Capítulo 9

113 10 0
                                    

Los días pasaron como hojas en el viento, sin darme cuenta ya se estaban cumpliendo dos semanas desde que Novak ganó aquella carrera, uniéndose así a Las Calaveras. Recuerdo muy bien que mi padre se sorprendió al ver a aquel chico alto con pinta de niño bueno, no podía creer que haya existido alguien en este mundo tan extraño capaz de vencer a su competitiva hija. Por poco y se desmaya ahí mismo cuando recibió la noticia, de hecho, no sabía si felicitarlo o decirle que se había ganado a una enemiga de por vida, lo cual fue divertido escuchar considerando lo que había pasado entre nosotros previo a nuestro encuentro con mis padres. Al principio fue espeluznante siquiera pensar en cruzar los caminos, puesto que cabía la posibilidad de que mi familia lo recordara, pero por suerte, Dios fue muy benévolo y escuchó nuestras súplicas. Por lo tanto, pudimos pasar la prueba de fuego cuando nadie lo reconoció. Novak era un desconocido ante los ojos de todo el mundo, pero no estábamos muy seguros de cuanto tiempo nos duraría la suerte, ambos sabíamos que en algún momento él tendría que enfrentar a sus padres y volver con Los Escorpiones, aunque ninguno de los dos estaba listo para que ese día llegara. Hemos estado disfrutando de cada día juntos, conociéndonos y recuperando la amistad que creíamos perdida. Desde la fiesta no nos hemos vuelto a besar, y no es por falta de ganas, sino que por el momento estamos es una situación desconocida, ninguno de los dos tiene muy claro qué clase de relación estamos llevando y no creo que eso se defina pronto. Las cosas entre nosotros han estado más lentas de lo normal, pero es comprensible, llevábamos doce años sin vernos, y ahora que se nos presentó este reencuentro inesperado queremos llevar las cosas con calma. Después de todo, creo que ya entendimos que ambos nos gustamos más que como amigos.

En las pasadas semanas no he sabido nada de Bryce, según mi hermano ha estado perdido con su novia por varios días y nadie sabe dónde están. Siendo sincera, no es algo que me quite el sueño, pero si me preocupa un poco el que nadie tenga noticias de ellos.Nunca me he puesto a pensar en qué sería de mi vida si Bryce ya no estuviese en ella literalmente. Pese a todas las cosas malas que sucedieron entre nosotros, yo jamás le he deseado ningún mal. Creo que cometió un gran error que me causó mucho dolor, pero como todo en esta vida, eso fue pasajero y ahora trato de concentrar toda mi energía en las cosas positivas que tengo a mi alrededor. Tengo una familia a la cual amo con todo mi corazón, pese a los momentos malos. Una amiga que prácticamente es mi cómplice en todo, un trabajo mejorado gracias a que mi padre decidió poner un poco más de confianza en mí, y a un chico que me tiene en las nubes. La verdad es que mi vida me está llevando por un camino de felicidad que yo ya creía perdido.

Dicen que la vida da muchas vueltas, y lo bueno de eso es que no sabes con qué sorpresas te recibirá.

-       Toc, toc, ¿Puedo pasar?- una voz cálida y suave me trajo de vuelta de mis pensamientos.

Todo el día he estado sentada en mi ventana leyendo Mujercitas con una taza de café helado en mano.

-       ¿Estás ocupada?- giro mi cabeza hacia Jenna quien me está esperando apoyada en la puerta.

-       No, pasa.

Normalmente me pondría como una furia si alguien interrumpiera en mi momento de relajación, pero en los últimos días he pasado más tiempo con Novak que con Jenna y de alguna forma siento que he dejado a mi mejor amiga a un lado. No es justo para ella la manera en la que la he tratado últimamente, por lo tanto, me veo en la necesidad de recompensarla.

Cierro mi libro y me reacomodo en el asiento, quedado frente a ella. Jenna no desaprovecha la oportunidad para caminar hacia mi hasta sentarse a mi lado.

-       Has estado desaparecida- dice con un tono suave.

-       Lo sé- fijo la mirada en mis manos. -Y no sabe cuanto lo siento Jenna.

Enemigos Perfectos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora