Doce años atrás
- Ya puedes darte la vuelta- dijo la dulce y tierna voz de Tate.
Novak estaba nervioso, se había puesto lo que un niño de ocho años creía formal y había preparado un discurso que explicaba a detalle todo lo que sentía en el fondo de su corazón, pero en cuanto giró su cuerpo en dirección a la pequeña Tate, el pedazo de papel que contenía sus palabras cayó directo al suelo, al igual que su mandíbula. Ambos estaban completamente sorprendidos de verse el uno al otro, y fue justo en ese momento en el que sus corazones sintieron por primera vez un vuelco acelerado. No sabían lo que eso significaba ni tampoco porque se sentían así, pero estaban convencidos de que no podía ser nada malo.
- Te ves bellísima- halaga Novak con timidez.
- Gracias, tú también estás muy bello- añadió Tate.
Los dos niños no sabían que decir o como actuar entre tanta pena y sonrojo. Habían quedado en encontrarse por la tarde en su lugar más preciado de todo el mundo, el parque. Ese día estaba iluminado por un hermoso atardecer que rodeaba el inocente acto que ambos niños estaban a punto de cometer, incluso parecía que todos los problemas que llevaban encima habían desaparecido por arte de magia. Tan sólo eran ellos contra el resto de las personas.
Novak y Tate se colocaron en un punto medio entre el estanque lleno de patos y el enorme tronco de un roble viejo donde vivieron mayor parte de sus aventuras imaginarias. Se tomaron de las manos y dejaron que sus ojos colisionaran en una sola mirada.
- Primero tú, niña bonita- tembló un poco la voz de Novak.
Tate respiró profundamente y cerró los ojos para poder soltarlo todo, ya que sabía que si lo seguía viendo a los ojos sería incapaz de poder hablar.
- Yo, Tate Brooks, te quiero a ti, Novak Keller, para siempre- empezó a decir la niña muy segura de si misma. -Eres mi mejor amigo y la única persona con la que quiero compartir mi yogurt el resto de mis días. Es por eso que yo te acepto como mi esposo.
Fue entonces que la pequeña Tate abrió los ojos y tomó del suelo un cuchillo ancho, comenzando a tallar con dificultad en el árbol la mitad de un corazón y su inicial. Terminando de poner dicha marca, volvió a dejar el cuchillo en su lugar para retomar las manos un poco sudorosas de Novak.
- Yo, Novak Keller, te quiero a ti, mi niña bonita, para siempre- repitió las palabras de su amiga. -Eres mi mejor amiga y no me imagino como sería mi vida sin ti. Te quiero mucho y espero que esto lo lleves siempre contigo- dijo sacando de su bolsillo delantero derecho una fina cadena de plata con una pequeña tuerca dentro. -Así sabré que no importa a dónde vayas, yo siempre estaré a tu lado.
Tate esbozó una enorme sonrisa y al instante se dio media vuelta, quedando de espaldas para que Novak pudiese ponerle fácilmente la cadena.
- Y con esto te tomo como mi esposa- pasó el collar sobre su cabeza hasta llevarlo directo a su cuello y cerrar el broche.
Tate acarició ligeramente la superficie del metal frío con la yema de sus dedos e inconscientemente fue amplificando su sonrisa. Después de admirar por unos segundos más su collar de compromiso, volvió a girar y esta vez dirigió su mirada hacia la de él. Novak, orgulloso con lo que acababa de hacer, tomó el cuchillo del suelo y terminó lo que Tate había iniciado. Cerró el corazón, puso su inicial y colocó un signo de más en medio de ambas letras. Para ellos era un momento único y esto sólo demostraba cuando se querían y se preocupaban por el otro. Puede que el matrimonio haya sido otro juego de niños, pero sus sentimientos no podían ser más reales.
- ¿Juntos para siempre?- preguntó Novak cerrando el puño derecho y extendiendo su meñique.
- Juntos para siempre- respondió Tate haciendo exactamente lo mismo, sólo que ella enganchó su meñique al de él para cerrar la promesa.
Los niños se miraron directamente a los ojos, apretaban sus meñiques y poco a poco fueron dibujando una sonrisa en sus rostros. Eso fue hasta que ambos ladearon sus cabezas en direcciones contrarias y compartieron un fugaz beso. Un beso que sólo los niños inocentes comparten en la boca. Fue uno rápido y pequeño, que sirvió para hacer que el juego de la familia fuese más realista, aunque minutos después se dieron cuenta de que ese beso había sido su primero. Ambos se habían otorgado su primer beso sin intención de hacerlo realmente.
- ¡Tatum Brooks!- gritaron los líderes de Las Calaveras por el frente.
- ¡Novak Keller!- gritaron los líderes de Los Escorpiones por detrás.
Ambos niños giraron sus cuerpos correspondiendo al lugar de donde se encontraban sus padres, pero nunca soltaron sus manos.
- Prométeme que nunca me olvidaras Novak- suplico Tate con un tono triste.
- Te lo prometo niña bonita- respondió con la misma tristeza. -Tú tampoco me olvides.
- Jamás- respondió tomando la pequeña tuerca en un puño cerrado.
Sus respectivas familias se veían furiosas y fue entonces que ambos supieron que ese sería el fin de su felicidad.
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Enemigos Perfectos
Teen Fiction¿Aliados o rivales? ¿Amigos o enemigos? ¿Amantes o desconocidos? Tate Brooks, una chica que se ha dedicado a ser fuerte, ruda e indomable, cree que el amor es un sentimiento vacío y sin ningún significado, pero todo eso puede cambiar cuando la vida...