Capítulo 20

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-       ¿Estás bien?- pregunto con cautela.

-       Creo que yo debería ser quien te pregunte eso.

Me sentí aliviada de saber que aún podía hablar y que el estado de shock no era tan grave como lo supuse.

-       ¿Quieres hablar de eso?

-       La verdad es que no- meto mis manos en los bolsillos traseros de mi pantalón. -Te juro que todo eso quedó en el pasado, no tienes de que preocúpate.

No quería que él se viera con la necesidad de mantenerme vigilada por si llegaba a tener un episodio como ese, lo que dije es verdad, eso quedó en el pasado y me arrepiento muchísimo de haberlo hecho. Fue una dura etapa de mi vida que logré superar gracias al apoyo de Jenna y a mis ganas por salir adelante de algo tan oscuro. No podría ni siquiera explicar cómo es que me sentía en ese entonces. Todo parecía perdido, me sentía sola y no le encontraba ningún sentido a la vida. No tenía propósitos, ni sueños, mucho menos metas, por lo que me pareció una buena idea hacerme sentir viva con el dolor. Los recuerdos de mí estando en el baño con una pequeña y delgada navaja entre los dedos siguen muy vividos, ya que no es algo que se pueda borrar tan fácilmente. Aún recuerdo la sensación que tenía cuando incrustaba aquella navaja en mi piel y como una insignificante gota de sangre se podía convertir un derrame que se expandía a lo largo de la línea marcada en mi muñeca. Pensaba que ese corte era la solución a mis problemas, que llevar una marca así era un recordatorio de cuán cerca podía estar de la muerte. Incluso me hacía sentir que yo tenía el control sobre una cosa en mi vida, aunque después todo se redujo a un solo pensamiento, el suicidio.

Hoy le doy gracias a Dios por haber puesto a Jenna en mi camino, ella me ayudó y me hizo querer ser una persona diferente, y sin importar las cosas malas que sucedieron después con Bryce, no me arrepiento de haberme dado otra oportunidad para vivir.

-       Novak, por favor, no quiero que esto afecte nada entre nosotros.

De lo único que tengo miedo ahora es de que me vea diferente y que sus sentimientos por mi cambien.

-       No quiero que pienses que voy a ser un problema o una carga para ti- balbuceo. -Yo... Yo no...

-       Oye, no- se acerca a mí y hunde sus manos en las cuencas de mi cuello. -Dijiste que ya terminaste con eso y te creo, pero sólo quiero que sepas que ahora estoy aquí para ti y si necesitas hablar con alguien...

-       Estarás para mí- concluyo por él. -Lo sé.

Me paro de patillas y deposito un beso en su mejilla derecha.

-       Gracias por todo lo que hiciste hoy- murmuro en su oído antes de regresar a mi postura y mirarlo directo a los ojos.

-       Haría lo que fuera por ti bonita- me dedica un guiño.

Sólo hace falta algo sutil como eso para hacerme sonrojar y sentir cosquillas en el estómago.

-       Lamento lo de tu reloj- agacho la cabeza.

-       No te preocupes, de todas formas yo nunca fui un chico de accesorios.

Eso era verdad, él siempre ha sido muy minimalista al igual que yo. No le gustaba llevar encima cosas extravagantes ni nada que llamara la atención y aunque nuestras familias estuviesen acostumbradas a lo contrario, nosotros preferíamos ser más simples.

-       ¿Y qué quieres hacer ahora?- levanta mi barbilla con su dedo índice.

-       Pues... Aún quiero ir a la fiesta de Jenna.

Enemigos Perfectos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora