- ¡Esto debe de ser una maldita broma Tatum!- reclama mi madre. -¡¿Acaso tienes idea de lo que hiciste?!
- ¿Pero qué es todo este escándalo?- mi abuela y Jared bajaron las escaleras apresuradamente.
- Mamá ¿Qué estás haciendo aquí?- preguntó mi padre.
- En cuanto ustedes se fueron la abuela envió a todos a su casa y terminó con la fiesta- responde Jared divertido.
Casi olvido por completo el asunto de la fiesta de cumpleaños, se supone que mis padres y los miembros del círculo interno de Las Calaveras estaban festejando el cumpleaños de mi abuela, pero no sé qué habrá pasado para que ellos salieran de ahí y se reunieran con nosotros en la bodega.
Fue un poco divertido ver a mi abuela bajar tan deprisa de las escaleras en pijama de lana color roba y a mi hermano con unos shorts de Superman. Hay veces que Jared puede ser tan infantil.
- Entonces- insiste mi abuela. -¿Qué son todos esos gritos?
Mis padres se miraron entre si mientras que yo me escondía al agachar la cabeza. Justo ahora me encuentro a dos fuegos, por un lado, estoy entre mis padres, quienes no dejan de lanzarme miradas como si hubiese matado a miles de gatitos, mientras que de frente se encontraban mi hermano y abuela esperando respuestas.
Puede que mi abuela esté enterada de la verdad, pero Jared no y me temo que él también me odie en cuanto se entere.
- Tate ha cometido una gran falta- dice mi padre con un tono severo.
-Ella...
- Ella metió a un Escorpión a nuestra casa, lo dejó ser parte de nuestra familia y sabrá Dios que más hizo con él.
- ¡Melissa! ¡Mamá!- exclamamos todos al unísono.
No tengo nada que decir en mi defensa porque no hay nada de lo que me arrepienta. Quizás no pensé bien las cosas cuando Novak reapareció en mi vida, admito que me dejé llevar por lo que mi corazón dictaba y que las consecuencias que mi mente me hizo considerar las dejé pasar por mi egoísmo. Nunca iba a estar preparada para hacerle frente a mis padres, en cualquier momento sería muy difícil explicarles que su hija se había enamorado del hijo de sus peores enemigos y el tiempo no iba a hacer que eso desapareciera.
Tal vez deba entender el motivo de tan grande enemistad y buscar una solución a ello antes de empezar una pelea con mis padres. Después de todo, el problema es entre ellos, Novak y yo no tenemos nada que ver y si podemos encontrar la manera de deshacer esta guerra entonces estoy dispuesta a arriesgarme.
- ¿Es verdad lo que dice mamá?- pregunta Jared.
- Yo...
Podía ver la decepción en sus ojos y era algo que me mataba. Habíamos prometido no mentirnos más, contarnos todo y apoyarnos siempre, pero este secreto no sólo me pertenecía a mí. La vida de Novak hubiera corrido peligro si yo hubiese abierto la boca simplemente por querer seguir siendo honesta con mi hermano. Ya estaba siendo demasiado egoísta con mi relación clandestina como para involucrar a Jared en todos mis embrollos.
- Tate, por favor dime que no es cierto.
- ¡Por supuesto que es cierto!- reitera mi madre. -Esta escuincla babosa no tiene cerebro.
- Melissa- interviene mi padre.
- ¡¿Qué Arthur?!- se queja. -Esta niña no merece nuestro respeto, no merece esta familia y sobre todo no merece ser parte de Las Calaveras.
La ira de mi madre era indudable, nada ni nadie podría detenerla en desquitar todo su odio contra mí. Lo irónico es que no me sorprende y ya ni siquiera me lástima porque sé que toda esa frustración la lleva cargando desde el día en el que nací. Creo que toda esta la mierda verbal que está soltando la ha querido decir por muchos años, pero nunca tuvo un motivo para hacerlo. Hasta ahora.
- Nada de esto estaría pasado si Dios nos hubiese bendecido con otro hombre.
- ¡Melissa! ¡Mamá!- escucho a mi padre, hermano y abuela.
No pude evitar sentir una tremenda presión en el pecho al escuchar a mi madre decir eso por primera vez en voz alta y delante de mí. Toda mi vida he escuchado tras las puertas a mis padres decir lo decepcionados que estaban por traer al mundo a una mujer, pero al menos mi padre trató de disimular su inconformidad. Yo nunca recibí malos tratos ni desamor por su parte, puede que no confiara al cien por ciento en mí para manejar los negocios de la familia, pero al menos me demostraba cariño. No fui el gran varón que hubiese querido, pero se conformó con lo que Dios le dio y aprendió a ser un padre para mí. Él ha estado en los momentos importantes de mi vida, me enseñó a conducir mi primera motocicleta y nuestra relación era bastante agradable. En cambio mi madre, siempre me hizo entender lo mucho que me aborrecía. Fue gracias a mis abuelos y hermano que pude crecer en una familia amorosa.
- Pues lo siento- digo con la mirada perdida en el piso. -Créanme que yo no pedí nacer y no fue mi intención haberles arruinado la vida.
Levanto la cara y los miro de uno por uno.
- Lamento no ser el hijo que esperaban, lamento no ser perfecta, lamento decepcionarlos con cada palabra que digo y sobre todo lamento haberme enamorado de Novak Keller- alzo la voz con cada frase.
- Tú no sabes lo que es el amor- dice mi madre fríamente al colocarse delante de mí con sus manos en cada lado de su cadera. -Además, tienes prohibido seguir viéndote con ese Escorpión. Tu deber es estar con uno de los nuestros, una Calavera.
- ¿En serio crees que puedes manipular mis sentimientos?
- Escúchame bien niñita estúpida, tú vas a hacer lo que nosotros te digamos así te guste o no.
El odio y la impotencia ardían dentro de mí. Estaba harta de ser manejada como un títere, de ser callada por todos y de no recibir el trato que me merezco. Esto ya no se trata de Novak, es sobre mí y la vida que estoy perdiendo a causa de mi madre. He renunciado a tantas cosas por ellos y ya no estoy dispuesta a seguir haciéndolo. Mi madre podrá controlar a Las Calaveras y quizás a mi padre, pero a mí no.
- Lo siento madre, no voy a permitir que me conviertas en una versión de ti- refuto. -No quiero terminar siendo una mujer amargada, triste, que nunca conoció el verdadero significado del amor y que además ha fracasado como madre y esposa.
Un golpe impactó en mi mejilla derecha, haciéndome girar el rostro hacia un lado con un tremendo ardor que se esparcía por toda mi cara. De inmediato llevo mi mano hacia mi rostro, tratando de calmar el dolor mientras volteo lentamente hacia mi madre. Ella jamás me había puesto una mano encima, sus agresiones eran más psicológicas que físicas, pero esta cachetada estuvo cargada de tantos sentimientos. Tal vez esto fue a causa del calor del momento, pero algo me dice que mi madre ha querido hacerlo desde hace mucho tiempo. No me sentí triste ni enojada, ya que una parte de mí ya se lo esperaba, aunque no deja de ser impactante el hecho que mi madre se atrevió por fin a golpearme. Todos en la habitación estaban callados y estáticos, nadie movió ni un solo músculo ni tampoco soltaron algún ruido, todos estaban a la espera de nosotras, pero cuando finalmente quedó cara a cara con ella pude notar en su mirada cierto arrepentimiento o desilusión, no sabría distinguirlo bien, aunque no creí que fuera a reaccionar así. Hice lo que pude para sostener las lágrimas en mis ojos y quedarme callada. Ya no quería más problemas, pienso que hemos tenido suficiente por esta noche.
- Tate será mejor que te vayas a tu habitación- dijo mi padre. -Sobra decir que estás castigada de por vida y que jamás volverás a tener ningún contacto con el hijo de los Keller. Esta idiotez terminó aquí.
No esperé a que alguien dijera algo en mi defensa, en cuanto mi padre dio su a conocer su decisión final, me aparté de todos y subí directo a mi habitación.
Una vez dentro, cierro la puerta y recargo mi espalda en ella, dejando caer todo mi cuerpo al piso antes de liberar todas mis emociones en forma de llanto. Me hice un ovillo al juntar mis rodillas al pecho y dejé que las lágrimas empaparan todo a su camino.
Nunca pensé que enamorarme por primera vez me fuera a traer tanto dolor a mi vida.
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Enemigos Perfectos
Teen Fiction¿Aliados o rivales? ¿Amigos o enemigos? ¿Amantes o desconocidos? Tate Brooks, una chica que se ha dedicado a ser fuerte, ruda e indomable, cree que el amor es un sentimiento vacío y sin ningún significado, pero todo eso puede cambiar cuando la vida...