acción. Se alejó un poco y la ayudó a levantarse.
Tras seguir su pequeña rutina nocturna ambos se dirigieron a la habitación para cambiar sus ropas y poder acostarse para dormir.
Zuko apagó las velas que iluminaban la habitación siendo la luz de la luna la única que quedaba ya que atravesaba las rejillas de la ventana de la habitación. Esta estaba posicionada perfectamente, podías ver el amanecer y por las noches de luna llena esta te iluminaba con toda su luz.
Ayudó a su novia a acomodarse entre las sábanas mientras la arropaba, seguidamente se dirigió al otro extremo de la cama y se recostó a su lado. Se acercaron para tener sus cuerpos más pegados y así poder sentir el calor del contrario acariciar su piel.
Entre los besos y caricias nocturnos que siempre habían tenido y se volvieron suyos se susurraban palabras de amor, sintiendo el calor del contrario sabiendo que todo eso era real y no podían estar más agradecidos con ello.
De repente el sueño los volvió a atacar, solo que esta vez a ambos así que se dispusieron a descansar. Ella se dio la vuelta para dormir sobre su costado y él la abrazó por detrás pasando una de sus brazos por su cadera para llegar a su vientre y así poder acariciarlo.
Y antes de cerrar los ojos un último susurro de amor se escapó, y finalmente pudieran descansar.
ESTÁS LEYENDO
Quédate conmigo [SIN TERMINAR]
RomanceHan pasado dos años desde los últimos acontecimientos tras el fin de la guerra de los cien años. Zuko lleva al rededor de 3 años en el poder y es resguardado por las mejores guerreras que podrían existir, las Guerreras Kyoshi, y por ende Suki. Pese...