Capítulo 18

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Hemos estado conduciendo por dos horas y aún no tengo ni siquiera un indicio de donde podemos estar. Mi trasero está adolorido y algo entumecido por estar sentada durante tanto tiempo en el maldito asiento de la motocicleta. Según dicen, todas la cosas buenas tardan en llegar, pero ¡Con un demonio! Esto es una locura. Más le vale a Novak parar la moto porque estoy a dos segundos de saltar yo misma.

Lo único que se veía era un camino rocoso, lleno de tierra, y un paisaje que estaba cubierto por hermosa vegetación. No soy gran admiradora de los espacios abiertos ni tampoco de la naturaleza, pero admito que este lugar tiene algo peculiarmente atractivo. Podía oler la combinación del roció del agua con la tierra, así como podía sentir la frescura del viento abrazando las partes descubiertas de mi cuerpo. Incluso con el casco puesto, había mechones de mi cabello revoloteando rebeldemente en conjunto con el aire, y es cuando me doy cuenta de que no existe sensación más apacible que está. El día estaba soleado, pero no hacía un calor extremo como normalmente los hay en Phoenix, esta tarde estaba bellísima, casi perfecta, lo cual me hizo pensar que tal vez era una buena señal para el comienzo de esta cita.

Novak condujo por lo que parecieron diez minutos más hasta que finalmente se detuvo en un pequeño matojal. Me sorprendió la elección de aparcamiento, pero dado a que nos encontramos en la mitad de la nada no debería pedir mucho. Después de todo, dudo que alguien nos robe por aquí. Literalmente está abandonado este lugar, los únicos visitantes somos nosotros y algunos cuantos pájaros que se ponen a descansar en las ramas de los árboles. Supuse que debía bajarme de la moto, así que eso fue lo que hice y Novak no tardó nada en seguirme. Ambos nos comenzamos a quitar el casco, acomodándonos el cabello al final para evitar que la estática nos estropeara el peinado. No pude evitar echarle rápidamente un ojo al chico que se encontraba parado delante de mí, parecía el sueño adolescente de cualquier chica, con esos jeans negros rasgados acompañados de una camisa tinta de manga corta, unas botas negras y su chaqueta de cuero sin ningún simbolismo de las pandillas.

Es extraño que sus padres no lo hayan obligado aun a usar la chaqueta típica de Los Escorpiones. Su símbolo, a diferencia del nuestro, era un escorpión blanco, enorme y bien definido que cubría toda la parte de la espalda. Ellos, al igual que nosotros, suelen portar su chaqueta como muestra de orgullo y representación de su pandilla, el algo prácticamente obligatorio si es que quieres seguir perteneciendo al grupo. Es un poco raro que aún no le hayan devuelto su chaqueta.

-       ¿Lista?- me saca de mis pensamientos con su pregunta.

-       Lo estaría si me dijeras en donde estamos exactamente- pongo una sonrisa forzada.

-       Buen intento, pero no te lo diré- toca la punta de mi nariz con su dedo índice. -Aún no. Prefiero enseñártelo.

Sin previo aviso, tomó mi mano y comenzó a guiarme por un estrecho camino de tierra que estaba rodeado por plantas y piedras de todos los tamaños. Me sentí un poco molesta por no haber recibido una advertencia del espacio al cual iríamos, ya que en este momento me encuentro usando tacones y un vestido estropeado por mí, pero no dejaré que mis incomodidades nos fastidien el día.

Caminamos por un buen rato, no podría decir con exactitud cuantos minutos pasaron desde que llegamos, pero mis pies ya no lo soportaban más. Creí que esto sería una buena oportunidad para reconectar con la naturaleza, que me daría la oportunidad de verle el lado positivo a las actividades al aire libre, pero sólo me estoy dando cuenta de que yo tenía razón y que no fui hecha para para esto.

-       Ammm... Novak- intentó hablar.

-       Ya casi llegamos bonita, lo prometo- responde como si hubiese leído mi mente.

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