Capítulo 1

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Fría. Debo de tener la cabeza fría en estos momentos. No puedo permitir que la rabia y el despecho se apoderen de mí, creo que ya he hecho demasiado el ridículo por una noche como para dejarme humillar aún más por toda esta situación. Todo esto es culpa de Jenna, desde un principio sabía que esto sería una muy mala idea, pero como siempre, ella usó su poder de convencimiento en mi contra. Nada de lo que está pasando esta noche parece real, comenzando por la extraña canción llamada I Fink U Freeky de Die Antwoord me parece. Es alucinante como el ritmo de una sola canción puede volver locos a todos los presentes en una habitación, haciendo que beban como si no hubiese un mañana y se restringen unos contra otros de forma salvaje. En este momento lo único que quiero es olvidarme de este maldito sentimiento de importancia por ver a mi novio... Bueno... Ex novio con su nueva adquisición. Han pasado dos semanas desde que descubrí que ese hijo de perra llamado Bryce o como yo solía decirle "el amor de mi vida" me engañó con una chica de diecisiete años, una niña de cabello corto color gris que ni siquiera ha logrado entrar a la pandilla de Las Calaveras por la larga lista de aspirantes que aún tenemos. Lo que me recuerda, tengo que impedir a toda costa que esa escuincla se convierta en uno de nosotros. Por lo pronto, he decidido que esta noche voy a embriagarme para tratar de olvidar los recuerdos de porquería que construí al lado de ese imbécil durante tres años, un tiempo que desgraciadamente no voy a poder recuperar. Sin darle más vueltas al asunto, camino hacia la mesa de plástico donde se encontraban varias botellas de todos los tamaños y cervezas acumuladas y me decido por tomar una de tequila, pensando que con eso mis problemas desaparecerán.

- Tú no quieres hacer eso- siento que alguien me arrebata la botella de las manos.

Al girar mi pesada cabeza del lado izquierdo, me doy cuenta de que una chica bajita, rubia y voluptuosa con las mejillas mega rosadas con atuendo de cuero me mira con decepción.

- Déjame en paz Jenna- refuto de mala gana, tratando que quitarle la botella.

Hoy no estaba para sermones ni mucho menos regaños, esta fue su idea, así que tendrá que atenerse a las consecuencias.

- Estás loca si crees que voy a permitir que te exhibas.

- ¿Que ese no era tu plan?

- No, mi plan era hacerle ver al idiota de tu ex de lo que se pierde- dice con claridad. -No te traje aquí para que te conviertas en la burla de todos.

Le rodeo los ojos.

- Ya lo soy Jenna.

Me duele admitirlo, pero es la verdad. Desde que Bryce me engañó con esta chica llamada Paula no he tenido otra cosa en mi vida más que miradas y chismorreos por todos lados, ya que nadie puede creer que la hija del jefe de Las Calaveras haya sido el hazme reír de su novio por cinco meses. Bryce y yo nos conocemos desde niños, nuestras familias son muy unidas, eso sin mencionar que ellos también son parte de Las Calaveras, siempre hemos estado juntos y no fue hasta la preparatoria cuando nos dimos cuenta de que estábamos enamorados, desde entonces llevábamos una relación bastante estable y es por eso por lo que no puedo creer que de repente todos esos sentimientos que decía tener por mí hayan desaparecido. Todavía recuerdo el amargo sabor de boca y la terrible estrujada en el estómago que tuve cuando vi a mi novio entrando y saliendo del cuerpo de una chica desconocida. Fue como si miles de espinas hubieran brotado de mi piel, haciendo que cada pinchazo fuera más doloroso que el otro. Lo irónico de esta situación es que Bryce nunca quiso hacerlo conmigo, él decía que su respeto hacia el jefe, mi padre, no le permitía hacerlo conmigo hasta que no estuviéramos casados, ya que esperaba poder hacer las cosas correctamente. «Pffff, maldito idiota.» suelta mi conciencia. Lo peor de enterarte que tu novio te fue infiel es darte cuenta de lo mucho que en realidad significabas para él, no hay peor momento que aquel donde la venda de tus ojos cae finalmente y lo único que recibes es una oleada de odio, rencor, tristeza y frustración. Bryce Decker era el tipo de todas, alto, guapo, moreno, de ojos marrón y cabello largo que hacía juego con su aspecto de motociclista, un chico que prácticamente podía derretirte con su mirada si así lo deseaba. Es divertido como un sentimiento tan puro como el cariño puede transformarse en algo tan desagradable como el odio.

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