Capítulo 31

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Condujimos por cuatro largas horas en la motocicleta hasta llegar a Las Vegas y mientras recorríamos las frías y oscuras carreteras no pude evitar pensar que habíamos cometido un gran error. Todo parecía estar en nuestra contra y confieso que no pensé muy bien las cosas. Creí que nos iría bien si nos íbamos en la madrugada, pero en cuanto vi el lío en el que nos metí no me sentí tan confiada. Estaba habiendo mucho frío, prácticamente mi cuerpo se estaba helando, Novak fue muy considerado al pasarme su chaqueta, pero me sentí muy mal al aceptarla ya que él era quien se moría de frío después. Por si eso no fuera suficiente, también me di cuenta de que ambos no habíamos comido ni dormido nada. Muchas veces le insistí en que rotáramos lugares, pero él se negó. Por suerte no dormí en todo el trayecto y así pude he echarle un vistazo, asegurándome de que no se quedará dormido. Fue uno de los viajes más largos y pesados de toda mi vida, sin menciona que no fue para nada divertido. Todo el tiempo tenía en la mente a nuestras familias. No podía dejar de imaginar en lo que sucederá esta mañana y no nos encuentren. Aunque viéndolo por un lado amable, soy consciente de que ya hemos causado muchos problemas, que más da uno más.

El sol no tardó en hacer presencia, ayudándonos a iluminar el camino y hacernos sentir más cálidos. Fue bastante agotador llegar hasta aquí, pero en cuanto Novak y yo vimos los letreros tan famosos y coloridos de Las Vegas volvimos a reanimarnos. Inmediatamente pusimos en nuestro GPS para encontrar la capilla más cercana, pero por desgracia todas estaban cerradas a esta hora. Antes de irnos consultamos los horarios y nos dimos cuenta de que aún faltaba una hora y media para que abrieran, por lo que no nos quedó otra opción más que buscar un lugar para desayunar y de paso un hotel para descansar.

Por suerte, a unas cuantas cuadras de la primera capilla que vimos, pudimos encontrar un pequeño restaurante de comida rápida donde compramos dos burritos. Estaba tan bueno que pude haberme comido dos, pero no quise aprovecharme de Novak, ya tiene suficiente con haberme traído hasta aquí, así que ni quise causarle más molestias. Decidimos caminar por un rato para estirar las piernas y quitarnos lo entumecido del cuerpo, y pasando aproximadamente unas dos cuadras más de nuestro increíble restaurante, nos encontramos con un hotel sencillo que nos serviría para descansar mientras esperábamos la hora de apertura. Sin pensarlo dos veces, caminamos hacia el edificio blanco con tejado color arcilla roja y puertas verdes. Entramos a la recepción y caminamos hacia el escritorio de la recepcionista, Novak pidió una habitación y después de llenar unos papeles nos entregaron las llaves. Gracias a Dios nuestra habitación estaba en la planta baja. Justo ahora Novak y yo estamos con una enorme pesadez en nuestros cuerpos que nos hacía imposible ir más allá de un segundo piso, así que cuando recorrimos nuestro pasillo y encontramos la puerta número 9, entramos en ella y nos dejamos caer en la cama sin decir ni una sola palabra. La habitación era bastante cómoda. Había un baño simple del lado derecho de la entrada, una cómoda con un televisor por encima y una mesita de noche con una lámpara redonda color café del lado izquierdo de la cama.

Pensamos que descansar los ojos por unos cuantos minutos sería de mucha ayuda, pero el cansancio y sueño fueron más fuertes que nosotros. No me di cuenta de cuánto tiempo me quedé dormida hasta que involuntariamente mis ojos se comenzaron a abrir. Estaba un poco desorientada y me costó un poco de trabajo despejar mi estado adormilado, pero cuando recuperé mis cuatro sentidos lo primero que hice fue tomar mi teléfono de la mesita de noche.

-¡Madre mía!- exclamo sin despegar los ojos de la pantalla. -Novak despierta, hemos dormido seis horas y todavía tenemos...

Me giro hacia el lado izquierdo donde se supone estaba durmiendo Novak, pero no había nadie ahí. Me levanto de la cama, yendo hacia el cuarto de baño con la esperanza de que se encuentre ahí, pero cuanto abro la puerta no veo nada más que una regadera, un lavamanos y un inodoro. No pierdo más mi tiempo y decido llamarlo, aunque después de escuchar el timbre varias veces entendí que no contestaría. No tengo ni idea de donde se habrá metido, pero más vale que regrese lo antes posible antes que me dé un ataque.

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