Capítulo 27

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Un sonido molesto y repetitivo retumbó en mis oídos en medio de la noche. Trate de levantarme, pero mi cabeza estaba algo aturdida y mi cuerpo se sentía más pesado de lo normal, así que opté por quedarme acostada y despejarme primero del sueño. Llevé mis manos hacia mis ojos y los froté suavemente hasta lograr abrirlos sin sentir molestia. Noté que un brazo alrededor de mi cintura y una pierna sobre las mías, no tardé mucho en recordar lo que había pasado hace unas horas y que Novak era quien dormía placenteramente al lado izquierdo. No quise despertarlo, así que me apresuré en tomar mi teléfono de la mesita de noche y apagar la alarma, pero me di cuenta de que se trataba de una llamada de Jenna.

-       ¿Podrías apagar eso?- gruñe Novak somnoliento.

-       Espera, es una llamada- digo haciéndolo a un lado.

Enrollé la sábana alrededor de mi pecho para cubrir mi desnudez antes de contestar y sentarme en la cama.

-       ¿Hola?

-       ¡Tate!- grita Jenna a través de la bocina, haciendo que apartara el teléfono de mi oreja.

-       ¿Qué pasa?- pregunto irritada.

-       Tienes que venir a la bodega abandonada ¡Ahora mismo!- exige con gran angustia en su voz. -Y trae a Novak contigo. Por favor no tardes.

Sin decir más colgó la llamada. Aparto el teléfono de mi oído, dándole un último vistazo a la pantalla para comprobar de alguna forma que todo esto no fue una broma. Escuchar a Jenna tan alterada me provocó un escalofrío por todo el cuerpo, ella no es de las chicas que alardean ni exageran con cualquier cosa. Algo muy malo debe de estar pasando para que se comporte así.

-       ¿Qué hora es?- escucho una voz débil a mi lado.

Enciendo nuevamente la pantalla.

-       Pasan de las once - respondo.

-       ¿Quién era?

-       Jenna.

Mi mirada estaba perdida en la oscuridad de la habitación, pero aun así pude percibir la mirada intensa de Novak. Sentí como se movía sin parar hasta tomar parte de la sabana y cubrirse la parte baja de su cuerpo antes de sentarse junto a mí.

-       ¿Estás bien?- sentí sus dedos acariciar mi brazo izquierdo. -¿Qué fue lo que te dijo?

-       Quiere que vayamos a la bodega abandonada- respondo en voz baja.

-        ¿A esta hora? ¿Por qué?

-       No lo sé, pero se escuchaba muy preocupada.

Estiro mi brazo hacia el lado derecho hasta que mis dedos encontraron el interruptor de mi delgada lámpara, encendiéndola al instante y revelar la angustia en mi rostro. No podía quedarme de brazos cruzados sin hacer nada,  Jenna necesitaba nuestra ayuda y no podía perder más mi tiempo, así que sin pensarlo dos veces, me levanto de la cama y me dirijo hacia el armario. Abrí las puertas precipitadamente y comencé a rebuscar en mi ropa cualquier prenda para ponerme. No me interesaba la combinación de colores en este momento ni tampoco si lo que había elegido me quedaba bien. Simplemente agarré los primeros jeans que vi y una blusa negra de manga corta. También saqué de mi cajonera ropa interior negra, la cual me puse apresuradamente antes de colocarme el resto de mi vestuario. No me molesté en mirar a Novak, yo simplemente seguí arreglándome al ponerme unas botas negras que me quedaban arriba de los muslos y terminé por hacerme un moño alto y despeinado en mi cabello. Tomé el resto de mis cosas, pero antes de lograr abrir la puerta y salir por ella, Novak sujetó mi brazo derecho.

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